¿Por qué es difícil perdonar?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/08/2010 15:48:06
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Al principio, porque pensamos que tenemos razón.
Y si tenemos razón, ¿cómo aceptar que la otra persona, muchas veces alguien muy querido, o alguien a quien profesamos profunda consideración, haya obrado equivocadamente o traicionado nuestra confianza?
¿Cómo aceptar la traición cuando nos hemos entregado a una relación?
Sí, porque la traición no se produce solamente cuando nuestra pareja sale con otra persona. Nos sentimos traicionados cuando esperamos una actitud de un amigo y él no la tiene. Nos sentimos traicionados cuando nuestro jefe no reconoce nuestros esfuerzos, o cuando no ganamos aquello que creemos merecer.
Cuando ese sentimiento de traición se hace fuerte dentro de nosotros, incluso nos enfadamos con Dios porque esperamos más de la vida de lo que estamos recibiendo.
Acostumbramos a enfadarnos cuando las cosas no nos salen bien, pero como somos educados y hemos aprendido a ser pulidos socialmente, no aceptamos el enojo y ocultamos ese sentimiento dentro de nosotros. Y, claro está, el enojo es una energía pesada, negativa y acaba por funcionar en nuestro organismo como una basura que guardamos bajo la alfombra.
Helen acudió a la Terapia de Vidas Pasadas para que le ayudase en la relación con su padre. Morena alta, guapa, de más de 40 años, y dos matrimonios, había llegado a la conclusión de que no encontraba una pareja porque no había perdonado que su padre abandonase a su madre cuando ella era aún pequeña. Y pese a que la madre lo había superado, y había encaminado su vida muy bien, incluso afortunadamente en lo económico, ella no había perdonado a su padre.
Las imágenes de Vidas Pasadas revelaron a una joven casada con un hacendado muy resuelto y trabajador, pero también muy controlador y exigente. El marido de mi cliente era perfeccionista y agresivo, principalmente cuando las cosas no se hacían como él quería. Ella había ido anulándose, sometiéndose a la voluntad de él, pero en su interior guardaba mucho resentimiento, tenía deseos de enfrentarse a él, contestarle, reñir. Pero no lo hacía por respeto a las costumbres de la época.
Así, aceptó mudarse de casa para la orilla de un caudaloso río que cortaba la propiedad. Un día, llovió fuertemente en la cabecera del río y su casa fue arrastrada. A consecuencia de eso murieron ella y los niños. En el plano sutil, ella echaba al marido la culpa de lo ocurrido y gritaba: “¡Tú no vas a poder traer mi vida de vuelta!”
En ese momento, los mentores revelaron que su padre en esta vida era su marido de aquella ocasión...
“Él trajo mi vida de vuelta”, dijo ella aliviada al final de la sesión.
Le expliqué que era importante que su padre hubiese cumplido su parte ofreciéndole nuevamente la vida. Asimismo quedó claro que formaba sentido incluso el hecho de que él se hubiese distanciado. De ese modo, ella y sus hermanos, que habían sido sus hijos en aquella vida, podrían ser libres para expresarse, pues en aquella existencia su marido les había impedido cualquier expansión.
Espero que esta historia pueda ayudarte, amigo lector, a pensar que puede existir una buena razón para las dificultades a que te enfrentas. No todo es lo que parece. A veces, en las cosas aparentemente muy desacertadas, hay un fondo de necesidad y razón.