Paciencia X Reforma Interior
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 09/08/2012 11:36:05
por Tania Paupitz - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Toda reforma interior comienza con un profundo y sincero deseo de cambiar. Cuando empezamos a cuestionar nuestros comportamientos y actitudes o cuando nos paramos para reflexionar que podríamos, en determinadas situaciones, haber procedido de forma diferente; cuando nos arrepentimos de aquello que hemos hecho, o entonces, cuando nos sentimos culpables y avergonzados por cualquier tipo de actitud desagradable, damos comienzo a nuestro proceso de autoconocimiento y al deseo de cambiar.
Todo proceso de autoconocimiento, por lo regular, comienza por una autocrítica constructiva, que es la capacidad de mirarnos a nosotros mismos, observando nuestros defectos y cualidades y, a partir de esto, adoptar una actitud que nos lleve a un mejoramiento interior, aunque no siempre esto es tan fácil como aparenta…
Todos los días, al despertar, la vida nos brinda situaciones que nos propician las más variadas experiencias.
Cuando nuestro nivel de conciencia está más ensanchado, no es difícil percibir que los acontecimientos que entreveran nuestra vida, tanto los positivos como los negativos, representan las enseñanzas que podemos sacar de ellos para nuestro crecimiento espiritual.
La teoría no sobrevive sin la práctica y esto me remite a una charla que proferí hace cierto tiempo en una Casa Espírita, sobre el tema Paciencia.
Antes de aquel evento yo había pasado por una fase bastante turbulenta, procurando reflexionar cómo andaba mi cuestión personal con relación a la paciencia, principalmente aquella que a mí me gustaría adquirir, la que estaba ejercitando en la actual fase de mi vida, o también aquella que yo podría obtener por medio del ejercicio pleno y constante.
No tengo la pretensión de ser ninguna perfeccionista en este apartado, sin embargo, advertí que la inseguridad todavía persistía cuando pensaba en comentar sobre un tema tan importante, pues me decía: ¿Cómo transmitir a otros el verdadero sentido de la palabra Paciencia, sin estar de hecho vivenciando esta experiencia?
No fue difícil dar inicio a mi pequeño desafío interior ante el test diario de la Paciencia: la cola en el supermercado, la cola en el Banco, la espera en el consultorio médico, las exigencias de los hijos, las críticas de la pareja, en fin, todo acabó convirtiéndose en un aprendizaje diario, ante las conquistas y victorias que se presentaban.
Pero fue en el tránsito donde encontré el mayor desafío para el test definitivo de mi paciencia.
Siempre he sido muy ansiosa y competitiva en la circulación y esto ocasionaba algunos contratiempos como: ser insultada y agredida verbalmente, ser encerrada por algún conductor encolerizado o, incluso, ser perseguida por algún machista mal resuelto…
Debido a estas situaciones, no se hace difícil concluir que con nuestras actitudes intempestivas somos nosotros quienes acabamos llevando la peor parte, y esta conclusión fue decisiva para mi cambio de actitud.
El día de la conferencia al fin llegó, y acabé recibiendo un gran regalo. La sensación de ser acogida, vivenciando la misma realidad de un auditorio que aparte de escucharme atentamente, también estaba en busca de aquello que me proponía compartir, me ocasionó una sensación de paz, de contentamiento y, principalmente, de misión cumplida. El aprendizaje mutuo volteó el referencial de la charla y esto marcó la “diferencia”.
La conclusión que saco es que para hablar sobre una cosa es preciso vivenciarla dentro de nosotros mismos, pues ¿cómo definir la paciencia si nunca hemos tenido experiencia de ella?
Hay una frase de Jan van de Snepscheut que considero muy espirituosa: “En la teoría no hay diferencia entre teoría y práctica; pero en la práctica sí la hay”.
Todo puede parecer fácil para aquel que da una charla, pero sin práctica no existe conocimiento, solo “teorías” que pueden ser fácilmente derrumbadas ante la primera crisis de impaciencia.
En la teoría la boca habla, pero en la práctica, quien habla es el corazón.
