Recordar es vivir
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/01/2014 09:15:52
por Tom Coelho
Traducción de Teresa - [email protected]
"La vida es un viaje a tres estaciones:
acción, experiencia y recuerdo".
(Julio Camargo)
Tengo por costumbre reservar algunas horas en los últimos días que anteceden a mis vacaciones de fin de año para ordenar papeles y archivos diversos. Son prácticas triviales como descartar documentos cuya guarda es innecesaria, reunir materiales similares en carpetas únicas, seleccionar objetos que puedan ser donados. Es un procedimiento que pasa por cajones, armarios e incluso mi computador, y que, aunque parezca meramente operacional, me reserva grandes sorpresas.
En una carpeta colgante, por ejemplo, me deparé con una gran cantidad de trabajos escolares producidos hace casi una década por mis hijos mayores, hoy con 18 y 16 años. Un material singular que me llevó a un viaje en el tiempo, a la época en que estaban siendo alfabetizados. Los primeros garabatos y letras, los dibujos coloridos y pueriles, los sencillos regalos que me eran ofrecidos en fechas conmemorativas.
En otro momento, accedo a un libro de actas utilizado para recoger testimonios de amigos que asistieron al lanzamiento de mi libro "Siete Vidas", hace cinco años. Palabras generosas, como sólo los verdaderos amigos saben redactar. Envío un correo a uno y llamo por teléfono al otro, rescatando un poco de la relación, distanciada por el tiempo y por el espacio, pero no enfriada en ternura.
Pero el gran viaje astral quedó marcado por un archivo que reunía materiales de una empresa que construí hace exactos veinte años. Anuncios en diarios y revistas, entrevistas publicadas en periódicos, fotos de un tiempo en que yo tenía menos barba y más cabello. Un joven idealista, repleto de certidumbres equivocadas, que vendría a descubrirse tan sólo una década más tarde.
Entre tanto, ningún sentimiento se compara a la emoción de casualmente tener en mis manos una caja de zapatos conteniendo algunas decenas de juegos de fútbol de botón.
Un juguete que me acompañó durante la niñez, cuando yo jugaba, ora a solas, literalmente narrando el partido, ora contra compañeros, con los cuales promovíamos torneos. Sin embargo, la emoción no estaba en los juguetes, aunque los recuerdos fuesen suficientes para llenar los ojos de lágrimas, sino en las pocas palabras escritas en la tapa de la caja para identificar su contenido: la caligrafía era de mi fallecida madre.
En aquel momento, sentado con la caja en el regazo, yo miraba el contorno de aquellas letras y no podía contener las lágrimas. ¡Cuánta añoranza! Cuán dolorosa es la pérdida de una persona amada. En verdad, es imposible de superar. Los años pasan, y parece que aceptamos el hecho, cuando lo cierto es que únicamente nos acostumbramos y aprendemos a soportarlo y a seguir adelante.
Nuestras batallas cotidianas son muchas y variadas, amplias y cada vez más intensas.
Nuestro tiempo es corto, aunque la vida sea larga, pero lo que realmente vale la pena es sutil, volátil y está a nuestro alrededor. Por eso, rescata tu pasado para valorar el tiempo presente, y en lugar de regalos, ofrece tu presencia a tus amigos y familiares.
¡Felices Fiestas!