¿Por qué los jóvenes están bebiendo demasiado? Alerta general
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 04/05/2016 09:00:55
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Ya te ha ocurrido pasar por aquella sensación de frío en la barriga, temblores y palpitaciones cuando estás a punto de probar suerte en una nueva situación?
Probablemente sí, todos nosotros, en algún momento de nuestras vidas ya hemos pasado por eso. Ir a una cita nueva, hablar en público, exponer una injusticia, participar en una prueba, son únicamente algunas de las innumerables situaciones que pueden causarnos ansiedad en nuestras performances.
Más precisamente, en el comienzo de la adolescencia es cuando este sentimiento suele estar más en evidencia. Es la hora en que los jóvenes recién salidos de casa se ponen a prueba, por ejemplo, en sus conquistas amorosas. Y para aquellos que están acostumbrados a tener todo lo que desean fácilmente en la mano, esas ocasiones amenazan con ser la posibilidad de abrir un verdadero colapso emocional en acción. Un infierno para muchos, al que tendrán que someterse sin subterfugio alguno. En esas horas, de nada valdrá llevar el pantalón a la última, las deportivas guay o lo que sea que pueda ofrecer la ilusión de que se está por encima. Lo que de veras valdrá es el desafío de atravesar la frontera entre el soy capaz o no de conquistar a alguien. El desafío también será acercarse al mundo y ser bien visto, aceptado y, por fin admitido a formar parte de él.
Para esas situaciones, la mejor salida sería enfrentarse a los propios temores siguiendo adelante en los emprendimientos, perfeccionándose con las propias experiencias, entre tentativas, aciertos y errores. Con ello se inauguran estrategias de acción, conversaciones con amigos y se pesquisa en uno mismo, para llegar cada vez mejor a alcanzar los objetivos. Como consecuencia, de modo natural y por la vía de la experimentación, se van sentando bases, y la estructura interna del individuo va siendo construida.
Sin embargo, en la sociedad del espectáculo, por desgracia no es precisamente eso lo que ocurre. El inmediatismo, el miedo al fracaso y el triunfar a toda costa es lo que impera. A cambio, el ganarse a sí mismo, que sólo se obtiene por la experimentación, se sustituye por la sedación y el éxtasis fácil proporcionados por el alcohol y otras variables.
En vez de agarrarse a las oportunidades que los retos de la vida traen, para efectivamente crecer, los adolescentes de hoy permanecen infantilizados cuando hacen uso de subterfugios de ese tipo. En analogía, sería como aquellos pequeñuelos que cuando mamá no está se quedan con sus pañalitos y sus nanas como ayuda de seguridad para inicio de vida, para lidiar con la realidad en ausencia de las mismas. La diferencia es que, como en la fase evolutiva de los bebés, este ítem está valiendo nanas en forma de alcohol, que en la adolescencia funcionan como un objeto equivocado, en el sitio equivocado y en el tiempo equivocado.
Fatalmente anti-evolutivo.
La sociedad debería estar más alerta al daño emocional que el alcohol y otros del mismo tipo provocan en relación a dificultar el desarrollo saludable de la madurez emocional de los jóvenes.
Cuánto más despiertos mejor.