¡Renuncia al control y sé feliz!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 22/03/2018 10:12:11
por Andre Lima - [email protected]
Traducción de Silvana Partucci
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Se le preguntas a la mayoría de las personas, no les va a parecer que son controladoras. Pero la necesidad de controlar está tan enraizada en nuestro comportamiento que nos parece normal y no la vemos. Intentamos controlar la vida, las personas, las situaciones como una forma de intentar dejar en orden el exterior para que podamos sentir paz interior.
Pero es ahí donde comienza la ironía. Cuanto más intentas controlar, más ansiedad, menos paz interior. Hay un gasto de energía enorme al intentar mantener las cosas como supones que estas deben ser, eso genera una tensión enorme. Y, fatalmente, siempre hay algo que va a salir fuera de aquello que esperabas, lo que provoca aún más reacciones negativas del controlador.
Existen desde las formas más nítidas y obvias de control, hasta las más sutiles que se nos pasan desapercibidas. Un ejemplo clásico de comportamiento controlador es el de la madre que quiere que los hijos se comporten exactamente de la forma que ella cree correcto, aún cuando ellos ya crecieron. La madre que se mete en todo, hace chantaje emocional, se vale de la culpa, pena y manipulación para obtener lo que ella desea. Quien tiene padres así sabe cuanto es extremamente sofocante ese tipo de relación.
Existe el marido controlador, que vigila los pasos de la esposa. Está el jefe controlador que sigue los pasos del empleado, siempre desconfiado de todo. Está la amiga controladora que se enoja si armas un programa y no la llamas para ir también.
Pero, en realidad, no solamente esos comportamientos extremos vienen de la necesidad e controlar. A veces la necesidad de controlar es vista como cuidado, preocupación y hasta un acto de amor. Un ejemplo de eso sería la esposa que vive peleándose con el marido para que pare de beber o para que tome los remedios. Normalmente, esas cosas no funcionan, a veces dan cierto efecto contrario y esa persona continua haciéndolo. Genera stress en la relación y no resuelve el problema. Esa persona continúa bebiendo y solo toma los remedios cuando le parece.
Intentar cuidar de la vida de otro adulto, diciendo lo que debe o no debe hacer, cosas que obviamente él ya sabe, es una forma de control. Y en el fondo, la creencia inconsciente que está por detrás es: si él para de hacer eso yo puedo finalmente estar en paz. Eso nos vuelve dependientes emocionales.
Consejos y sugerencias no solicitados son también formas de control. No te contienes y quieres decirle al otro la mejor manera de ser y actuar. Y muchas veces lo que sucede es una reacción negativa del otro lado. Eso porque esa persona acaba sintiendo que por detrás de la buena intención hay un cierto control. El otro quiere que cambies para que pueda parar de preocuparse contigo, o para que no sienta más pena. De alguna forma, el otro quiere que cambies para que él pueda estar en paz.
Estar libre de la necesidad de controlar significa estar en paz independiente de cómo son las personas. Ese estado no significa que no puedas hacer nada. Estarás abierto a ayudar, pero solamente si la otra persona quiere ser ayudada.
La liberación del control es también un estado de no juicio, donde te permites interiormente que las personas sean como son. Además por que, de hecho, si no lo permites, ellas continuarán siendo de la manera que son. Eso también no significa decir que no puedas dar un límite firme, o alejarte si esa persona tuvo un comportamiento que pueda serte perjudicial. Al revés de tratar de cambiar al otro, aceptas que esa persona es de esa manera y, al mismo tiempo, tomas una decisión saludable de alejarte.
Está también el control sobre la vida, sobre el clima, la economía, el gobierno, el empleo. Cuando las cosas salen de lo que nosotros suponíamos que debería ser, sentimos un malestar interior. Es como si dijésemos, eso no debería haber ocurrido, debería ser de tal manera, no debería estar lloviendo tanto, tal persona no debería haber dicho eso. La mente controladora no para nunca y vive creando conflictos con la realidad. Decir como la realidad debería haber sido, como debe ser, es la manifestación más obvia de la necesidad de controlar en acción.
La necesidad de controlar viene de las inseguridades y miedos internos. Por eso, siempre que atiendo a alguien, conduzco el trabajo con la *EFT (técnica de auto limpieza emocional, fíjate como recibir un manual gratuito al final del artículo) para eliminar esas emociones que están actuando en el inconsciente, generando comportamientos controladores. Al disolver esas emociones, pasas naturalmente a no tener más el impulso de querer que las cosas sean de una cierta manera cuando no lo son. La pelea con la realidad acaba. Te vuelves mucho más sabio y eficiente para lidiar con las situaciones y personas. Tu paz interior ya no depende de lo que sucede fuera de lo que está a tu alcance y eso es profundamente libertador.
Atendí una paciente que siempre se quejaba que el marido salía con los amigos. No era nada tan frecuente, él apenas tenía algunos amigos con los cuales se encontraba de vez en cuando para conversar. En esas situaciones, ella se sentía excluida siempre. Se peleaba con él y decía que él prefería a los amigos a estar con la familia. Ella misma admitía que era una reacción que no tenía mucho sentido.
Después que trabajamos y disolvimos los miedos e inseguridades utilizando la EFT, el hecho de que el marido fuese a encontrarse con los amigos pasó a no incomodarla más. En realidad, ella pasó a ponerse feliz con eso, en dar ese espacio y dejar que él tuviese un momento de alegría con sus amigos. Ella percibió también que pasó a permitirse hacer lo mismo y no solo vivir en función de él y comenzó a tener encuentros con las amigas más frecuentemente, pudiendo disfrutar mejor esas amistades.
André Lima - EFT Practitioner. *EFT - Emotional Freedom Techniques
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