¿Por qué algunas personas consumen drogas?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/02/2012 15:57:39
por Mauro Kwitko - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Somos un Espíritu encarnado, de nuevo en este planeta, como tantas veces ya, y somos representados por una ‘persona’ temporal, en un ciclo milenario de encarnaciones y desencarnaciones, para aprender a curar el egoísmo. Y el egoísmo es creer que somos nuestra ‘persona’ actual y sus rótulos. Acordarnos de que somos un Espíritu encarnado, en una “cáscara” temporal nos hace entonces ser capaces de percibir lo que nuestro Ego (‘persona’) nos pide y lo que nuestro Yo Superior anhela. El concepto reencarnacionista trae el sentido de la vida, la responsabilidad para con nuestra encarnación, la meta a alcanzar y cómo podemos cumplir nuestra misión pre-reencarnatoria aquí en la Tierra. Nuestra ‘persona’ es muy egoísta, egocéntrica, solo dice “Yo”, “Mío” y “Mía”; mientras que nuestro Yo Superior es altruista, caritativo, y dice “Nosotros”, “Nuestro” y “Nuestra”.
Contrariando la propuesta de purificación, que es la meta del ciclo de reencarnaciones, el consumo de tabaco, bebidas alcohólicas, cannabis, cocaína, crack y otras cosas creadas por la sociedad humana, puede representar:
1. Una postura egoica frente a la vida que no condice con el deseo de nuestro Yo Superior: es el Ego al mando, aquella parte de nosotros que dice “yo”, “yo”, “yo”…
2. Sentimientos negativos de nuestra ‘persona’ en relación a los padres u otras personas: es la visión equivocada de nuestra ‘persona’ que, en Psicoterapia Reencarnacionista denominamos “versión persona”. Ésta debe ser sustituida por la “Versión Espíritu”.
3. Sentimientos negativos de nuestra ‘persona’ en relación a la sociedad y al mundo: es la postura de víctima, uno de los mayores errores de quien ha olvidado que ha pedido (y necesitado) su infancia y pide (necesita) los acontecimientos de su vida. Todo está basado en las leyes Divinas: la del Retorno, la del Merecimiento y la de la Necesidad.
4. Una actitud egoísta basada en el placer y el recreo, siguiendo el ejemplo de la sociedad materialista en que estamos inmersos: es la puerilidad o la adolescencia espiritual de la mayor parte de las personas aquí en la Tierra, contrastando con la madurez espiritual de los Maestros encarnados, que dicen “nosotros”, “nosotros”, “nosotros”…
5. Dificultades de Espíritus más sensibles, lo cual les hace querer ausentarse, no comprometerse con la vida terrena: son Espíritus más antiguos, que no soportan vivir aquí, un lugar muy denso y pesado.
6. Búsqueda de trascendencia por medios artificiales, confundiendo elevación espiritual con “viajes” artificiales: es el deseo de huir, de viajar, artificialmente, externamente, en vez de buscar lo mismo por la vía adecuada, interiormente, con foco, disciplina y atención.
7. Repetición de un patrón autodestructivo de otras encarnaciones, o sea, continuar en el error: son las personas que vienen, desde hace muchas encarnaciones, repitiendo el mismo patrón de bebida, de drogas. Esto puede apreciarse en las “Sesiones de telón”, que es como llamamos a las Regresiones.
8. Acción perjudicial de Espíritus desencarnados, los llamados Espíritus obsesores, sobre todos nosotros: son las voces, las apariciones, la voluntad y deseos de hacer cosas perjudiciales, sabiendo que son un error, pero así y todo, se hacen…
Cada uno de estos aspectos ha de ser abordado desde el punto de vista reencarnacionista/espiritual, en consultorio y en Centros Espíritas. Estamos encarnados aquí en la Tierra, en una sociedad egoica, ilusoria, materialista, con la finalidad de aprender a amar realmente y a liberarnos de nuestro infantilismo egocéntrico. Comprender todo esto nos hace capaces de establecer valores reales y profundos para nuestra vida, alineados con el bien común, y percibir lo ilusorio y superficial de los valores ofrecidos por los mensajes cotidianos que se dirigen a nuestras ‘personas’. El gran error de la mayoría de nosotros es creer que somos nuestra ‘persona’, en nuestros rótulos actuales, cuando somos Espíritus encarnados en situaciones basadas en la Ley de Causa y Efecto (Ley del Karma). El consumo de sustancias, lícitas o ilícitas se origina, por lo regular, por un mensaje ilusorio de nuestro Ego, discípulo muy desobediente; y el enfoque reencarnacionista puede ayudarnos a pasar el mando de los actos de nuestra ‘persona’ a nuestro Maestro Interior.
Somos Espíritus eternos en busca de más evolución espiritual y concienciarnos de esto nos hace ser capaces de distinguir lo verdadero de lo ilusorio, lo útil de lo perjudicial para nuestra purificación, lo que satisface a nuestro Ego pero no beneficia a nuestro Espíritu, y lo que retrasa o bloquea nuestra elevación espiritual. Nuestro Ego, que es el representante de nuestra ‘persona’ actual, tiende a prendernos en los enredos de la encarnación, a aprisionarnos aquí, mientras que nuestro Yo Superior quiere liberarnos de esa condición y conducirnos a sintonizar con niveles superiores espirituales. El consumo de esas sustancias puede representar un anhelo del Ego, una búsqueda de liberación ilusoria, una vía de escape de los problemas o fastidios de la vida, o bien una postura autodestructiva, y puede constituir, por ende, una traba a la búsqueda de la evolución para nuestro Espíritu.
Lidiando con la Reencarnación no utilizamos la terminología habitual de “drogas”, “drogadicción”, “drogadicto”, “vicio” y otros, y sí la cuestión básica, para aprovechar espiritualmente una encarnación, el percibir quién está al mando de nuestra vida: ¿nuestro Ego o nuestro Yo Superior? Nuestro Ego, debido a su visión limitada, horizontal, frecuentemente se prende a resentimientos y rencores, basado en la historia temporal de nuestra ‘persona’, mientras que nuestro Yo Superior, por su visión panorámica, conoce la historia verdadera: la de nuestro Espíritu.
Nuestro Ego fácilmente se deja iludir por los mensajes de una sociedad egoísta, materialista, hipócrita y superficial, mientras que nuestro Yo Superior mira las cosas desde arriba y sabe distinguir lo verdadero de lo ilusorio. Nuestra ‘persona’ cree en sus rótulos y conoce su historia únicamente desde la infancia, mientras que nuestro Espíritu está al corriente de la historia verdadera, de miles y miles de años, sabe para qué hemos reencarnado, qué es lo que debemos hacer y cómo podemos realmente aprovechar una encarnación.
Podemos ayudarnos, como también a los consumidores de sustancias, a liberarnos del comando de los Egos, a trascender nuestra ‘persona’ y a aliarnos verdaderamente con nuestro Espíritu, acercándonos más a nuestro Yo Superior y a nuestros Mentores Espirituales, consumando con más competencia la evolución espiritual. Y eso significa conseguir superar el nivel todavía adolescente de la humanidad, bajo el dominio del chakra umbilical, hacia un nivel espiritual adulto, bajo el dominio del chakra cardíaco.Es el ascenso de los deseos y de las necesidades personales hacia el Amor, el cambio del enfoque en el “yo” para el “nosotros” y la comprensión de que, ante Dios, los demás son tan importantes como yo. Un día, más adelante en la evolución espiritual, se llega al punto de descubrir que los demás son más importantes, pero eso es más adelante…