Puedo Elegir
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 27/01/2015 11:48:33
por Maria Cristina Tanajura - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Cada uno de nosotros es un mundo, dentro de un Universo infinito y eterno… Sólo esa frase ya nos da la extensión de nuestra responsabilidad y de nuestras posibilidades de crecimiento y expansión.
Somos libres para elegir cómo pensar y, consecuentemente, con qué sintonizar. Fuentes perennes de energía, incluso de modo inconsciente estamos constantemente emitiendo y recibiendo vibraciones, que nos unen o nos alejan unos de otros.
Así, viviendo aparentemente juntos, en un mismo espacio físico, podemos estar bastante separados. Y aunque físicamente estemos en lugares muy distantes, podemos estar muy unidos.
Este pensamiento me deja feliz, pues percibo que necesariamente no necesito vivir lo que nos está sucediendo en el mundo físico en este momento. Como puedo elegir en qué pensar, tengo la posibilidad – naturalmente dentro de ciertos límites – de elegir a dónde voy, con qué me relaciono.
Haciendo así, voy diseñando un paisaje más en armonía con quien realmente soy.
Puedo decidir mirar lo que es bonito, en detrimento de lo que considero no armonioso. O incluso dar más énfasis a lo bello, que existe en este mismo mundo al lado de lo que es desequilibrio y sufrimiento.
Puedo escuchar música que me aporte una sensación de armonía y felicidad, y leer libros que me inspiren a ser cada día una persona mejor.
Tengo condiciones para repeler pensamientos negativos de desesperanza, de preocupación, de desánimo, y sustituirlos por imágenes mentales estimulantes, alegres, ¡que ciertamente me dejarán mucho más feliz!
Mi libertad de pensamiento, si la ejerzo de forma responsable y coherente, puede ser una de mis contribuciones personales para el cambio en el mundo.
A mí misma me incumbe pintar la imagen que hago interiormente con colores oscuros, o bien con los colores alegres de la esperanza. Pues sé perfectamente que el Bien y el Mal están expresándose todo el tiempo en torno a mí. Y puedo y debo elegir lo que pongo en primer lugar, a qué me atengo, a qué presto más atención, dónde empleo mi mayor cantidad de energía.
Si acepto ligarme a todo lo malo y doloroso que en este mismo instante en que escribo está sucediendo en el planeta, estaré abatida y triste. Pero si de forma consciente yo me digo que al lado de todo eso, muchas cosas bonitas están ocurriendo, y decido emplear mi capacidad de elección para ligarme a esta cara de la moneda, estaré llena de vitalidad y energéticamente bien colmada.
Pues sí… Tenemos elección.
No necesitamos hacer exactamente todo como lo hace la mayoría, ni es preciso que nos guste todo lo que todos dicen que les gusta. Podemos empaparnos de noticias tristes y angustiantes, o cambiar de canal y asistir a cosas bonitas, que nos describan buenas actitudes de las personas.
En fin, esto se me ocurrió un día, cuando estaba a disgusto con una estación de radio cuya música no me estaba haciendo bien, sino poniéndome más nerviosa todavía. Me di cuenta de que podría hacer algo muy fácil y simple – cambiar de canal…
En nuestra vida podemos ayudarnos mucho, dentro de lo posible, evitando vivir en ambientes que sólo nos dejan más tristes, sintonizados en pensamientos de desesperación, de angustia y de dolor.
La preocupación no nos ayuda a auxiliar a nadie y sólo nos perjudica. Preocupados por algo, creamos instantáneamente un cuadro mental de lo más negativo, y le damos fuerza – sin querer – para que se instale en lo real.
Es mucho mejor pensar en el Bien, tratar de imaginar – con esperanza – que están sucediendo cosas buenas, a nosotros y a todos los de nuestro entorno. Los cambios están produciéndose muy rápidamente y ¡PUEDEN SER A MEJOR! ¿Por qué no?
Los milagros son creados por nuestra fe y nuestra creencia en la posibilidad de que ellos existan. ¡Ayudémonos!
Cuando Jesús curaba a alguien, le decía: “Tu fe te ha sanado. Vete y no peques más”.
El miedo, fuerza opuesta al Amor, intenta apoderarse de nosotros y dominarnos. Hemos de estar alertas, vigilando nuestros pensamientos, para que él no se instale en nuestro interior, convirtiéndonos en seres amargos y cobardes.
Siendo Dios lo mismo que Amor, hagamos nuestra elección y pasemos a vivir en el lado de la alegría, del respeto, del perdón, de la compasión, de la armonía. ¡Podemos elegir! Aunque todo sea oscuridad a nuestro alrededor, podemos intentar ser la lucecita de la cerilla que se enciende, o la luciérnaga que alegremente vuela, alumbrando…