¿Profecía o Previsión?
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 05/11/2008 14:15:50
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Qué es profecía? Y ¿qué es previsión? Profetizar no es prever. La astrología nos permite, a nosotros los astrólogos, hacer previsiones, pero no profecías; por esa razón, cuando alguien acude a un astrólogo, ha de saber de antemano que él obtendrá una previsión sobre su futuro y no una profecía. Definamos entonces las dos palabras: Profecía viene del latín Prophetia que quiere decir: acción de predecir. Ejemplo, predicción del futuro, oráculo, vaticinio, pronóstico, presagio, conjetura. Previsión viene del latín Praevisu, o sea, acto o efecto de prever, presciencia, previdencia, que viene del latín Praevidere, o sea prever, o ver con antelación, antever, pronosticar, conjeturar. Al final, las dos definiciones nos parecen similares, pero aunque sean similares no son idénticas. A mi modo de ver, cuando hacemos una profecía, nos servimos de un oráculo, y empleamos las cartas del tarot, los posos de café, las runas, las entrañas de animales (como se hacía en la antigua Grecia), la lectura de las líneas de la mano, etc., u otros tantos métodos que son de única y exclusiva interpretación de iniciados, de videntes o de sensitivos, que poseen dones especiales, una hipersensibilidad que les convierte en ‘vehículos’ (canales) de interpretación de los oráculos que consultan. Los magos, los chamanes, las sacerdotisas, los ‘pai de santo’, etc., interpretan sus oráculos personales ayudados por el don que poseen y que los hace sensibles a las energías más sutiles del mundo astral, pero que aún no están necesariamente presentes en el mundo material en que van a manifestarse. Sus profecías entonces podrán o no realizarse, pues hay entre el campo astral y el campo material una barrera invisible capaz de bloquear su cristalización.
De forma diferente, pese a que siempre se cita en el mismo contexto, está la previsión hecha a través de la astrología. Creo que para la ciencia astrológica no hace falta necesariamente una hipersensibilidad, aunque sí son necesarios cierta predisposición, un don y mucho, mucho estudio y mucha pesquisa. La acción de la previsión está definida como una ‘pre-ciencia’, o sea, un ‘tener ciencia por anticipación’. Por esa razón la astrología no debe ser interpretada como un oráculo. ¡No es que miremos simplemente al cielo y nos inspiremos por su dibujo para hacer una previsión! El astrólogo necesita datos astronómicos muy precisos para interpretar los signos del cielo. Él examina mapas celestes calculados a partir de datos personales (fecha, hora y lugar de nacimiento) que son imprescindibles para una buena interpretación. En el mapa natal las previsiones son siempre basadas en análisis de datos. Pondré un ejemplo: la previsión del tiempo. No hablamos de profecía del tiempo, sino de previsión. ¿Por qué? Porque para prever el tiempo los analistas examinan los datos que poseen, (como las fotos de satélites, por ejemplo) y basan en estos datos sus conclusiones. Las previsiones del tiempo son lo más precisas posible, pero pueden fallar, o sea, algo imprevisible puede modificar la lectura inicial añadiendo un hecho nuevo que habrá de alterar el resultado final. ¡No es culpa del meteorólogo si el tiempo es mudable!
Lo mismo pasa con una previsión médica: si el médico interpreta sus análisis clínicos y hace un pronóstico sobre tu salud, está examinando datos y, con base en su experiencia y en las enseñanzas de la medicina, extraerá sus conclusiones y hará un pronóstico. Sin embargo, el meteorólogo y el médico son susceptibles de cometer errores, no porque hayan equivocado su evaluación, sino porque puede existir un factor imprevisible (no visto o no materializado) que puede alterar el resultado final. La Biblia nos dice que mientras los judíos erraban por el desierto tras la huída de Egipto, procuraban seguir las nubes a fin de leer los mensajes que Dios les enviaba para guiarlos. ¿No serían las estrellas lo que ellos realmente observaban? Al fin y al cabo el nacimiento de Jesús fue previsto por astrólogos (los Reyes Magos) a causa de una alineación astrológica importante que ocurrió en aquella época. Para mí eso significa que lo importante es siempre una sola cosa: leer los mensajes y extraer el mejor provecho de las informaciones en ellos contenidas. Abrir los ojos y abrir los oídos para lograr comprender los mensajes de Dios marca una enorme diferencia en nuestra vida. Dicen los cabalistas que Dios siempre nos envía tres mensajes antes de un acontecimiento importante que puede cambiar nuestro futuro. Es algo así como cuando en una autopista vamos a 100 Km. por hora y vemos pasar primero un panel indicando: “reduzca la velocidad”; más adelante otro panel: “¡reduzca la velocidad y compruebe los frenos!” Y, de repente, nosotros, distraídos, conversando, escuchando la radio y no prestando atención a los paneles, nos olvidamos de reducir la velocidad, de quitar el pie del acelerador y… ¡nos escacharramos allí adelante!!! Caramba, diremos después, “¿cómo ha podido pasar eso?” Y Dios contestará: “¿no has visto las señales?”
De manera general, la astrología funciona tal como esos paneles que nos indican lo que vamos a encontrar allí adelante. ¡La curva existe, ella está allí, no ha sido inventada por el astrólogo! Él simplemente ve en tu mapa natal esta indicación y, al proyectar tu viaje a 100 Km. por hora (velocidad predeterminada por el dios Tiempo), ¡es capaz de decirte cuándo te vas a encontrar en tu vida con esta curva peligrosa! ¡Él tampoco va a prever que tú te vas a escacharrar allí adelante! Esto va a depender de ti, basta levantar el pie del acelerador, mantenerte cuidadoso durante el período indicado y todo habrá de terminar bien. Nuestro reloj del destino se muestra en el propio mapa natal: Sol, Luna y planetas y otros puntos ficticios (como el Ascendente, el medio del cielo, el nudo lunar, etc. están allí presentes, en aspecto entre sí, (conjuntos, en oposición, en cuadratura, etc., etc.), sus signos y casas zodiacales, exactamente tal y como estaban en el cielo cuando nacimos. Al ‘moverse’ sobre la rueda zodiacal, esos puntos siguen un orden preciso, y nosotros seguimos nuestra vida a una velocidad predeterminada.
¡Nuestro velocímetro no cambia en la inexorable marcha del dios Tiempo! Por esa razón, encontraremos la curva peligrosa exactamente allí donde Dios la ha puesto, ni un día antes ni un día después. Si nuestra hora de nacimiento está correcta, el astrólogo podrá prever cuándo la curva peligrosa habrá de aparecer ante ti, ¡y te dirá que quites el pie del acelerador! Así de sencillo. Por esa razón, no necesitamos confundir profecía con previsión y no es preciso, sobre todo, tener miedo de las previsiones astrológicas, al igual que no tenemos miedo de ir a hacernos un chequeo para controlar nuestra salud y prevenir eventuales enfermedades. La previsión astrológica, cuando es bien utilizada, puede ser una herramienta poderosa para una buena planificación de nuestra vida futura.Podemos aprovechar las energías presentes en el cielo esta semana para conectarnos con una de las manifestaciones de Dios, el Genio cabalístico Harahel, que significa Dios de la Sabiduría. Él puede ayudarnos a interpretar los mensajes. Éstos pueden llegar hasta nosotros de varias formas, pero creedme ¡nunca deben ser despreciadas! Todos nosotros tenemos la capacidad de ampliar nuestros canales receptivos para comprender esas señales, pero muchas veces necesitamos de un intérprete para conseguir verlas con claridad y tomar nuestras decisiones a tiempo.
Esta semana, vamos a leer el Salmo 112, cuyo versículo 3 dice:
“En Su casa hay abundancia y riqueza, Su justicia permanece para siempre. ¡Desde el nacer del Sol hasta el ocaso, alabado sea el nombre del Señor!”
¡Una semana llena de Luz!
São Paulo, 26 de mayo de 2008