Poner la otra mejilla
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 05/04/2016 18:04:21
Traducción de Teresa - [email protected]
Autor Tony - [email protected]
La bondad humana molesta. Siempre habrá quienes consideren absurdo poner la otra mejilla. Pero poner la otra mejilla no significa agradecer inmensamente cuando alguien te da un pisotón en el pie, con o sin callo. Poner la otra mejilla significa callar al encontrar la ocasión para humillar, pasar por alto al encontrar la ocasión para castigar, dar una nueva oportunidad incluso cuando la "última oportunidad" ya ha sido dada diversas veces, esforzarse por perdonar cuando la actitud nos hiere mortalmente en lo más íntimo, abrir mano de echar en cara a la persona una verdad que sólo la humillaría, en fin. encontraremos muchos ejemplos de la práctica de poner la otra mejilla, sin que con ello tengamos necesariamente que perder el respeto hacia nosotros mismos. Y muchas de esas prácticas son silenciosas, por lo cual siempre habrá algunos que, percibiendo tales actitudes en alguien, las consideren signos de debilidad. Nunca se darán cuenta de que la explosión incondicional es siempre señal de derrota interior, y que aquel que gobierna su destino deseando todo el tiempo hacer ver "quién manda aquí", en realidad sólo demuestra que aún necesitará pasar mucho tiempo en la escuela del maestro dolor, hasta que comprenda que la vida es un intercambio en que invariablemente recibimos de vuelta lo que damos.
Obviamente siempre habrá aquellos que deseen "abusar de la buena voluntad" de quien demuestra bondad, y pocas serán las veces en que no lo hagan; esto hará crecer la indignación en los corazones de los que presencien ese acto. Pero esto también es un error, pues no es preciso permitir que abusen. Controlar las situaciones haciendo que los demás piensen que son ellos quienes las controlan es mucho más que un arte: es caridad para con aquellos que aún están muy apegados al orgullo y a la prepotencia, y definitivamente, manifestación plena de una sensibilidad que sabe administrar. Poner la otra mejilla, sin embargo, agradeciendo a los que te abofetean y encima preguntando si desean abofetearte en alguna otra parte, es un error. Es "bueno ser bueno", pero es indispensable asimismo ser firme, y cuando fuese necesario, aplicar la fuerza (moral) para atajar abusos fuera de lugar.
Hay una leyenda hindú que lo ejemplifica muy bien, llamada "La Serpiente y el Santo", que dice más o menos esto:
"Cuentan las tradiciones populares de la India que existía una serpiente venenosa en cierto campo. Nadie se aventuraba a pasar por allí, temerosos de ser atacados por ella. Pero un santo hombre, al servicio de Dios, buscó ir a aquella región, más confiado en el Señor que en sí mismo. La serpiente lo atacó, sin el menor respeto. No obstante, él la dominó con su mirada serena, y le dijo:
- Hermana, está en la ley que no hagamos daño a nadie.
La víbora se recogió, avergonzada. Continuó el sabio su camino y la serpiente se modificó completamente. Buscó los lugares habitados por el hombre, como deseando reparar sus antiguos delitos. Se mostró integralmente pacífica, pero desde entonces, empezaron a abusar de ella. Cuando advirtieron su absoluta sumisión, hombres, mujeres y niños le tiraban piedras. La infeliz se retiró a su madriguera, desalentada. Vivía afligida, medrosa, desanimada. He aquí, sin embargo, que el santo volvió por el mismo camino y deliberó visitarla. Se asombró, observando semejante ruina. La serpiente entonces le contó la amarga historia. Deseaba ser buena, afable y cariñosa, pero las gentes la perseguían y apedreaban. Después de escucharla, el sabio se puso a pensar y contestó:
- Pero, hermana, has caído en un error. Te aconsejé no morder a nadie, no cometer asesinatos ni entablar persecuciones, pero no te dije que evitases asustar a los malos. No ataques a las criaturas de Dios, hermanas nuestras en el mismo camino de la vida, pero defiende tu cooperación en la obra del Señor. No muerdas, no hagas daño, pero es preciso mantener el perverso a distancia, mostrándole tus dientes y emitiendo tus silbidos." (Del libro "LOS MENSAJEROS", cap. 20 - André Luiz (Espíritu). Psicografiado por el médium Francisco Cândido Xavier).
Por eso, sí debemos ser humildes, mansos y serenos, pero igualmente determinados, firmes y convictos. No debemos confundir las cosas. Ser bueno no significa ser blanco de maldades.
Cuando el otro sea instrumento de perversidad que amenaza el equilibrio íntimo indispensable para la tarea del amor, es necesario sacar las garras, presentar las armas, montar la guardia y se preciso fuese, incluso disparar a lo alto, de forma que el otro entienda que para todo hay límites que deben ser respetados. Aun así, y limitándonos a lo necesario para el mantenimiento del orden, siempre habrá aquellos que sostengan que lo mejor es imponer respeto por la fuerza destructora, por la punición indiscriminada y por la conducción con mano, pies, brazos y piernas de hierro. Aunque esta regla sólo vale cuando ellos están libres de ser el blanco. Pero como dice el Salmo 36 (37 en ciertas versiones): "No te irrites con los que hacen el mal, ni envidies a los que practican la iniquidad (...)".
