Quién me robó de mí
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/02/2009 12:00:22
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Francine, reportera del Diário da Região, me dio en 2008 una rara oportunidad: poder expresarme públicamente sobre ese estado de espíritu tan importante que es el desapego.
Los medios de comunicación han decidido sacar de sus baúles y de acontecimientos actuales lo que hay de más sórdido, más cruel, que es la actitud de violencia, sexual o no, contra niños. Yo siempre comento en mis actividades, que el acoso sexual es un mal que existe en casi todas las familias, exigiendo a los estudiosos, educadores, y principalmente a los padres, una atención especial.
El Padre Fábio Melo lanzó recientemente una preciosa obra, con el título de “Quem me roubou de mim”. Un libro importante por el tema desarrollado, y muy bien elaborado. Trata del secuestro, en todos sus aspectos, ya sea la actitud mórbida de quien sustrae a una persona de la convivencia familiar para lograr rescates, o bien otros secuestros, también siniestros, cometidos por personas corrientes, padres, madres, hijos, amigos, novios, que irreflexivamente quitan los sueños y los derechos a otra persona para ejercer sobre su cuerpo y alma una posesión o una actitud de desamor intensas.
A veces esas actitudes de secuestro son fatales, llevando a la víctima a la muerte. Y entonces la persona se ve frente a una situación de pérdida, aparentemente, irreparable. A decir verdad, para todo en esta vida hay arreglo. Incluso para la muerte. Porque ésta no significa el fin de una existencia, sino tan solo una estación donde nos detenemos durante cierto tiempo, para más tarde, en otro lugar y cuerpo, continuar nuestra jornada eterna en el Universo.
Yo sé que es difícil, frente al ataúd de un ser querido, tener o aceptar cualquier clase de comprensión o justificativa, para tan crucial ausencia. Pero esta es la realidad. Aquel cuerpo que está allí reverenciado por todos, es una vestimenta, un instrumento. Muy importante, claro, pero tan solo un instrumento transitorio del cual tú, como espíritu inmortal, te sirves para vivir aquí en el Planeta Azul.
Por tanto, frente a esas situaciones de ausencia compulsoria o muerte accidental, será importante poder encontrar en nuestra alma los recursos para lidiar con esas pérdidas. Y el desapego puede ser un talento, que bien desarrollado nos proporcionará condiciones de comprensión, para que sobrevivamos a ese acontecimiento, sin trauma.
Pues bien, esa reportera hizo una serie de preguntas sobre ese tema, y yo fui contestando. Desapego – es un sentimiento de seguridad interior sobre lo que deseamos y buscamos en la Vida, que nos permite entender pérdidas y abandonos como naturales, nunca como desastres.
Toda criatura tiene un camino que recorrer, no dejamos a nadie atrás, cada cual estará siempre en el lugar que elige y decide para sí; mirar para otro lado o para atrás, puede causar tropiezos, pérdida de energías y riesgo de atajos.
En ese sentido, sigo las palabras de Gibran: “nuestros hijos no nos pertenecen, no vienen de nosotros, sino a través de nosotros”; y Jesús afirma “quién es mi madre y quiénes son mis hermanos”.
Todo sentimiento de posesión o de fijación es siempre enemigo de la felicidad, somos seres expansivos por nuestra naturaleza espiritual y debemos ser conscientes de que el desarrollo del amor propio hace que irradiemos energías naturalmente para todos los que están a nuestro alrededor.
El apego es un peso, un fardo que lastimará tus hombros, y disminuirá la velocidad de tu marcha. La levedad del ser es una conquista importante que debemos llevar a cabo, liberándonos de amarras y mochilas.
Si en tu jornada tienes dudas, considerando que estar desapegada o no demostrar tanta desesperación ante una pérdida, podría incluso no ser comprendido por los demás o por la persona que parte, has de saber que el desapego no es fuga ni desinterés, sino una cuestión de enfocar lo esencial y de interesarse por lo esencial.
La persona desapegada es alguien que pasa por la vida, con levedad, comprendiendo las conquistas propias y las de los demás, las pérdidas y abandonos siempre con comprensión y mucho amor.
Algunas personas me preguntan si hay un camino que se pueda recorrer para la conquista de ese sentimiento. Un paso a paso que recomiendo, en el Projeto Mutação (Proyecto Transformación), es que se empiece por la respiración, que es un proceso de limpieza y de levedad; a través de la respiración nasal puedes entrar en sintonía con tu alma y con DIOS, aportando a tu universo físico y emocional energías de otra calidad, con menos densidad, volátiles, que te darán la oportunidad de llevar a cabo tu propia transformación.
El perdón también es importante, perdonarnos y permitir a las personas que hayan hecho algo contra nosotros que se marchen lejos, sin aherrojarlas para puniciones.
En fin, hay varios procesos, lo más importante es amarse, aprobarse y estar seguro de que Dios, en este y en todos los momentos, está a tu lado.
¿Será posible, en este mundo actual, con tanta impunidad y amenazas, desarrollar esa virtud?
Sí, podemos desarrollar el desapego, comprendiendo la vida, mirando el Universo con los ojos del Amor, y sabiendo que nuestra felicidad está en el Amor. Y ese sentimiento noble, desarrollado por criaturas inteligentes y creyentes en Dios, puede y debe ser tu ancla, para que la resaca del mar o los vendavales que surjan en tu camino tengan pequeño o casi ningún efecto.
La vida continúa, y esas personas queridas, que fueron afectadas por la violencia, allá donde estén, esperan de nosotros ese pensamiento suave y cariñoso para seguir sus jornadas.
Guillaume Apollinaire nos alienta con su poema: Tener Coraje.
“Acercaos al borde, dijo él. Ellos contestaron: Tenemos miedo.
Acercaos al borde, repitió. Ellos se acercaron.
Él los empujó… y ellos volaron”.