¿Por qué buscamos tanto los tales consejos para relacionarse?
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 27/05/2011 13:21:15
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
El otro día, conversando con un grupo de amigas, dije que creía que nuestras relaciones podrían ser mucho más maduras y sufriríamos mucho menos si aprendiésemos, desde temprano, no solo en casa, sino también el la escuela, a como crear dinámicas y comportamientos más coherentes y más conscientes.
Inmediatamente fui criticada. La autora de la crítica argumentó que sentimientos no pueden ser enseñados y que el amor perdería la gracia si fuese teorizado en una disciplina escolar.
Intente explicar: no se trata de enseñar sentimientos, y si, de usar toda la historia de la humanidad para comprenderlos, para percibir y admitir nuestras creencias limitantes, además de valores y éticas que tienen que ver con nuestra cultura, y que no siempre son compatibles con lo que deseamos para nuestras vidas. En fin, una disciplina con consejos para relacionarse, hablando en la jerga popular.
Claro que seria basado en investigaciones y estadísticas, bien como en las culturas y en diversos autores y estudiosos en el asunto, al final, no podemos aprender nada consistente que sea a base de suposiciones. Aunque debamos admitir que el conocimiento de cada uno, bien como sus experiencias, pueden contribuir significativamente al crecimiento de todos.
Y el hecho es que cada vez más la idea me queda reforzada. Basta que observemos como tenemos la necesidad de buscar los tales consejos para relacionarse. ¡Claro! ¡Muy natural! Es muy bueno que hagamos eso inclusive! ¡Felizmente, tenemos sed de evolución, madurez y felicidad! Qué sería de nuestra inteligencia afectiva si no fuese por las personas interesadas en comprender el complejo universo humano y, especialmente, de los sentimientos y las relaciones? Por eso, felicitaciones a quien no desiste, a pesar de las críticas! A pesar de los escépticos…
La razón de que, muchas veces, nos sintamos tan perdidos y confusos en las relaciones, en las amorosas principalmente, es que poquísimos recibieron un norte, una dirección. ¡La mayoría nunca oyó hablar sobre como lidiar con sentimientos como celos e inseguridad de un modo saludable! Por el contrario, nos enseñaron que lo correcto es hacer jueguitos en vez de hablar clara y objetivamente sobre los sentimientos. Nos dijeron que era mejor fingir, hacer el estilo no me interesa, a que expresar los verdaderos deseos.
Sexualmente, entonces, lo que oímos de bobadas a lo largo de la vida hasta aprender, a duras penas, quien somos y lo que realmente queremos, ¡no es un chiste! Nos dimos contra la pared innumerables veces, desperdiciamos placeres y cariños, un montón. ¡En fin, aún hoy cometemos errores primarios porque estamos todos enredados en la misma trampa!
En la tentativa de acertar ser feliz, es claro que vamos a equivocarnos siempre. Somos humanos, Somos imperfectos. Estamos todos en proceso de evolución. Pero, ciertamente sería mucho más fácil si aprendiésemos de una vez por todas que lo mejor es -en cualquier circunstancia- ser coherentes con lo que pensamos, sentimos y hacemos. En una simple discusión, por ejemplo, si dijésemos exactamente lo que estamos sintiendo, evitaríamos trastornos, desgastes y tristezas innecesarias.
Pero el problemas es que algunas personas ni siquiera saben lo que están sintiendo…
Por fin, dejaríamos de implorar amor, de sentirnos tan rehenes del otro, de creer que tenemos control total sobre los acontecimientos. Viviríamos más espontáneamente. Aceptaríamos más los no, sabiendo que no querer es un derecho del otro y no un castigo personal. Confiaríamos más en el fluir de la vida. Percibiríamos más el poder del tiempo y como todo va encajándose cuando tenemos paciencia y sabiduría para esperar, para no forzar.
Esos y otros serán los consejos para relacionarse que yo daré así que consiga aprobar una disciplina llamada AMOR en las escuelas y universidades. Porque mismo sin saber si un día eso va a suceder, aún apuesto que podríamos ser mucho más felices si admitiésemos que no basta amar, ¡es preciso saber como transformar ese lindo sentimiento en actitudes efectivas, consistentes y constructivas!
