Rastros de alegría
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 26/05/2015 11:17:13
por Leandro José Severgnini - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Hace algún tiempo leí un reportaje sobre el poder positivo de la sonrisa y de la alegría en el tratamiento de la depresión. El simple movimiento de los músculos del rostro (responsables por la expresión de sonrisa) tiene la capacidad de activar algunas hormonas ligadas al bienestar y a la alegría. En contribución a eso, la Programación Neurolingüística afirma que los pensamientos y actos alegres, si nutridos adecuadamente, pueden moldear el comportamiento humano de modo que la alegría se convierta en una costumbre, pudiendo incluso curar o evitar ciertas dolencias.
Analizando más profundamente la cuestión, pienso que el estado de alegría del ser humano se ha convertido casi en un tabú. Desgraciadamente, cada vez más estamos limitando nuestro estado de alegría a determinadas condiciones; si alcanzo determinadas condiciones, podré estar alegre, en caso contrario, tendré que alcanzarlas primero. ¡Triste error! La alegría es un estado de espíritu genuino en toda la vida, desde plantas, animales, y hasta en el hombre. Sin embargo los grandes maestros afirman que la tristeza sólo existe donde el hombre interfiere negativamente con su ego. La tristeza y la depresión sólo existen en la raza humana o en ciertos animales que han sido apartados de su hábitat. Los seres que viven su naturaleza de forma plena y desapegada no conocen la tristeza o la depresión. Observa a los perros, gatos y pájaros, un simple charco de agua es suficiente para que destilen alegría. ¿Y los niños? Éstos desconocen el exceso de racionalidad característico del hombre adulto, no necesitan pensar sobre la alegría, por tanto, sólo son alegres, sin ninguna condición.
Es preciso que cambiemos eso. Comprendo que pasamos por situaciones que nos colocan en los más variados niveles de ansiedad e insatisfacción. Pero en esos momentos, la capacidad de sonreír y de alegrarse se vuelven de vital importancia. Todo se hace más fácil con la sonrisa. Todo mejora cuando tenemos la capacidad de ser alegres. La alegría es el condimento valioso que convierte en agradable todo aquello que parece amargo. Si no tenemos la capacidad de sonreír precisamente cuando más lo necesitamos, entonces ¿cuándo lo haremos? Percibo que la naturaleza es tan sabia que, entre todas las virtudes humanas, no hay una única que se agote si la compartimos. Todo lo contrario, si compartimos, acabamos multiplicándolas en nosotros mismos. Lo mismo con el amor, con la paz, con la tolerancia, la serenidad y, claro, también con la alegría. Cuanta más alegría compartimos, más alegres somos. Cuánto más amor compartimos, más amor tenemos. Cuánto más llevamos paz a otros, más nos envolverá una atmósfera de paz y tranquilidad. La aritmética tradicional no se aplica en este caso: ¡divide y tendrás el doble! Por tanto, ¡deja rastros de alegría por donde pases!
Según enseña el Maestro Tang Li, “la vida es una constante alegría. Es un constante burbujear de cánticos. El viento toca las hojas de los árboles y canta una melodía indescriptible; las flores se abren bellas mostrando su alegría; los pájaros con sus cantos inimaginables, felices. La vida constantemente está en fiesta... Únicamente el hombre vive amargado y triste dentro de sí mismo. Por tanto, el sabio, cuando alcanza la sabiduría, percibe que debe hacer como las flores y vivir como los pájaros. Todos los días son como el florecer y el cantar de la alegría de vivir, la expresión alegre de la sonrisa que fluye por todo su cuerpo. El sabio danza, el sabio canta, el sabio salta, el sabio rola, el sabio es FELIZ”.