RESIGNARSE ES...
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 31/10/2015 10:42:33
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Recibir con optimismo todo cuanto la vida nos ofrece, teniendo siempre en mente que todo tiene un lado bueno, una lección que enseñarnos, un bien que proporcionarnos.
No envidiar el bien o lo que de bueno tenga el otro, y sí bendecirlo en sus conquistas y trabajar dignamente para intentar alcanzar aquello que queremos o aquello que admiramos en el otro.
No rebelarse frente a las aparentes injusticias de la vida, sino creer que nada es por casualidad, pues Dios es justo y bueno y jamás permitiría que uno de sus hijos sufriese en vano.
Llevar con buena voluntad a las personas difíciles que la vida pone en nuestro camino, no dejando de hacer lo posible por hacer de ellas personas fáciles, ya sea mediante el ejemplo, la orientación o simplemente por nuestras vibraciones de amor, comprensión y cariño.
No quejarse o rebelarse frente a las dificultades de la vida, pero sí esforzarse siempre para que se conviertan en crecimiento y luz.
Mantener, lo más posible, la paciencia ante las contrariedades, reconociendo que ni las personas, ni los acontecimientos, tienen que satisfacernos todo el tiempo.
Aceptar las tareas del día a día con alegría y buena disposición, cumpliendo con los deberes y las obligaciones que nos incumben.
Aceptar, consciente y racionalmente, las reglas de nuestra vida en sociedad, sin que ello implique complicidad con la hipocresía o con el interés frío y calculista.
Saber renunciar, de vez en cuando, en favor del otro, comprendiendo que unos necesitan el auxilio más que otros.
Confiar en la sabiduría divina que pone todo y a todos en el lugar correcto y en el momento correcto, incluso a nosotros, a nuestros parientes, amigos, jefes, compañeros, gobernantes, etc.
Procurar comprender las limitaciones del otro y aceptarlas de la mejor forma posible, ayudándole a modificarse, si lo desea.
No conformarse con el error, con el problema, con la dificultad, sino trabajar constantemente para encontrar las respuestas para lo que nos aflige o incomoda.
No acomodarse en la idea de que todo lo que nos pasa depende sólo de la voluntad de Dios, sino procurar descubrir lo que es realmente de Su voluntad y lo que es consecuencia de nuestra propia conducta equivocada.
No ser sumiso a nada ni a nadie que no sea Dios y sus leyes universales, pero tratar a todos con respeto y educación, haciendo por merecer lo mismo de los demás.
No ser cómplice del mal en nombre del amor que sintamos por alguien, sino reconocer los defectos de aquellos que amamos, procurando ayudarlos con nuestros ejemplos y advertencias cariñosas, si fuese necesario.
Recordar que todos nosotros ya hemos acertado y nos hemos equivocado en el pasado y que sólo depende de nosotros mejorar o no nuestra situación, a través de nuestras propias decisiones y actitudes.
Ser conscientes de que cada uno recibe lo que merece, y que por eso mismo, sea como fuere, estamos cosechando lo que hemos plantado y somos herederos de lo que hemos elegido.
Aceptarnos momentáneamente como somos, nunca perdiendo de vista nuestro mayor objetivo en esta vida: el perfeccionamiento interior sin auto-agresión.
Reconocer en Dios nuestro mayor refugio y socorro en las horas difíciles, pidiéndole de corazón ayuda a través de plegarias, pero subordinándolo todo a Su voluntad, ante todo.
Evitar actitudes infructíferas, como lamentarse, culparse inútilmente, flagelarse material o emocionalmente, o hacerse la víctima ante un desliz o tropiezo, pues eso no nos lleva a nada si no nos hemos arrepentido del error o no hemos relevado el resentimiento, estas sí, actitudes que nos hacen crecer y madurar espiritualmente, iluminándonos el camino y empujándonos al trabajo necesario de rectificación y progreso continuo.
Aprovechar, de la mejor forma posible, el aprendizaje propuesto a través de las varias situaciones de la vida; pruebas, tareas voluntarias o no, rescates, testes, etc.
Tener la plena consciencia de que podemos no estar ni donde ni con quien queremos, pero, con toda seguridad, estamos donde y como merecemos y necesitamos.
