Nosotros y la Naturaleza
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/11/2013 11:43:02
por Maria Cristina Tanajura - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Cuando tenemos la ocasión de pasar un tiempo en contacto con la Naturaleza nos cercioramos de cuánto se expresa Dios a través de ella! Es algo mágico, si estamos presentes lo más posible en tales momentos. Un claro de luna, brillante y sereno, el canto de los pájaros – suave y delicado – el perfume de los lirios y de los jazmines, de la hierba recién cortada… La pujanza de las olas rompiendo en las playas, los gratos efluvios de la brisa junto al mar… En fin, el cielo que nos rodea por todas partes – pues fluctuamos en el espacio infinito… todo tan perfectamente amoroso y bello.
Necesitamos mucho más de la Naturaleza que lo que nuestra poca comprensión nos dice. ¿Quién puede vivir sin el sol, sin el aire, sin la tierra que todo nos da?
¿Cómo una semilla puede germinar? ¿Tan pequeñita y tan llena de vida? ¿Cómo se llama la fuerza que permite ese milagro?
El aire que nos alimenta de nutrientes indispensables para nuestra supervivencia en este plano material - ¿quién lo controla? ¿Quién lo creó?
¿Hay fenómeno más bonito y misterioso que la eclosión de una flor? Linda, especial, única y que se entrega entera a la Vida, por un tiempo – el que le toca – desempeñando la función para la cual ha sido creada.
¿Quién pone en movimiento las mareas, que vienen y van, en un ritmo cadencioso e ininterrumpido? ¿Llevando hacia dónde tanta suciedad que allí vertemos, y de una forma milagrosa procesando toda esa basura? Mar Sagrado, según los hermanos mayores de la espiritualidad – que aún no conocemos y que no cuidamos adecuadamente.
¡El desarrollo de un ser, en el vientre de su madre! ¿Existe mayor milagro? ¿De dónde viene la semillita que lo engendró? Llega dotado de características genéticas familiares, pero con un espíritu único, distinto, a menudo más esclarecido que el de los padres que se han dispuesto a recibirlo en este planeta.
¡El clima, el cambio de las estaciones, las estrellas fugaces, los meteoros que se desplazan en el espacio! ¡Cuánta vida en torno a todos nosotros y en nosotros! Todo esto, ¿no es cierto que nos reporta al Amor que nos creó?
Basta sentir, por detrás de lo que se ve, la esencia de todo… presente, verdadera.
Esta es la realidad que nos envuelve: Amor puro. Éste se hace más presente cuando decidimos prestar atención a las cosas sencillas de esta vida. Al nacimiento y puesta del Sol, cada día de una forma. Al colorido perfumado de las flores, a la inspiración que nos permite alimentar todo nuestro cuerpo, a los sueños que nos hablan de otras dimensiones de realidad. A la increíble sensibilidad de los animales, que decimos irracionales. A la precocidad de los críos que nos enseñan, sin saberlo, cosas de las cuales no teníamos conocimiento.
La vida no se reduce únicamente al aspecto material; y cuando tenemos esta creencia nos sentimos muy infelices. Ella se ensancha hasta lo infinito, si nos permitimos sentir, en lugar de empeñarnos en explicarlo todo con la mente racional. La razón ha construido mucho del mundo de adelantos tecnológicos en que vivimos, pero es preciso que el corazón nos permita dar significado a cada acontecimiento, cada suspiro, cada mirada, cada pulsación, cada actitud, o viviremos de forma muy restricta, muy pobre, resecos, desnutridos - ¡aunque estemos obesos!
¡Vivir es amar! Somos Amor y necesitamos expresar nuestra esencia de la forma más verdadera posible, para justificar esta encarnación nuestra, en un momento planetario de tanta importancia.
Miremos más allá, a través de, y no sólo para… Sintamos lo que dicen los ojos, mucho más que las palabras. Recordemos constantemente que somos amados todo el tiempo, por todo a nuestro alrededor. ¡No hay soledad para el ser planetario consciente de que forma parte de un Todo, intrínsecamente! Lo queramos o no, esta es nuestra naturaleza, ¡somos esos seres inmortales intergalácticos, viviendo una experiencia muy corta en la Tierra, ante la eternidad que nos espera!
Si ensanchamos nuestro horizonte, nuestras fronteras, dejamos de entristecernos tanto con los desequilibrios de tantos hermanos que aún están dormidos y actúan como sonámbulos, hipnotizados por la ilusión de un placer material que enseguida se muestra tan efímero y sin valor.
Todo esto no es sueño, es la realidad. Puede que no se crea en ella, pero sigue siendo la realidad.
¿Vamos a intentar soñar más, soñar despiertos? ¿Vamos a propagar alegría y esperanza allá donde estemos? ¿Vamos a amar más y siempre? ¡Ciertamente nos sentiremos mucho más felices!!!
