Nuestras emociones: LA TRISTEZA
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 22/10/2014 10:11:56
por Renata Kindle - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Sabes aquellos días medio fúnebres, grises, en que nada da ánimo, nada nos motiva? No es exactamente tristeza, puede ser cansancio físico, mental, emocional… no importa, será el cansancio resultante de algún esfuerzo, de algún empeño, pero pasará con una ducha, una buena noche de sueño, una alimentación más ligera, que no sobrecargue el organismo…
Pero ¿qué es la tristeza, a fin de cuentas? La tristeza es un estado emocional, un sentimiento tan legítimo como la alegría. Ella surge dentro de nosotros por razones incontables, emergiendo y saliendo a la superficie en situaciones que no deseamos, ya sea un acontecimiento reciente o la simple evocación de algo ocurrido hace muchos años. Recuerda ¡tenemos memoria emocional!
Nuestro cuerpo responde a nuestros estados emocionales y con la tristeza no habría de ser de otro modo. Al principio, esas respuestas corporales son bien visibles: lloramos, pasamos por episodios de inapetencia, de insomnio, sensación de agobio en el pecho, dolor en la timo (localizado en el pecho, bien al centro del hueso esternón), pero los estudiosos de Lectura Corporal asocian la tristeza a los pulmones. Lo cual, para mí, forma mucho sentido. Sólo quien haya experimentado una tristeza traducida en dolor profundo sabe con cuánta dificultad circula el aire en nuestros simples actos de inspirar y espirar.
Entre tanto, la tristeza, como cualquier otro sentimiento, tiene su gracia, su belleza y su importancia. ¿Qué sería de la alegría si no estuviese la tristeza como su par opuesto? Una vida hecha solamente de alegrías, aparte de ser demasiado utópica, sería impensable, sería un desperdicio de vida, considerando que se le daría poquísimo valor. Una vida solamente de alegrías, de triunfos y victorias ¡no tendría ningún encanto!
Pero lo que mucho me asombra hoy (y a diversos profesionales de la salud) es la medicalización de la tristeza, su tratamiento como depresión. Claro que la depresión existe, es real, es patológica y debe ser tratada con seriedad; pero tristeza y depresión, si bien pueden incluso confundirse en algunos casos, realmente no se mezclan. Estar triste de vez en cuando es totalmente normal y nos obliga a una necesaria pausa para repensar nuestra vida y trazar nuevas estrategias en ella.
Al lidiar con nuestras tristezas, podemos ser muy creativos, componiendo nuevas canciones, creando un poema, en fin, descubriendo nuevos talentos en nosotros mismos - ¡estamos llenos de posibilidades!
Evidentemente los acontecimientos desgraciados no van a dejar de ocurrir, la tristeza ciertamente vendrá a visitarnos de vez en cuando, ya sea con la pérdida de un amigo, en la ruptura de una relación, en un desentendimiento con los padres, en el fracaso de aquel examen, en el viaje frustrado, en el golpe dado al coche, en la pérdida del empleo, en la muerte del perrito que llevaba quince años en la familia… pero el salto del gato, el gran secreto es saber lidiar con la tristeza en el momento en que ésta surge.
Algunas personas intentan esquivar la tristeza, forzando placeres efímeros y a menudo peligrosos. Eso no es bueno, y hasta se podrá aplacar un poquito la tristeza, pero no logrará acallar su voz. Todo lo contrario, ella será alimentada y, por tanto, ¡crecerá más fuerte y exuberante!
Otros, a su vez, buscan alivio haciendo lo que les gusta y aquí vale una lista enorme de posibilidades: cine, teatro, un helado en el paseo, un nuevo deporte, entrenarse en artes marciales, la jardinería, la tapicería, la alfarería, la llamada de teléfono a alguien que esté dispuesto a escuchar…
Otros, asimismo, van más lejos todavía que el grupo anterior, buscan libros y artículos que expliquen su estado emocional, piden cita en el psicólogo, van a acupuntura, participan en grupos terapéuticos, hacen meditación, relajamiento orientado, pero se ponen absolutamente en posición de sentir, ante todo, la tristeza con toda la fuerza con que ésta se pueda expresar. Poco a poco logran elaborar ese sentimiento y los efectos se van reduciendo paulatinamente. La persona vuelve a estar bien, se siente en su equilibrio, en su eje.
Vuelvo a hablar de la depresión como patología grave y merecedora de atención y cuidados, considerando la apatía prolongada y comprometedora que causa, llevando a la persona a un estado de abandono peligroso. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la estimativa es que en 2020 la depresión sea la segunda enfermedad más incapacitante. Siendo así, es realmente grave y merece respeto. ¡Tan grave resulta, que es causa frecuente en casos de suicidio, por tanto, hay que mantenerse alerta cuando los aparentes cuadros de tristeza se hagan muy recurrentes, e igualmente, claro, asociar otros síntomas que se presenten!
Para la depresión hay una enormidad de medicamentos, pero la psicoterapia es pieza fundamental en el tratamiento. El medicamento es una muleta, la psicoterapia es la rehabilitación. Incluso porque esas medicaciones no curarán la raíz del problema, estabilizarán durante algún tiempo, pero no devolverán el equilibrio. En las psicoterapias la persona tiene oportunidad de hacer/dejar aflorar el contenido psíquico, a fin de que sea cuidadosamente trabajado.
Sentir la tristeza con honradez, darle salida por medio de las lágrimas, por las palabras sueltas en una hoja de papel, los garabatos al azar con lápices de cera… todo es válido para que nos sintamos mejor en el momento siguiente. Pero volviendo siempre a nuestro eje, a nuestro equilibrio, pues la vida es un porvenir, un misterio que se revela todos los días. La tristeza es momentánea, es pasajera. Después de haber subido la montaña, la única opción es bajar. O también, el sol sólo se levanta hasta mediodía, en el minuto siguiente ya comienza a ponerse para ocultarse tras el horizonte. Y lo mismo ocurre con la tristeza: después de alcanzado cierto nivel de aumento, ella fatalmente empezará a disminuir.
Entonces, vive tus días de tristeza con honradez, ¡pero ten en mente que el sol nace de nuevo todas las mañanas! ¡La tristeza pasa, pero merece cariño, cuidado y atención!