Plantas, emisarias celestes
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/09/2010 12:45:37
por Bruno J. Gimenes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La jerarquía mayor del universo se reunió con carácter especial. Todos los miembros representantes de los sistemas solares habían sido convocados y, allí se encontraron. El tema principal: había un desequilibrio en el sistema, era preciso hacer algo. Siendo así, el Gran Dirigente de los Mundos empezó a hablar, conduciendo la reunión y exponiendo la problemática a todos los representantes. La atención era grande debido a que se estaban contabilizando muchos sucesos negativos.
Fue cuando Él empezó a exponer:
“Hay un gran desequilibrio en nuestro sistema, las almas impuras ya no encuentran condiciones adecuadas para evolucionar conforme a sus necesidades, ya no son capaces de aprender en el sistema actual y, por eso, hemos de entrar en acción de inmediato para contornar esa falta de armonía. Esas almas no encuentran compatibilidad con el nivel de consciencia de nuestros planetas, por tanto, no tienen enseñanza en la dimensión de sus carencias, no están siendo educadas como deberían. Tenemos que desarrollar una escuela especial, adaptada a esas almas aún imperfectas, un planeta en el cual puedan aprender a curar esas emociones conflictivas presentes en sus personalidades. En ese planeta-escuela reuniremos a todas esas consciencias en evolución”.
A partir de aquel día, de aquella reunión, todo el consejo decidió empezar la construcción y preparación energética de aquel nuevo planeta, apodado planeta-escuela, resistente y adaptable al nivel de consciencia de las almas que habrían de ser enviadas allí. Fue cuando, en ese estudio y planificación, se dieron cuenta de la gravedad de la cosa, porque en un único planeta estarían reunidas miles de almas con los mismos desafíos de curar las llagas del alma como el egoísmo y el miedo. Todo se presentaba como un gran desafío, la carga era pesada, la tarea ardua, lo cual, probablemente, instalaría un verdadero caos en aquella escuela de almas.
Ante tal desafío, no le restó otra opción al Dirigente de los Mundos sino echar mano de sus mejores y más confiables misioneros, todo para garantizar el mantenimiento de la armonía del proyecto que se iniciaba. Habiendo terminado la planificación, empezó la construcción.
Con un soplo divino, plasmó el cuerpo físico del planeta. Más tarde, emanó llamaradas de fuego, hizo soplar los vientos durante largos días, provocó tormentas y lluvias torrenciales. El tiempo pasó, un bello día nació con el sol más lindo que se ha visto nunca y así se hizo el Reino Vegetal, enviado del Gran Comandante de los Mundos. Presentes en todas partes, emisarios celestes de todos los tamaños, perfumes y tonos, plenos de capacidad para almacenar la luz divina.
¡Ahora sí! La casa de los hombres estaba lista para iniciar la larga misión de recuperar la condición de ángeles en las almas a través de la educación y equilibrio de los pensamientos y las emociones.
Las plantas son verdaderos extraterrestres, han venido de otras esferas, de planos superiores, enviadas de Dios para recordarnos todos los días que podemos ser siempre mejores. Ilimitadas en su potencial, proporcionan alimentos para el alma, para el cuerpo, y calman los instintos primitivos de la naturaleza humana.