Por qué corremos tanto?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 24/06/2008 15:05:37
por Maria Cristina - [email protected]
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
Parece que el tiempo se acortó y que esto va sucediendo cada vez más, pues tenemos tanto para hacer y solo vivimos corriendo!
En una velocidad mucho mayor de la que nuestro equilibrio emocional soporta, ultrapasando los avisos que nos señalan los excesos fuera de los limites soportables del organismo, venciendo records, siempre cansados, viviendo momentos sin vivir, respirando mal y muchas veces sin comprender bien para donde estamos realmente yendo y lo que deseamos para nuestras vidas. Y así, los días van yendo, nosotros junto con ellos, y, como en la correría nos desconectamos de nuestros Espíritus, empobrecemos nuestras almas, que, sin estar siendo alimentadas, entristecen, marchitan. De ahí que vemos con asombro a nuestro alrededor, tantas personas desanimadas, desmotivadas, sin brillo en la mirada, sin amor por la vida. Todo porque estamos corriendo más allá de nuestro aliento, de nuestra capacidad de procesar lo que nos sucede. Las emociones se van amontonando dentro de nosotros, como ropas tiradas sin cuidado dentro de un cajón, piezas sucias mezcladas con limpias, viejas con nuevas, usables con aquellas que ya podríamos y deberíamos pasar adelante. Una confusión muy grande, un desorden tremendo….y no hay tiempo para el orden, pues tenemos siempre mucho que hacer, cosas que “no pueden esperar”.
Y allá vamos, andando mal, tropezando con los otros, pisando muchos, lastimando a nosotros mismos.
Para qué? Para dónde estamos yendo? Dudo que lo sepamos…pero precisamos ir, tenemos que ir yendo…A dónde todo esto llegará? Como vamos a estar al fin de toda esta maratón? Será que felices por la vida vivida, por las relaciones que conseguimos cultivar, o será que estaremos vacíos, envejecidos, desgastados y vencidos?
Contrastando con este escenario creado por nosotros, seres humanos, alrededor, la Naturaleza todavía se preserva ritmada y buscando mantener su equilibrio. El sol siempre todavía nace, todos los días; en el fin del día se despide y permite que la noche nos propicie un escenario más tranquilo, para que podamos dormir, relajar, descansar. Será que nos permitimos acompañar éste ritmo, o continuamos trabajando, moviéndonos, en éste vaivén descontrolado y pernicioso que acaba por hacernos enfermar y que va contaminando el planeta entero, cambiando el clima, dificultando la producción de alimentos, generando cataclismos gigantescos donde una cantidad incontable de personas perece de una sola vez, dejando alrededor mucha tristeza, desolación y añoranza.
Y todo comienza en cada uno de nosotros. Se queremos contribuir con la cura planetaria precisamos armonizarnos. El problema no está en la China, o en cualquier lugar de Oriente, esta muy cerca, en nuestras almas y mucho podremos hacer para mejorar todo esto, cuidándonos, respetándonos, amándonos. Comprendiendo nuestra parcela de responsabilidad ante todos. Siendo paz, viviendo y sembrando tranquilidad – a pesar del tumulto reinante – estaremos tirando agua en el incendio que ya hace arder muchos lugares y tantos corazones. Es hora de la acción – más para que se de, tal vez sea preciso, mucha meditación. Para que la voz de nuestro Espíritu nos aquiete y nos indique el camino que parece no ser lo que la mayoría está eligiendo. Para que tengamos tiempo para amar, para sentir, para realmente trabajar de manera consciente, siendo quien somos de verdad y dando aquello que tenemos, con sinceridad. Que hagamos menos, pero con más calidad.
Que el silencio también tenga espacio en nuestras vidas, para que la Sabiduría pueda comunicarnos de que forma precisamos andar. E que tengamos tiempo también para soñar!