Por qué hace bien incorporar lo que es bueno.
por Bel Cesar em STUM WORLDAtualizado em 20/08/2012 11:59:59
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
Recientemente leí el libro El cerebro de Buda -la neurociencia de la felicidad-, de Rick Hanson (neuropsicólogo) y Richard Mendius (neurólogo). Los autores resaltan cuestiones importantes que todos nosotros precisaríamos saber para sentir más felicidad.
La primera es el hecho de que mucho de lo que vemos afuera de nosotros es creado por el cerebro, como los efectos de computación grafica en una película. Nuestro cerebro crea una realidad virtual, pues posee una extraordinaria capacidad para representar tanto la vivencia interior como el mundo externo. Por ejemplo, los puntos ciegos a la derecha y a la izquierda del campo visual no tienen forma de agujero en el mundo exterior, en realidad, el cerebro los llena. En este sentido, los autores explican que el cerebro simula al mundo, cada uno de nosotros vive una realidad virtual próxima lo suficiente de la realidad para que no nos choquemos con lo que se encuentra por delante.
Intuitivamente, sabemos que cada uno vive su realidad. Al final, es por esta razón que existen tantos conflictos de relaciones. Pero, ¿vamos a dejar la realidad de los otros un poco de lado y ver como podemos mejorar nuestra realidad interna?
Para eso, Rick Hanson y Richard Mendius enfatizan la importancia de dedicarnos más tiempo para absorber lo que es bueno. Así de simple: transformamos actos positivos en experiencias positivas. La cuestión es que cuanto más tiempo algo es retenido en la consciencia y cuanto más estimulante eso sea emocionalmente, más neuronas disparan y se conectan y mayor es el rastro en la memoria.
Al incorporar lo que es bueno, creamos un banco de imágenes positivas que serán recursos preciosos cuando estemos delante de experiencias dolorosas. Pues éstas serán más fácilmente superadas por vivencias buenas que representen su opuesto. Por ejemplo, vamos a lidiar mejor con una situación de vulnerabilidad si nos acordamos de otras veces que fuimos capaces de erguirnos después de una caída semejante.
Es necesario tener experiencias positivas para querer repetirlas, dice Guelek Rinpoche. Esta es una de las muchas frases que ya escuché de los lamas tibetanos y guardo en mi archivo de recursos personales. ¿Cómo aceptar dar continuidad a una relación, empleo o sea lo que sea si solo tengo experiencias negativas?
Pero el punto a resaltar aquí es que nuestro cerebro es proyectado para cambiar por medio de experiencias, especialmente las negativas. Hanson y Mensius escriben: el problema es justamente este: el cerebro busca, registra, almacena, recuerda y reacciona preferencialmente a las experiencias desagradables; es igual a velcro para las negativas y teflón para las positivas… En virtud de la tendencia a la negatividad del cerebro, es necesario un empeño activo para interiorizar las experiencias positivas y cicatrizar las negativas. Tender hacia lo que es positivo es, en realidad, la corrección de un desequilibrio neurológico.
Por lo tanto, si queremos llenar los puntos ciegos de nuestra realidad interna y externa con memorias positivas es mejor estirar el tiempo de reconocimiento de los momentos positivos de placer y satisfacción. Toda vez que asimilamos una experiencia, construimos una nueva estructura neural.
Si nos mantenemos por demasiado tiempo pensando negativamente, iremos a reforzar los caminos destructivos con que ya convivimos con familiaridad. Así como Lama Gangchen nos dice: la realidad es creada por nuestros pensamientos. La convicción de que los otros nos tratan mal atrae exactamente la misma energía y comportamiento para nosotros mismos.
No es necesario esperar situaciones especiales de placer y alegría para estirar el reconocimiento de los buenos momentos que vivimos. Podemos comenzar con los pequeños placeres de lo cotidiano, como el de tomar un baño y alimentarse. Podemos parar algunos momentos para rastrear las sensaciones de nuestro cuerpo en cualquier momento del día o cuando vamos a dormir.
Peter Lavine, el creador de la abordaje terapéutica naturalista Experiencia Somática® orientada a la prevención y tratamiento de traumas, escribe en su libro “In an Unspoken Voice”: la capacidad de mantenerse focalizado y conseguir profundizar esa concentración es una habilidad magnífica que trae grandes recompensas, pero es adquirida paso a paso y causa frustraciones. En general, cuando las personas consiguen entrar en contacto con el cuerpo, primero son atraídas para una región dolorida. Levine resalta la importancia de aprender a reconocer que, aún con el cuerpo tenso, siempre hay un lugar menos tenso o más relajado que será la puerta de entrada para un vórtice de cura.
Entrenar la mente a reconocer la calma de ciertas partes de nuestro cuerpo, aún cuando estamos ansiosos y, en seguida, estirar el tiempo de este reconocimiento de bienestar, son medios eficaces para desacelerar el sistema nervioso en los estados de ansiedad y nos ayudan a estar en el aquí y ahora, sin que nos dejemos llevar por las asociaciones con las sensaciones pasadas.
