No tienes nada que perder
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 20/09/2011 12:21:07
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Osar es tener el valor suficiente para enfrentarse a desafíos. Jesucristo fue un osado, un temerario para una época en que el poder era implacable para aquellos que representaban una amenaza, aunque no fuese más que en el plano de las ideas o de la fe religiosa.
Para la humanidad, el ejemplo de Cristo no ha sido en vano. Su legado iluminó una época de oscurantismo en que la verdad, antes oculta y “amordazada” en los calabozos del tiempo pretérito, se liberó para llevar una palabra de consuelo a los afligidos y desesperados.
Desde tiempos inmemoriales la osadía humana viene siendo el combustible para los grandes descubrimientos y realizaciones que impulsan el progreso mundial. Con todo, cuando la audacia se extrapola y se convierte en personalismo, sed de poder o jugarretas de intereses, los conflictos despiertan la perversidad que aún reside en el hombre, originando disputas personales, guerras y toda clase de atrocidades cometidas entre semejantes.
Desafiar las dificultades que se presentan en la trayectoria vital es inherente al ser humano. Solo progresamos cuando vencemos etapas que nos llevan hacia el crecimiento integral.
La pasividad, la falta de coraje para enfrentarse a los bretes que necesariamente trae la vida, representa una pérdida de tiempo en el sentido del progreso personal y espiritual. Ver pasar la vida como si fuésemos meros asistentes, espectadores o coadyuvantes, nos lleva a un estado de postración y desmotivación para la dinámica vital, que exige actores que asuman su verdadero papel en el escenario de la existencia.
¿Qué sería de la humanidad si no existiesen los osados en justa medida, que por sus iniciativas establecen el equilibrio natural entre lo que ha de conservarse y lo que debe ser transformado?
¿Qué sería del hombre si no existiesen revolucionarios como Jesucristo, Mahatma Gandhi, Allan Kardec, entre otros, que con sus mensajes han iluminado las tinieblas de distintas épocas, inundando de energía vital a sus seguidores para que continuasen la sembradura del amor y de la paz entre los hombres?
Por tanto, sé osado, desafía en beneficio propio y en beneficio de otros. La vida es un capítulo que ha de escribir cada individuo mediante realizaciones y conquistas que lo lleven a la sensación de felicidad y de completitud. Pero sé osado en la medida justa, sin herir, traumatizar o violentar el derecho de superar dificultades que aparezcan por el camino. En caso contrario, estaremos sujetos a las interpretaciones de la Ley de Causa y Efecto, que se refiere al proporcional retorno de nuestros actos practicados según el libre albedrío.
En muchos casos, las señales de depresión surgen porque el individuo ha dejado de osar. Algo en su vida ha ocurrido que lo ha dejado desanimado, postrado, sin coraje para continuar en la lucha por el trabajo, por el amor y por la vida.
No olvidemos que la adversidad y el infortunio son inherentes al ser humano. Todos pasamos por experiencias de pérdida durante la vida. Pero al igual que la pérdida, la capacidad de reacción también es un rasgo inherente a la naturaleza humana.
Verdaderamente, la vida es una alternancia entre pérdidas y ganancias. Cuando nacemos, recabamos la exclusiva atención materna. Cuando nace el hermano, perdemos la exclusividad afectiva de la madre. Cuando “ganamos” a la primera novia, perdemos al amigo, que también la pretendía. Después, cuando asumimos un compromiso serio con la persona amada, perdemos parte de la libertad individual de solteros. Cuando envejecemos, perdemos la juventud, pero ganamos en sabiduría.
Desafiar es preciso, pues la vida es un terreno fértil para quienes osan en la justa medida. Por tanto, crea, libera tu innato talento que se halla oculto por el miedo a ser audaz.
No tienes nada que perder, sé un copartícipe en el escenario de la vida y no solamente uno más de los que aplauden el desempeño del otro. Únete a los osados, a los intrépidos que se enfrentan a los obstáculos y adversidades y siguen adelante por la senda de su progreso.