Sea objetivo en el lenguaje del amor y no enloquezca a su pareja!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 11/07/2004 09:41:35
Traducción de: Marta Susana Pacho
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No hay nada más enloquecedor que relacionarse con alguien que no expone lo que quiere. Alguien que establece una comunicación por códigos, que lo presiona a usted a crear una leyenda si quisiera entenderlo y desarrollar un diálogo en la relación.
Usted cree que no existen personas así? Sólo si fueran realmente locas? No cuente con eso! Hasta usted y yo, probablemente, hemos dado respuestas que no queríamos dar, hemos dicho “si” cuando queríamos decir “no”, y así sucesivamente.
Mientras tanto, el problema es que algunas personas transforman esa “incoherencia” en una dinámica habitual, un modo constante de funcionar, especialmente en las relaciones amorosas. Piensan –no sé basadas en qué- que el otro tiene la obligación de saber lo que ellas quieren, de leer los pensamientos de ellas y actuar para agradarles.
No sabe de que estoy hablando? Nunca conoció alguien así? Voy a contar una percepción mía, pero no quiero, absolutamente, crear algún tipo de cliché o defender una especie de generalización: ustedes saben que soy totalmente contraria a clichés y generalizaciones, machismo o feminismo. Soy, sobretodo, defensora de lo divino que hay en cada uno!
Sin embargo, mi percepción me muestra que son, generalmente (no todas!), las mujeres, las que se comportan así. Adoptan un lenguaje subjetivo, enmascarado y difícil de entender. Equivocadamente, pasan a creer que sus compañeros tienen que saber lo que ellas están sintiendo, pensando y deseando. Y cuando ellos no lo consiguen – y muchos hasta lo intentan! - ellas se sienten heridas, rechazadas y hasta con el derecho de reforzar aún más este comportamiento absurdo, que no esclarece ni suma nada en la relación.
Estoy citando situaciones como cuando, por algún motivo, que el otro realmente no sabe cuál es (porque no fue dicho), la persona está con cara fea, molesta o enojada. Ahí el compañero pregunta: “que tienes?” y el enojado responde “nada!” y se rehúsa a hablar del asunto, hasta que un día explota, acusando y criticando al otro indiscriminadamente, hablando hasta de aquel día en que él olvidó poner la leche en la heladera. Ustedes creen que hay gente que hace eso?!? Estoy segura que sí, pues ya se han comportado en esta forma o han hecho lo mismo con ustedes!!!
Personas que responden “no sé” cuando realmente no saben, son coherentes; pero personas que responden “no se” solo porque consideran que el otro debería saber su respuesta, son sicóticas, pueden apostar!! Decir “si” cuando quieren decir “no y viceversa; salir cuando tienen deseos de quedarse; apartar al otro cuando está muriendo de deseo de abrazarlo; decir que está “todo bien” solo para que el otro continúe insistiendo, preguntando, queriendo saber lo que está ocurriendo... es psicosis pura!
Sugiero que comencemos a ser más verdaderos y objetivos en el lenguaje del amor. Que consigamos decir exactamente lo que estamos sintiendo, utilizando las palabras a partir de su real significado. Si es si y no es no. Quiero es quiero y no quiero es no quiero! Podemos hasta no querer hablar sobre determinado asunto en el momento en que el otro pregunta, pero decir que no tenemos nada cuando sustentamos una cara ceñuda es querer enloquecerlo... y no llegar a ningún lugar. Diga la verdad: “estoy molesto, pero no quiero conversar ahora. Cuando esté calmado, hablaremos sobre eso.” Listo! Así de simple! Sin enigmas, sin códigos, sin exigir que el otro cree una leyenda para comprendernos.
Porque - de hecho - parece que algunas personas creen que amar es crear leyendas. Alucinan sobre la idea de que no necesitan demostrar lo que sienten, hablar de lo que desean, discordar en algún asunto y exponer sus opiniones, en fin, que no necesitan ser ellas mismas en la relación, porque el otro ya debería saber, debería percibir.
Olvídelo! Nadie tiene por qué saber nada sobre usted hasta que usted hable, se exponga, pida, reclame, esclarezca, en fin, converse, ejerza su civilidad y su capacidad de dialogar, de comunicarse. El amor no sobrevive sin comunicación, sin la intención de facilitar el entendimiento. Sin embargo, peor que no facilitar, es complicar, es transformar el amor en códigos de guerra, haciendo sentir al otro en constante prueba, presionado...
Esfuércese para traducir - usted mismo - sus pensamientos, sentimientos y deseos. Y contribuya significativamente para el éxito de su relación.
Este artículo está en el libro “AMOR sin reglas para vivir”.