Poner la otra mejilla
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/05/2015 10:29:40
por Wilson Francisco - [email protected]
Aparentemente, es una actitud que escapa a las costumbres sociales y que puede representar fragilidad e incentivo al miedo. El Maestro Jesús, que siempre enseñó coraje, inteligencia y amor, no hubiera podido hacer apología del miedo.
La lectura que hago para esta frase “Poner la otra mejilla” significa que siempre te fijes en la “otra cara” de las cosas. Percibe lo que la otra persona está diciendo o haciendo; o lo que un acontecimiento/enfermedad/accidente quiere indicar para ti y tu vida.
Pon la otra mejilla, tú tienes recursos de inteligencia y amor y puedes escuchar una palabra ofensiva, reciclarla y devolverla en una actitud de silencio/paz o incluso una respuesta diferente.
La envidia ¿es una acción ofensiva/peligrosa/ agresiva? No siempre.
Yo procuro poner la otra mejilla cuando percibo/noto ese tipo de energía.
Me gusta cuando me envidian. Significa que algo bueno tengo. Alguien quiere tener algo que yo tengo o ser lo que yo soy. Eso me anima a seguir mi camino y a ser mejor.
¡La crítica de un enemigo puede ser mucho más útil que la mano de un amigo que nos aplaude!
Ellos, los que juzgan, nos instigan a mejorar actitudes; los que nos aman se ablandan, cuando observan nuestros actos insensatos. El enemigo no, él acusa y es implacable. Duele, claro, estar en el paredón frente a una artillería pesada.
Sin embargo, es en ese instante cuando nos movilizamos y buscamos fuerzas para transformar aquel huracán en oportunidad, para con la escoba de la voluntad y del perdón, limpiar el patio de nuestra casa mental.
Ten el valor de pensar y actuar de manera diferente, mostrándote a ti mismo y a los demás la otra mejilla! Otra manera de ser.
Es interesante comprender que el otro, el que está allí con el dedo señalándote, puede ser tu maestro. ¡Y tú el discípulo que está listo para la lección!
Yo charlaba con Renata, ella atiende a su tía, que vive el drama de un cáncer severo. La mujer desequilibra a quien la apoya, con actitudes de desdén y agresividad.
Dice mi amiga: “¡A veces me pone al límite! Amo a mi tía, y ella pisotea sobre lo que digo, parece no querer vivir”.
Le explico que eso es ciertamente así, ella no quiere una vida llena de dolor ni tampoco sufrir la despiadada quimioterapia que la consume día a día, deshaciendo sus sueños, sus cabellos y su identidad. Ella se está perdiendo, siente languidecer su existencia, y a semejanza del alpinista que cae, se va agarrando a lo que aparece, arrancando hojas, lianas, sangrando y desangrándose.
Muéstrale otra mejilla, una cara diferente. En lugar de sólo instruir/indicar caminos para un futuro que puede no existir, recoge en las conchas del amor que existen en tu corazón el agua fresca del “oír sin hablar” y recíclalo.
Devuélvele una simple sonrisa, una lágrima o un “eso es, tía, todo está mal y es difícil” y libera al Universo tuyo toda aquella energía que ella te ha enviado.
Si quieres, haz el Ho'oponopono, es bueno. Contémplala con cariño y dile con el corazón, sin palabras, como hacen los Kogis: “lo siento mucho, te amo, te doy las gracias, te perdono”.
A ella le gustó la sugerencia. Es otra mejilla, una forma diferente de reaccionar.
Uno de estos días, en el Arena Corinthians, vi una escena insólita. Un jugador del Danubio insultó a Elías, y el atleta brasileño le devolvió un saludo respetuoso, al final del partido.
¡Estamos, realmente, en la Era de Acuario! Un amigo ha dicho que el planeta Tierra está bajo observación de los Ingenieros Siderales, debido al exceso de crímenes, corrupciones y actitudes delictivas que afectan a la vida humana.
Observando la actitud de personas como Renata y Elías, estoy seguro de que vamos a atravesar el ojo del huracán que amenaza con incendiar las mentes y almas humanas. ¡Y el Planeta Azul será protegido frente a las fuerzas del Mal!
Tú puedes integrar ese Universo de seres diferentes, actuando en favor del Bien. Siéntete importante/especial.
Observa este texto de Albert Einstein.
“El ser humano vivencia sus pensamientos y sentimientos como si fuese separado del resto del Universo.
Es una ilusión. Y esa ilusión es una prisión que nos restringe. Nuestra tarea es librarnos de esa prisión, ensanchando nuestro círculo de compasión para abarcar a todos los seres y a toda la naturaleza”.
¡Pon la otra mejilla! ¡Crea en ti actitudes de inteligencia y amor. ¡Sé protagonista de acontecimientos extraordinarios!
Dos niños charlaban y jugaban, mientras un hombre los observaba. En determinado momento, uno de ellos se acercó a una hoguera casi extinguida y con dos palitos movió una brasa aún incandescente. Se volvió hacia su amigo y dijo: quiero que lleves esta brasa a otro lugar.
El otro niño lo miró... y se quedó pensando. El hombre, observador, también se quedó mirando, para ver qué haría el niño con aquella situación que se presentaba como una posibilidad de dolor, de sufrimiento.
Entonces, para sorpresa del hombre, el otro niño tomó de la hoguera un poco de ceniza ya refrescada, puso cierta cantidad en la palma de la mana y dijo cariñosamente al amigo: vamos, pon la brasa aquí en mi mano. Y siguieron los dos por el camino.
¡En vez de pagar con la misma moneda, inventa otros instrumentos, y actúa con amor!