¿Por qué me recrimino tanto?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 15/03/2012 10:53:31
por Eneas Guerriero - [email protected]
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
¿Cuántas veces nos deparamos con el reclamo interno, de que tenemos que cambiar para mejorar? Es el deseo de querer la perfección y no contentarse con menos. A pesar del enorme valor de esa exigencia para tu desarrollo personal y también para la Humanidad, ¿ya paraste para pensar cuánto esa corrida desenfrenada por algo que consideramos como meta nos causa problemas?
Puede ser una meta muy superficial y externa, tipo “Hasta que no tenga el cuerpo de Gisele Bünchen no voy a parar” o algo más profundo y espiritual, tipo: “Mientras que tenga estos impulsos que me llevan al vicio, no seré una buena persona”. La mayoría de las veces, la meta deseada es para beneficio propio y el engrandecimiento y, por eso también, difícilmente iremos a verla como causa de nuestros males. Pero, ¿si pudiésemos analizar el reclamo bajo otro punto de vista?
Sociedad, familia, religión, amigos y aún los ricos y famosos, todos ayudan a infundir dentro de nosotros valores que muchas veces nos son inalcanzables y, peor, que van contra nuestro verdadero ser. El mundo, y nosotros mismos incluidos ahí, somos expertos en crear creencias para formar nuestro carácter y manera de pensar y actuar. Al revés de vivir nuestra vida, pasamos a recriminarnos por qué no conseguimos llevar la vida de los otros, con base en ciertas creencias comunes. “Sería bueno que te esforzaras más para ser el mejor de la clase” o “Para ser exitoso en la vida, tienes que trabajar más y no jugar tanto” o: “¡No te entusiasmes tanto y sé más serio!”.
No importa la buenísima intención dentro de tales frases, el problema es que éstas nos guían a reclamarnos de manera negativa y nos dan la idea sutil de que la vida tiene que ser llevada en serio, por la fuerza y no en la levedad del ser, en el juego. Y el resultado invariablemente es contraproducente.
Terminamos creando en nosotros vibraciones negativas en relación a nuestra vida, con la sensación siempre de que algo nos falta, de que precisamos conseguir más cosas y de que precisamos realizarnos más. Eso crea un vacío en nuestro ser y comenzamos a pensar que no somos lo suficientemente buenos y que siempre está faltando algo para que lleguemos. Podemos deducir, entonces, que si vibramos de esa manera, nuestra vida se transforma en un infierno. Pero, si la materia es energía condensada y nuestra energía se vuelve hacia el sentimiento de escasez e imperfección, podemos deducir que crearemos en nosotros no solo una angustia, como también un posible problema físico. Receta perfecta para que nos enfermemos.
Dentro de la EFT, la Técnica de Liberación Emocional, partimos del principio básico que nos aceptamos y nos amamos, aún teniendo tal problema y tal imperfección. Es el viejo ejemplo de dejarse llevar por la corriente. El agua fluye suavemente por el río en dirección al mar. Si encuentra una piedra u obstáculo, es maleable y flexible lo suficiente para dar una vuelta y continuar su camino. La EFT nos ayuda a tener fuerza y sabiduría para aceptar quien somos, dando esas vueltas a los obstáculos y dejando la energía fluir siempre. Es el recado de “relájate y goza” y de aceptarte incondicionalmente.
Al contrario, cuando estamos obcecados en nuestra lucha y resistencia o nadamos contra la corriente, estaremos más rígidos y con menos ganas de vivir. Es aquella energía de no gustar del trabajo que se hace, de no tener el dinero para pagar las deudas, de pasar el sábado a la noche solo(a). Esa idea de “yo odio tal cosa” va a explotar después en algún lugar. El cuerpo tiene un sistema perfecto de defensa a cualquier ataque, principalmente vibracional. En el momento en que estamos bajo presión o stress, el cuerpo se traba y da la primera señal. Puede comenzar en forma de un pequeño dolor, queriendo avisarnos: ¡Hey! ¡Despierta! ¡Estoy tratando de alertarte!”. Muchas veces no oímos el recado y dejamos la cosa de lado, pensando que tenemos cosas más importantes que hacer. Aquel pequeño dolor pasará entonces a ser un dolor insoportable. En otras palabras, no aprendimos el mensaje. Al revés de acabar con la resistencia, de soltarse y aceptar el problema, hacemos lo contrario. Nos decimos a nosotros mismos, como si pudiéramos engañarnos, que está todo bien, que da para continuar así, que podemos aguantar, que tenemos que llegar allá, que si no lo hacemos estaremos contrariando el deseo de los otros, y así sucesivamente.
La técnica de la EFT, a pesar de rápida y simple, ayuda enormemente a identificar creencias contrarias a nuestro ser y a mejorar nuestro pensar y sentir, además de clarificar nuestro foco. Nos sacamos de encima la carga negativa que el reclamo nos trae y ponemos en su lugar la aceptación de quien y como somos, no importa qué. Ese simple cambio de pensamiento hace que el cuadro vibracional fluya de manera positiva y recuperar en nosotros aquel estado de salud, paz, prosperidad y alegría con el cual fuimos concebidos.
Al volvernos conscientes de esos reclamos desmedidos, y usando la EFT como herramienta para anular emociones estresantes y malos pensamientos, estaremos en un camino de mejoría vibracional y energética para volvernos más prósperos y saludables. La EFT acaba con cualquier pensamiento, sentimiento o creencia que puedan ser contrarios a nuestro estado original de ser.
Les deseo lo mejor, mucha salud y paz y una vida más libre de reclamos.