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Osadía para encontrar nuevos caminos

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 21/08/2009 13:22:50


por Wilson Francisco - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Osadía, esa puede ser la clave para poder distanciarnos de las tinieblas y desvíos de la vida, para encontrar caminos que nos posibiliten jornadas felices. Digo esto porque admiro mucho la osadía de Jesús que, intrépidamente, se desplazó desde allá, de sus elevadas estancias, con toda su luminosidad, para caminar por las alamedas del mundo terreno, renaciendo en un establo, para iniciar una nueva jornada, donde consideraba posible dar al ser humano, habitante del planeta azul, posibilidades de ascenso a la Luz.

Su padre, carpintero, y su madre, una humilde pero sabia criatura. Y fue con ese origen y soporte que inició su camino, en la sencilla Nazaret, adentrándose en los templos, confrontándose con los doctores de la Ley e iluminando mentes y corazones por donde pasaba.

Hace más de treinta años yo ya respiraba esos aires de intrepidez y osadía… Conocí por esos tiempos a una joven, de manera inusitada. Yo escribía en periódicos espíritas y ella leía mis artículos, curiosa y feliz. Un día, entró en contacto conmigo y fue a visitarme, creyendo encontrar allí a un viejo jubilado.
Fue una sorpresa buena, hicimos una amistad importante, que perdura hasta hoy, aunque yo no la vea desde hace tiempo. Pues bien, ella tenía familia y un novio en Iacanga, cerca de Baurú. Un día, supe la noticia de que el muchacho había sufrido un accidente grave, de tráfico, llegando a fallecer. De inmediato viajé allá, participando en el velatorio y en todo lo demás, como amigo de la familia. Amigos y parientes míos se extrañaron de mi actitud, pero yo era así. La amistad fue siempre un valor importante, y hasta hoy me mantengo en esa postura.

El tiempo ha pasado… y en febrero de este año he tenido la oportunidad de ser obsequiado con una actitud de osadía e intrepidez. Estaba en el salón de la Escuela Paulista de Medicina, aguardando la llamada para entrar al Centro Quirúrgico, cuando Rosángela surgió frente a mí, como una estrella radiante. La conocí por Internet, estaba envuelta en un proceso de fibromialgia, hizo el Proyecto Transformación y le fue muy bien, notando mejoría acentuada. Continuó en el proceso, transformándose en una cooperadora muy inteligente y eficaz, cuidando de los casos que yo le paso.
Pues bien, yo estaba aguardando la llamada para entrar en Centro Quirúrgico cuando me deparé con aquella pareja ante mí. La enfermera dijo: él es Wilson Francisco.

Rosángela estaba allí frente a mí, como un roble adornado de luces, sonriendo y abrazándome con cariño de hermana y amiga. Su osadía fue poco común y me dejó plenamente feliz, porque se dispuso a viajar desde Belo Horizonte hasta São Paulo para darme ese voto de confianza, para establecer esa conexión fraterna de solidaridad, inolvidable.
Aún hoy traigo las marcas de su presencia y de su luz, dándome siempre fuerza y coraje para continuar esta jornada.

Por eso he dicho al comienzo que la osadía puede ser la clave a través de la cual podremos encontrar paz y salud en este planeta.
Lo digo por mí, por lo que he sentido y por lo que aprovecho de la actitud de esa amiga, y también hablo para ti, que en este momento te doblegas a tus dolores, sin abrir las ventanas de tu corazón a la vida.
Hablo para ti que pareces estar desistiendo de ti misma y de la vida, como si todo estuviese apagado y sombrío, sin cualquier vereda que recorrer.
A semejanza de Melissa Cadore, vamos al espejo, dale unos toquecitos a tu rostro, despierta las células de tu alma y haz que ellas vuelvan a brillar rescatando la belleza de tu mirada.

Vamos, niña, permite que el keroseno de la amistad de esas personas que confían en ti encienda las lamparillas de tu cerebro y te recoloque en la plataforma existencial que mereces y necesitas, para establecer nuevos y mejores caminos.
Ten osadía, sé intrépida, no te detengas, abre tu corazón y el Universo ciertamente traerá a tu alma una presencia de luz.
Yo creo en ello.

En el momento en que nos comprometemos, de hecho, con nuestros proyectos y sueños, la PROVIDENCIA también actúa. Ocurre toda clase de cosas (estamos en la red divina) para ayudarnos. Toda una cadena de eventos emana de la decisión, haciendo venir en nuestro favor todo tipo de encuentros (sincronía – Jung), de incidentes y de apoyo material “imprevistos” que nadie podría soñar que surgiese en su camino.

“Empieza todo cuanto puedas hacer, o sueñas poder hacer. La osadía trae en sí el genio, el poder y la magia”.

GOETHE.


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