¡Parloteo mental!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/11/2016 10:39:17
Autor Paulo Salvio Antolini
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Traducción de Teresa
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El diccionario dice sobre parlanchín: “Persona que habla constantemente, sin criterio y a veces con indiscreción. Se dice de la persona que habla mucho; hablador. Persona indiscreta”.
Pues sí, persona que habla demasiado y sin discreción. Ser discreto es también tener capacidad de discernimiento, tener prudencia.
El parloteo mental se ha convertido en una práctica que se disemina a cada día. Significa la persona que no consigue “sosegar” sus pensamientos. Su mente está en constante producción de pensamientos que, por surgir en forma de avalancha, ocurren sin criterio, sin otra base que ideas sueltas que alimentan nuevas ideas y así sucesivamente.
Al pseudo-término del raciocinio ella se ha montado un “castillo de cartas”, cree haber desvendado el misterio de la situación aparentemente pensada, pero que se deshace a los primeros cuestionamientos, sintiéndose indignada e incomprendida, pues ella de hecho ha creado el creer en lo que empleó tanto tiempo de “reflexión”.
Quieres ver: ¿cuántas veces has dicho o escuchado el “¡por favor, párate a pensar!”? Quien dijo eso está haciendo un llamamiento a la realidad, o sea, intentando traer a la otra persona a los hechos.
Miedos, ansiedades, ideas persecutorias son algunas de las razones que alimentan la aceleración mental, dificultando la verdadera condición de raciocinio sobre bases más consistentes. La dificultad de contemplar y aceptar los sucesos de la propia vida hace entonces que, a través del parloteo mental, la persona llegue a crear un “mundo paralelo”, donde pasa a vivir y a convivir con sus entonces monstruos internos.
La persona parlanchina mental a menudo manifiesta opiniones livianas e incluso ofensivas en relación a otras personas o situaciones, generando gran confusión y alimentando conflictos donde no tendrían necesariamente que existir. Suele decir “Conmigo no, yo veo a lo lejos”, como si ya supiese todo lo que va a pasar, antes incluso de cualquier señal de los acontecimientos.
Vive en constante ansiedad y agitación interna y externa, o sea, en sus actitudes también. La inseguridad personal, si bien no admitida por ella, es su compañera inseparable, pues tiene el saber inconsciente de la fragilidad de sus conclusiones. Debate bravamente por “sus ideas”, pero ya se tiene por derrotada antes incluso de comenzar. Muchas ya dicen de antemano “¡ya sé que no va a servir de nada!”.
El parloteo mental mantiene a las personas en la superficie de las situaciones, impidiéndoles una profundización mayor en el asunto, y con ello la consistencia y verdadero conocimiento sobre lo que se está tratando, y esto hace ya mucho tiempo que ha alcanzado nuestras escuelas. Las escuelas ya no están enseñando a los chicos a pensar. No son todas, pero sí una gran mayoría. Ese es un mal que no sólo aflige a las escuelas, lo cual localizaría el problema en la formación (o actuación) de los profesores, sino en todos los seguimientos, todas las profesiones. Cada vez más el mercado está recibiendo recién-formados completamente ineptos para el ejercicio de sus formaciones.
A veces me permito leer algunos comentarios hechos sobre reportajes publicados y enseguida lo dejo, pues la liviandad, el desconocimiento acerca de lo que hablan, y principalmente los errores en las formulaciones de las frases escritas, son aterradores.
Un excelente empleado operacional fue pasado a coordinador de su sector, debiendo dedicarse más a actividades de gestión del equipo que de operación con máquinas; en menos de tres meses fue despedido, pues no aceptó la vuelta a operación. Motivo: Sabía interpretar y ejecutar un proyecto como pocos, lo cual lo llevó a promoción, pero se descubrió que su forma de pensar sobre las personas era injusta y llena de prejuicios. Todo lo interpretaba a su modo, sin vínculo alguno con la realidad, y esto condujo a su despido.
En las familias, muchas personas se sienten desconsideradas por los suyos, sin percibir que el hablar demasiado y sin fundamento es lo que les hace ser desacreditadas. ¿Una de sus mayores dificultades? ¡Escuchar al prójimo!