Paz y guerra interior: ¿quién está atendiendo a eso?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/11/2012 17:03:25
por Enildes Corrêa - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
"Si quieres relajarte, sé amigo de ti mismo. Basta de odio. ¿Por qué nos odiamos sin entender? ¿Dónde está nuestro error? Si entendemos dónde estuvo nuestro error, será muy fácil entender de dónde viene la corrección."
“Entiende cómo vivir, cómo estar en armonía, cómo estar en equilibrio, cómo estar en sintonía. Una vez has entendido cómo estar en sintonía, la vida se convierte en una danza."
Kiran Kanakia
Es preocupante la onda de violencia de los días actuales, principalmente en los centros urbanos. Se constata una expectativa y una exigencia por parte de la población para que las autoridades providencien soluciones tipo fast food, como si fuesen superhéroes de los dibujos animados, que en un pase de magia pudiesen resolver los problemas y restablecer, inmediatamente, el orden un tanto amenazado.
Mientras tanto, muy pocos asumen la responsabilidad individual en la creación de una sociedad más saludable y pacífica. La conclusión a que se llega, tras un análisis del contexto actual, es que la sociedad, de forma general, está enferma. La explosión ya sin control de la violencia así como la degradación del medio ambiente revelan esa verdad, incontestable para cualquiera. Criticamos a los políticos por su falta de compromiso con la cuestión social y ambiental, con la seguridad, entre otras cosas, pero por otra parte, ellos son reflejo de esta nuestra sociedad desestructurada y carente de amor, que viene mostrando un perfil mucho más de enemiga que de amiga de la vida.
Ha habido grandes avances tecnológicos en el mundo contemporáneo, pero no han estado acompañados de una elevación en el nivel de conciencia de la humanidad. La conciencia se ha quedado atrás. Y los resultados a la vista están: odio entre las naciones, intolerancia religiosa, racismo, violencia urbana y rural, degradación del medio ambiente, corrupción política. Ejemplos no faltan…
La sociedad se compone de personas. El desequilibrio que vemos fuera es resultado del desequilibrio interno de los seres humanos que la componen. Todo en la vida es contagioso, la vibración de paz o de desarmonía de una única persona. Si queremos una sociedad pacífica, uno de los pasos fundamentales ha de darse dentro de cada persona, en la conquista de la paz interior. De esa forma, podremos crear un ambiente que favorezca la expansión de la paz en vez de la violencia.
Es muy simple y fácil ver la violencia externa, indicar culpables fuera y eximirnos de toda y cualquier responsabilidad en ese proceso. La dificultad mayor es recogernos y tener la disposición de ir hacia dentro de nosotros mismos, observar e investigar el caos interno. Desgraciadamente, casi nadie tiene interés y coraje para mirar y asumir sus desequilibrios, sus debilidades, y la violencia, en mayor o menor grado, que lleva dentro de sí, reprimida o no. Y, sin aceptar y asumir nuestro desequilibrios, se hace difícil un retorno al estado de armonía. Si yo me niego a ver mi descompás, no será posible intervenir en aquello que está fuera de aplomo. Eso tiene que ser comprendido.
El combate y la prevención respecto de la violencia habrán de tener, obligatoriamente, doble dirección, una vía externa y otra interna. No basta con solo desarmar a la población, por ejemplo. Hay que buscar reducir, también, en nivel de agresividad de los individuos y desarmarlos internamente, caso contrario, se recogen las armas hoy y las personas se armarán mañana, pues la causa del trastorno (que es interna) no ha sido resuelta.
Para sanar a la sociedad sería necesario un tratamiento en las personas a nivel mental, invertir masivamente en salud mental. En otro caso ¿cómo controlar el desequilibrio y la insania mental de las gentes, siendo que nuestra propia sociedad, tal como es, contribuye a la formación de ese cuadro? ¿Cómo y con quien queda esa parte, quizá la de más difícil solución, del problema de la violencia?
La situación actual en relación a la escalada de la violencia requiere una mirada amplia y profunda en varias direcciones por parte del poder público, de los varios segmentos de la sociedad, y también de todos nosotros, ciudadanos corrientes, empezando por comprender y abordar el tratamiento de la agresividad y la insania presentes dentro de cada uno. Esa valiosa contribución todo individuo puede y debería darse a sí mismo y también a la familia, a la sociedad y a la vida. Esa iniciativa hacia la paz está al alcance de todos.
¡Namasté!