¿Qué hacer con la timidez? ¡Sólo da el primer paso!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:15
Traducción de Teresa
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Algunas personas atribuyen a su timidez muchos de sus problemas en el campo amoroso. Claro que si su vergüenza es tanta que paraliza sus actos, hay que poner una atención mayor sobre esta cuestión. Pero cierta inseguridad, cierto frío en la barriga, el corazón saltando en el pecho y sudar más de la cuenta son algunos síntomas bastante frecuentes cuando se trata de conquista, de agradar al otro y ser correspondido.
Por eso, en vez de utilizar la timidez como disculpa para sentirse incapaz de encantar a alguien o como motivo para aplazar la conquista de lo que deseas, quizá haya llegado la hora de apostar por tus cualidades y dejar de enfocarte en tus limitaciones.
Porque es eso: la vida no siempre es fácil. Y no todas nuestras iniciativas serán afortunadas. A menudo vamos a intentar y fallar. Intentar y no conseguir. Intentar y partirse la cara. Llevar un chasco y quedarse sin saber qué hacer al momento siguiente.
Pero eso no significa que sólo quien se considera tímido pasa por eso. ¡Todo el mundo pasa! La frustración forma parte de nuestra historia y de nuestro aprendizaje tanto cuanto los aciertos y las victorias. Y eso es lo que nos hace más fuertes y más maduros. De eso se hace una buena historia para contar a los nietos dentro de algunos buenos años.
Sólo que si continúas insistiendo en que no sales porque eres tímido, que no quedas con nadie porque te da vergüenza, que no tienes amigos porque no sabes acercarte a las personas, entonces vas a desperdiciar tus días por culpa de una creencia infundada: creer que para todo el mundo es fácil salir de la zona de confort. ¡No! ¡No es fácil para nadie!
Puedo incluso estar de acuerdo en que para algunas personas es menos difícil que para otras. Pero también tengo que contar que la facilidad viene con el entrenamiento. Cuanto más te entrenas, menos fallas. ¡Y más aciertas! ¡Y mejor te vas haciendo! Y mucho más fácil se hace la siguiente jugada, el siguiente movimiento, la siguiente tentativa. Y mucho menos difícil se hará levantarte de una caída, corregir el fallo, deshacer el chasco.
¿Sabes qué necesitas para aprender a lidiar con tu timidez? Sólo una decisión: dar el próximo paso. Tomar la próxima actitud. Arriesgarte sólo esta vez. Si estás por alguien, mira a ese alguien más largamente. Échale una sonrisa, aunque sea tímida. Inventa una pregunta. Pídele ayuda para algo.
Y ten solamente una seguridad: ¡ni tú, ni yo, ni nadie, podríamos saber lo que va a pasar en el momento siguiente! Puede ocurrir que ciertamente no seas correspondido. Puede que la cosa no quede en nada, y te quedes con aquella sensación de haber hecho el tonto. Pero ¿y qué? Esas cosas pasan. Y es muy probable que te vayas a reír mucho de eso dentro de un tiempo.
Si pasas por situaciones así, en que todo lo que quisieras es desaparecer de la faz de la Tierra y nunca más ver a esa persona, cuéntaselo a un amigo. Ríete con él, o incluso llora de rabia. ¡Pero ten la seguridad de que eso pasa! ¡Porque es cierto que pasa! ¡Y, en la peor de las hipótesis, es mucho mejor pasar por eso que ver la vida pasar por ti sin arriesgar nada, sin intentar nada, sin sentir nada más allá del miedo a ella, a la vida!
Aprovecha y mira algunas películas de comedia sobre personas tímidas y observa cómo ellas se superaron y corrieron en pos de sus sueños. ¡Observa cómo todo es posible cuando uno se concede una oportunidad, cuando uno apuesta a que el amor vale la pena y que la vida puede ser una escuela muy divertida y llena de sorpresas!
Tan sólo mantén la mente y el corazón bien abiertos. Y en vez de quedarte parado como si fueses una farola, muévete del sitio. Da un pequeño paso hacia lo que quieres, y descubre que es posible ser feliz, ¡incluso creyéndose tímido!
