¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL LA PRÁCTICA DEL DESAPEGO?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 21/11/2014 09:59:47
por Tania Paupitz - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Podemos algunas veces dejar de hacer planes, de trazar metas personales e individuales, en favor de otro y en detrimento nuestro, pero con el tiempo y la maduración peculiar de cada fase de la vida, vamos percibiendo que cada "elección" que hacemos va, de alguna manera, delineando la historia que vamos a escribir para nuestro futuro.
Lo que elegimos hacer en el transcurso de nuestra vida es lo que va a determinar nuestras posturas ante las relaciones, ya sean afectivas o profesionales. Podemos ocasionalmente hacer una elección equivocada, especialmente cuando deseamos de alguna forma manipular el sentimiento del otro, controlándolo, impidiéndole ser tan libre cuanto deberíamos ser.
Pasamos la vida creando expectativas, esperando a que el otro nos acoja, nos ame, nos elogie, nos dé cariño o atención. Esperamos demasiado el amor del otro hasta comprender que, a decir verdad, el amor siempre ha estado allí, mucho más cerca de lo que podíamos suponer y, siendo así, podemos, estando en posesión de este conocimiento, efectuar modificaciones significativas en nuestra vida.
Paulo Coelho, famoso escritor brasileño, comenta en uno de sus libros: "Cuando se ama no es preciso entender lo que está ocurriendo fuera, pues todo pasa a suceder dentro de nosotros". Me parece que el proceso puede ser el mismo en relación al desapego.
Más maduros, vamos percibiendo que el "otro" nunca va a cambiar su manera de ser en razón de una ilusión que hemos creado nosotros mismos.
Percibimos que la tan famosa "felicidad" no está en el otro, no está en el amor que muchas veces acabamos mendigando de forma deliberada, sino en el proceso del "auto amor" - aquel que vamos construyendo dentro de nosotros, paso a paso, ladrillo a ladrillo, a través de la práctica del desapego, sustituyendo viejas creencias por nuevas maneras de ver y sentir, vivenciando el proceso de autoconocimiento y, automáticamente, restableciendo una autoestima elevada.
El poder de asumir tu propia vida, eximiendo de la responsabilidad a aquel que suponíamos garante de nuestro éxito o fracaso, no es tarea de las más fáciles, pero siempre se ve recompensada por el retorno gratificante de nuestra liberación interior, de nuestro deseo intrínseco de volver a ser enteros y únicos, sin correr el riesgo de nuevamente mezclarnos con la esencia de aquel que, de forma errónea, creíamos extensión nuestra.
De alguna forma, todo este proceso de desapego nos propicia un retorno al abrigo del hogar, aquel que jamás deberíamos haber abandonado en favor del otro y en detrimento nuestro, pues ¿quiénes somos nosotros si no cultivamos nuestra propia esencia? Estaremos condenados a vivir en un desierto árido, en que la lluvia y el viento, al no formar parte del escenario, nos situarían tan sólo como meros sobrevivientes y no autores de nuestra propia historia.
