Sanar la piel... para sanar el alma
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/10/2014 09:14:06
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Esta es la historia de una criatura linda. Linda de alma, de corazón y de actitudes. Patricia cuenta los hechos. Desde bebé noté una gracia expresiva en su mirada.
Esta percepción es una sensibilidad connatural en ella y yo la estimulo a que la use. Es corriente, por ejemplo, que al pasar junto a un crío, si Patricia teje un comentario en pensamiento, al mirar, ve al niño atento “como si escuchase” lo que ella ha pensado.
Un amigo mío, también sensitivo, incentiva a las madres en ese sentido, o sea, a charlar mentalmente con sus hijos y a hablar directamente con el alma de ellos. Lo cierto es que hasta los animales y aves tienen ese don. Yo aplico ese procedimiento a mis clientes, con éxito.
Según iba creciendo, la niña encantaba aún más a toda la familia.
Un detalle curioso: antes de quedar embarazada, su madre recibió un mensaje psicográfico, incentivándola a recibir con mucho amor esta alma. Siete años antes, una prima muy querida desencarnó por meningitis y, en su corazón, la madre sentía que ella estaba reencarnando y era el adorado bebé que iba a concebir.
La niña nació normal, pero se auto-flagelaba. Se rascaba el antebrazo y la parte por detrás de las rodillas de un modo que aparentaba agonía y aún haciéndose sangre, no paraba. Fueron muchas las veces que ayudé a fajar sus brazos y piernas antes de dormir para que no se hiciese daño.
Observando bien fue posible advertir, con una mirada de amor, que ella se rascaba en esos mismos puntos cada vez que era reprendida de alguna forma.
Pese a eso crecía graciosamente, educada, amorosa y espiritualmente elevada.
Yo trabajo en el Centro Espírita Hermana Esmeralda (rua Júlio de Castilhos, 191 – Belém – SP), dice Patricia, ayudando en la donación de amor fraternal; y decidí llevarla, para una consulta espiritual. La entidad (El Chinés, un Espíritu amigo), además del proceso de apoyo, nos orientó para que hablásemos siempre mirándola a los ojos como si hablásemos con su alma eterna y no con ella, personalidad. Y mirándola a los ojos, afirmásemos que nada ni nadie le harían daño. Pasé la información a la madre que cumplió con cariño la misión recibida y hacía oración todas las noches con ella; y antes de dormir, mirándola a los ojitos afirmaba: nada ni nadie te va a lastimar.
Se le indicó también que hiciese la oración a sus antepasados. La madre lo hizo todo con esmero.
La inclusión de la oración de los antepasados, en este caso, surge como un proceso de purificación de residuos energéticos o estados mentales de dolencia, grabados en el cuerpo espiritual. Este procedimiento lleva a cabo un barrido en el campo vibracional del Espíritu, lo cual permite deshacer en el niño de hoy un estado mórbido de la vida pasada.
Para felicidad de toda la familia, en el cuerpo de la niña, donde antes había una grande y fea cicatriz, que podría causarle traumas en la adolescencia, ¡hoy ya no hay nada!
Patricia, encantada, dice alto y claro: ¡El toque de Dios se hizo presente!
Y, un día, para alegría de su madre, antes de la oración nocturna, la pequeña afirma: ¡mamá, ya no voy a lastimarme más!