¿Por qué es tan difícil comenzar?
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 10/11/2010 16:51:53
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Comenzar! Qué difícil les parece a algunos dar el primer paso. Sea lo que fuere, una actividad física, un programa de reeducación alimentaria, una relación afectiva, una reforma de la casa, un curso, o sea, ante todo lo que implica cambio, aunque sepan que será para su propio bien, se resisten con uñas y dientes, como si tuviesen que dar un paso hacia algo que les hará sufrir mucho.
Las disculpas y justificativas son innumerables. Todo pasa a ser motivo para aplazarlo, para más tarde, para mañana, para el lunes, o bien desisten incluso antes de haber empezado. Los sentimientos son dubios; pues una parte, la racional, dice que se haga, que será bueno; la otra parte, la emocional, hace pensar que será imposible y, ante la previsión de tal fracaso, lo mejor es ni siquiera comenzar.
Al encontrarme con un amigo que no veía desde hacía tiempo y verlo mucho mejor que de la última vez, quizá el pensamiento sea así: él sí, lo consigue; es capaz, pero yo no voy a conseguirlo, qué vergüenza haberlo encontrado justamente en este momento en que me hallo tan infeliz, tan feo, tan incapaz, sintiéndome tan sin valor… ¿por qué yo no lo consigo?... Ya te habrás preguntado infinitas veces por qué tú no lo consigues.
Está claro que tú también lo consigues, pero quizá estés cansado de tener que recomenzar, o quizá siquiera sabes por dónde y cuál camino recorrer. Puedes responder que ya lo has intentado tantas veces y que no quieres un nuevo fracaso en tu lista. Comprensible. Pero ¿no habrás aprendido lo suficiente, no habrás sufrido lo suficiente por estar tan insatisfecho contigo mismo que puedas ahora utilizar toda tu experiencia en tu favor?
¿Qué es lo que estás esperando que ocurra para empezar a hacer algo, para cambiar lo que no te hace bien? Ya sea tu matrimonio, tu trabajo, el curso que estás haciendo, el peso que va más allá de lo que te gustaría… ¿Será que va a suceder algo y, de repente, todo va a cambiar en un pase de magia? Sabemos que no.
¿O es que prefieres continuar triste, insatisfecho, enfermo?
Muchas personas cometen el error de decir que solo van a empezar cuando tengan voluntad. ¡No! Primero debemos empezar. Algunos dicen que solo van a empezar la actividad física cuando el tiempo mejore, o después de comprarse aquellas zapatillas de deporte que tanto desean, o solo después de bajar algunos kilitos. Otros dicen que solo van a terminar la relación que tanto les hace sufrir una vez que logren reunir fuerzas. ¡Error! Solo nos motivamos con lo que estamos haciendo después de que empezamos. Pero ¿cómo tener voluntad cuando nos falta el suelo, las fuerzas, y no sabemos cuál es el mejor camino a seguir? Adquirimos energía por una actividad, después de que empezamos. La energía es el resultado de la implicación. ¡El secreto es empezar!
En algunos momentos hemos de trabajar con prioridades y de saber definirlas. ¿Cuáles son las tuyas en este momento? Sea lo que fuere, empieza y dedícate en cuerpo y alma. Si notas que algo te lo impide, que estás siempre poniendo disculpas, dejándolo para mañana, siempre aplazando, justificando… detente y reflexiona sobre ello. ¿Qué te hace aplazarlo siempre para más tarde? ¿Has aprendido a hacerlo así con alguien? ¿Con quién? No hacer nada ¿te hace sentir más seguridad? ¿Es mejor estar insatisfecho que tener que enfrentarte a los cambios? Reflexiona acerca de estas preguntas y piensa en las respuestas. De cada respuesta, saca otras preguntas, hasta que agotes el tema y comprendas los motivos que te hacen proceder así.
Si estás siempre aplazando lo que necesitas hacer, vuelve a pensar en qué motivos tienes para hacerlo. ¿Lo haces por obligación, por alguien? ¿O te sientes incapaz de conseguirlo? Si deseas garantías sobre el resultado, olvídalo, no tenemos garantías de nada en la vida.
Puede que estés siempre aplazando algunos cambios como forma de sentir que siempre tendrás algo para hacer. Pero, ciertamente, estás engañándote a ti mismo. Recuerda que cada vez que aplazas algo, aumentas más todavía la sensación de incapacidad; e incapaz, ningún ser humano lo es, muy por el contrario, la diferencia está en que algunos creen en sí mismos y otros, por los más diferentes motivos, dudan de que lo lleguen a conseguir.
Por lo regular, la persona tiene dificultad para empezar por diversos factores:
- presiente que no lo va a conseguir;
- considera que no es merecedora;
- al aplazar algo, siempre tendrá qué hacer, aunque no lo haga;
- prefiere convivir con la certeza de que no va a lograrlo, que correr el riesgo de conseguirlo;
- baja autoestima;
- inseguridad;
- no confía en su capacidad;
- nunca fue estimulado para arriesgar, osar;
- cuando era niño, todo lo que empezaba era interrumpido por alguien;
- acomodación;
- miedo.
En fin, los motivos pueden ser muchos, pero explora cada uno de ellos y observa cuál está más relacionado con lo que sientes. Recuerda que coraje no es ausencia de miedo; tener coraje es actuar a pesar del miedo. Miedo todos lo sentimos, al fin y al cabo es un instinto natural de seguridad, pero no podemos quedar paralizados frente al miedo.
Procura ser más flexible, más abierto a los cambios. La rigidez es buena en la piedra, no en el hombre, a él corresponde la firmeza, lo cual es muy diferente.
Nos sentimos motivados cuando estamos haciendo cosas y no cuando solo hablamos sobre ellas. El diferencial es la acción, actuar en busca de lo que se desea, sin dudas, sin miedos, solo con la certidumbre de que por fin uno fue capaz de… ¡simplemente comenzar! Al fin, no importa por dónde comienzas, sino cómo terminas.