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¿Qué es la inseguridad?

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 05/10/2012 15:15:01


por Mauro Kwitko - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

La inseguridad generalmente es vista, abordada y atendida en tratamientos psicológicos como algo patológico. En los tratamientos clásicos, que solo tienen en cuenta esta vida, se considera que es algo surgido en la infancia. En los tratamientos que admiten la Reencarnación, se entiende como una característica que nació con aquella persona, y que proviene de vidas pasadas. Pero no se habla sobre lo que ella es, por qué se manifiesta así, qué es lo que significa. Y sobre eso va este texto.

La inseguridad ¿es un atributo de un Ego fuerte o de un Ego flaco? Y ¿qué es un Ego fuerte o flaco? ¿Qué criterios orientan esa definición? ¿Desde qué puntos de vista se puede decir que un Ego es fuerte o es flaco? Y una persona insegura ¿presenta un Ego fuerte o flaco? Siempre se ha considerado que la inseguridad es atributo de un Ego flaco, pero ¿lo será? Tenemos, entonces, que considerar dos cosas: ¿Qué es un Ego fuerte o flaco? ¿Desde qué punto de vista se le puede definir así? ¿Qué es ser fuerte? Por los criterios espirituales, ser fuerte es ser amoroso, amable, delicado, altruista, generoso, desapegado de sí, pensar más en otros que en sí, no querer sobreponerse a los demás, no ser vanidoso, orgulloso, autoritario, no querer ser el jefe de nada, querer ser igual a los otros, tratar a los demás como quiere ser tratado, no hacer lo que no quiere que se le haga a él. Todos esos atributos son de un Ego flaco, obediente a su Espíritu, a sus Mentores Espirituales, a Dios. Y las personas de Ego fuerte son, por el contrario, egoicas, egocéntricas, egoístas, irritadas, impacientes, agresivas, autoritarias, competitivas, quieren sobreponerse a los demás, quieren dominar, quieren mandar, quieren ser mejores, anhelan ser superiores. Evidentemente, entre estos dos polos hay innumerables gradaciones, tanto para un extremo como para el otro. Digamos, por poner un ejemplo, un Chico Xavier representando a las personas de Ego súper-flaco y un Hitler, a las de Ego súper-fuerte.

Aquí en la Tierra, ¿quiénes son los “vencedores”? ¿Quiénes son los “fuertes”? ¿Quiénes son los primeros en las competiciones mundanas? Los de Ego fuerte. ¿Quiénes son los inseguros, los medrosos, los tímidos? Los de Ego flaco. Entonces, mirad: los de Ego fuerte son “triunfadores” aquí en la Tierra y al llegar al Astral superior son encaminados a los Grupos de Estudios de los autoritarios, de los vanidosos, para que comprendan esa ilusión suya. Los de Ego flaco, frecuentemente son un “fracaso” aquí en la Tierra, y al volver para Casa son recibidos con alegría y congratulaciones, felicitados por su coraje de mantenerse fieles a los valores espirituales durante la prueba terrena.

Jesús afirmó: “Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra” y “Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Los mansos y los pacíficos, aquí en la Tierra, son inseguros, medrosos, tímidos, retraídos. ¿Por qué? Si son espiritualmente superiores a los “fuertes”, a los agresivos, ¿por qué se sienten así, flacos, inseguros, a veces incluso desplazados, aquí en la Tierra? Porque aquí predomina un sistema de vida masculino y, lo que es peor, en el mal sentido, en aquello que lo masculino tiene de peor, en la agresividad, la lucha y la competición, mientras que allá en el Astral superior predomina un modo de vida femenino, en lo que tiene de mejor, en el amor, la suavidad, la amabilidad. Por eso los Espíritus inferiores aquí en la Tierra se sienten mejor y los superiores se sienten mal. Los primeros se sienten en casa, los otros, desplazados. Pero al regreso a nuestra Casa verdadera, los mansos y pacíficos se sienten en casa y los vanidosos, competitivos y egoicos se sienten desplazados, hasta que (si llegan a hacerlo) comprendan esa ilusión suya, basada en un nivel aún inferior de evolución espiritual.

Por eso este texto, para que las personas que se sienten inseguras, flacas, que sienten miedo, que son retraídas, más calladas, que no quieren competir con los demás, que no quieren parecer o ser más que los otros, que no desean victorias materiales, reconocimientos egoicos o triunfos materialistas, empiecen a pensar si son realmente menos que los “fuertes”, los “victoriosos”, “los que consiguen”, o si son más (espiritualmente). Es importante que esto sea visto y entendido a partir de los criterios que rigen esa sensación, la de ser más o ser menos.

Las personas inseguras, medrosas, tímidas, son así desde hace varias encarnaciones y forma parte de su propuesta de Reforma Interior modificar ese manera de ser. Por eso este texto, para que esas personas empiecen a verse y a ver a los demás y a su entorno social como esto debe ser visto, con la claridad necesaria para que dispongan en los platillos de su balanza, a un lado los valores que poseen, verdaderos, espirituales, eternos, y al otro, los valores definidos y pregonados como “así debemos ser”, “así son los vencedores”, “esos son los valores que debemos luchar por alcanzar”. ¿Cómo se siente un niño que no es bueno con la pelota, que nunca será un crack? ¿Y una niña que no es esbelta, que nunca podrá ser maniquí? ¿Y un adolescente espiritualista, tranquilo, que no le gusta el jaleo, el alboroto, que le gusta quedarse en casa, leyendo? ¿Y un adulto que no quiere ser jefe, no quiere ser rico, solo quiere llevar una vida tranquila, honrada y digna? ¿O una persona anciana que está fuera de moda, que dicen que está en la mejor edad pero no se siente así?En cierta ocasión atendí a una muchacha que afirmaba ser muy insegura, medrosa, tímida, retraída; estudiaba Enfermería, le gustaba frecuentar el Centro Espírita y quería tratarse de aquello. Percibí que estaba ante un Espíritu por encima de la media, que en el Mundo Espiritual estaría triunfando, pero que aquí se consideraba un fracaso. Noté que hablaba con admiración de su hermana, que, ésta sí, era guapa, popular, desenvuelta, conseguía lo que quería, varios muchachos a sus pies, mientras que ella era fea, sin creatividad, pocas amigas, nadie se interesaba por ella. Le pregunté cómo era su hermana, interiormente. Me dijo que muy egoísta, autoritaria, con ataques de ira, solo pensaba en sí misma. Estuve cierto tiempo observándola, escuchando su relato, pensando: ¿Cómo puede un Espíritu superior considerarse menos que un Espíritu inferior? Eso ciertamente solo pasa en la Tierra. Luego le pedí que tomase una hoja de papel que le alcancé, con un trazo vertical separándola en dos partes, donde, en la parte superior yo había escrito TÚ y en la otra parte TU HERMANA. Le rogué que colocase en su parte los valores verdaderos, desde el punto de vista espiritual, o sea, los valores morales, éticos, eternos, e hiciese lo mismo en la parte destinada a su hermana. Y la dejé a solas por un tiempo. Al regresar, viendo que ella había terminado la tarea y estaba llorando, muy emocionada, le pedí la hoja de papel y vi que en la parte suya la lista era bastante grande, con casi dos decenas de cualidades, mientras que en la parte de su hermana no había más que dos. Entonces le pregunté: A ver, ¿quién es superior, tú o tu hermana? Y, como Espíritu realmente por encima de la media, me contestó: “Somos iguales, solo que yo me acuerdo de los valores verdaderos y ella los ha olvidado”.


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