Por favor, no tiréis perlas al fango
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:14
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Está claro que modifiqué un poco esa frase, pero vosotros sabéis de qué estoy hablando. Vivimos actualmente una situación que, si no es terrorífica, llega a ser surrealista, y no deja nada que desear a una bella tragedia griega.
Hacia donde quiera que volvamos la mirada, lo tenemos delante: abandono de lo público, malversación del dinero público, huelgas en salud, en educación. Colas y más colas en todas partes; nuestra población, que carece de todo y que debería, al menos, tener lo básico: salud, educación, vivienda, trabajo. En los medios de comunicación, falsos Quijotes se alimentan de las desgracias ajenas y se arbolan en defensores de la moral y de las buenas costumbres, pero lo que de verdad quieren es sorberles la sangre como en un ritual vampírico.
Y así vamos contemplando a diputados, senadores y gobernantes a voz en grito, jurando inocencia o dando golpes en el pecho asumiendo el "mea culpa, mea maxima culpa". Lobos disfrazados de corderos, sepulcros blanqueados. Caminamos indignados por la retórica de los falsos intelectuales, que pregonan sistemas políticos fallidos que nunca han resultado buenos en ningún lugar del planeta, tratando de que retrocedamos y caminemos a contramano de la historia, teniendo por objetivo, claro está, sus intereses personales. Quieren meternos gaznate abajo el arte trash de los mediocres, que a toda costa se resisten a desaparecer de la pequeña pantalla, que se someten a humillaciones, poniendo en la bandeja sus vidas, en las revistas de chismorreos, los Gran Hermano, los programas con auditorio, como manjar para personas también mediocres.
¿Qué estamos haciendo? Pensad. Reflexionad. Cuestionaos. Cada vez que incentivamos el mal gusto, cada vez que aplaudimos lo ordinario, que valoramos la vulgaridad. ¡estamos tirando perlas al fango! Y ¿hasta cuándo habremos de perder nuestro precioso tiempo, nuestra preciosa vida, alimentando cerdos? Alimentando a los que se aprovechan de nuestra buena fe, a oportunistas de nuestra ingenuidad. ¿Hasta cuándo vamos a permitir que hagan esto con nuestros valores?
¡Actitud! Quizá sea esta la palabra. La actitud de no callarnos ante los galanes y galanas estereotipados que los escritores de telenovelas pretenden hacernos creer que son realidad. Actitud de no asistir a porquerías como los te he pillado. No soy moralista, pero ¿qué aporta a tu vida contemplar programas con gente maleducada que se cree graciosa, que se traviste, que imita (y dicho sea de paso, muy mal) programas de descargo? ¡Cuánta basura, cuánta porquería y cuánta mediocridad!
¡Actitud! Para no nivelar nuestra vida por abajo, para no hacer de nuestra vida un escaparate lleno de cosas ordinarias. Actitud para poder discernir sobre el discurso del político que se sirve de la buena fe de las personas sencillas para ocultar su real propósito de permanecer en el poder.
El libre albedrío lo permite todo. A ti corresponde elegir con quién vas a andar, a quién vas a creer, pero yo te digo: si puedes, evita a las personas pesimistas, personas que nada aportan a tu vida, personas que hablan demasiado, que envidian demasiado, personas incrédulas, vacías, curiosas con lo ajeno, pequeñas, que no miran a los ojos, que saludan sin firmeza en la mano, que hablan mal de todo y de todos, que te dejan por los suelos, que protestan por todo, que lo saben todo, que siempre lo hacen mejor que tú, que se consideran mejores que tú, que siempre empiezan las frases por la primera persona del singular, que no saben escuchar, que solo hablan de sí mismas, que solo tienen ojos para sus propias cosas, que solo hablan de sus propios hijos, de sus propios problemas, que desdeñan lo que tú haces.
En fin, ¡dejemos de tirar perlas al fango!
Mucha paz.
Nelson Sganzerla