¿Qué hacer cuando el otro es manipulador?
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 18/02/2016 10:09:20
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Has conocido alguna vez a alguien que parece saber exactamente qué decir y cómo decirlo, para que tú te sientas casi en la obligación de hacer todo lo que él quiere? ¿Ya te has visto en un callejón sin salida, como si fueses rehén de la persona con quien compartes tu vida, tus sueños y tus planes?
Parece cosa de locos, pero esa persona no te ata, no pone un arma en tu cabeza ni dice que si no haces lo que ella está queriendo, algo muy trágico va a suceder. ¡No! Ella no emplea esas palabras.
Pero tú percibes algo en el tono de la voz, en la forma de hablar, que aun sin configurarse como amenaza, hace que te sientas profundamente amenazada, con miedo, insegura, dispuesta a hacer exactamente lo que te pide, ¡aunque sea totalmente contrariada y a disgusto contigo misma!
Pues sí, hay quien sabe conducir los acontecimientos, las conversaciones e incluso el silencio a fin de conseguir lo que desea. Son los llamados manipuladores. Personas generalmente admirables, envolventes, de gran inteligencia y sutileza.
Y si tú ya te has pillado cayendo en la emboscada de una persona manipuladora, si ya te has descubierto triste, cansada, insatisfecha y frustrada, por darte cuenta de que no estabas viviendo tu vida como te gustaría, sino que te parecías más a una marioneta en manos de quien insiste en decir que te ama, he de contarte la otra cara de la moneda.
Por mucho que queramos rotular a la persona manipuladora como verdugo y a la manipulada como víctima, lo mejor ciertamente es romper esos rótulos cuanto antes y acabar con ellos. ¡Porque sólo así la persona manipuladora tendrá alguna posibilidad de revertir esa situación y hacerse libre de una vez por todas!
Se trata de lo siguiente: un manipulador sólo existe cuando existe también alguien que se deja manipular. ¿Has prestado atención? Si alguien te manipula y te conduce a hacer cosas que no quieres, es porque tú se lo estás permitiendo. Estás dando autorización para que la otra persona dirija tu historia.
Y por mucho que sepamos que los manipuladores pueden realmente ser muy astutos, sólo hay una persona que puede detener al manipulador de tu vida: ¡tú! ¡Nadie más puede hacerlo! ¡Sólo tú! Y precisamente por eso, descubrir que se encuentra en esa situación es lo mejor que le puede pasar en la vida a un manipulado.
Sólo cuando tú te das cuenta de que te estás dejando manipular por otra persona, puedes dejar de permitírselo. ¡En este momento es cuando las riendas de tu vida surgen ante ti, delante de tus ojos, listas para que tú vuelvas a hacerte con ellas!
¿Y bien? ¿Qué vas a hacer? ¿Pasar la vida lamentándote y poniéndote en situación de pobrecita, víctima, frágil o, peor, buenecita lo bastante como para hacer todo lo que el otro quiere? ¿Vas a continuar contando ese cuentecito triste, de que ya no soportas ser tratada de esa forma, sólo para parecer mártir o digna de lástima?
Ya basta, ¿no? Es hora de, paso a paso, día tras día, reencontrar tus límites, recolocarte en tu propia vida. ¡En casi el 100% de las veces, el manipulador empieza a mustiarse en cuanto el manipulado cesa de dejarse manipular! Quizá no a la primera ni a la segunda vez, pero basta insistir para que él perciba que ya no hay espacio para ese juego!
Ten valor, porque la vida puede ser bastante más que una cárcel. Y tú ciertamente no has nacido para ser la mera víctima de un supuesto gran amor. Si quieres de veras vivir un gran amor, tendrás que tomar posiciones, tendrás que elegir el lugar que quieres ocupar y, sobre todo, tendrás que sentirte merecedora de un gran amor. En caso contrario, vas a desperdiciar tu historia aceptando un papel sin gracia y sin nombre ¡Sin tu nombre!