Semilla
por Saul Brandalise Jr. em STUM WORLDAtualizado em 23/06/2009 11:40:12
Traducción de Teresa - [email protected]
Hace algunos años me sorprendí con las revelaciones que encontré, mientras estudiaba y buscaba explicaciones sobre las desigualdades y el proceso evolutivo del ser humano en este planeta.
Estaba inquieto, insatisfecho con lo que tenía a mi alrededor y deseaba comprender qué estaba yo efectivamente haciendo en este orbe.
El primer gran triunfo que comprendí y asimilé es que somos de hecho Causa y Efecto. Nada que nos suceda es por casualidad. Todo tiene una estrecha relación entre lo que cosechamos y lo que hemos plantado.
Sin embargo, la mayor sorpresa que tuve fue cuando de modo efectivo descubrí cuál es la semilla. Al principio deduje, equivocadamente, que la semilla sería mi pensamiento y, por consiguiente, los valores en que creo.
Como he dicho antes, estaba equivocado. Mis valores y mis pensamientos son, comparándolos con la labranza, el suelo. Lo que creo y lo que pienso, en sí, nada pueden hacer si no deposito la semilla en ese suelo. Por tanto, mi intuición, si no la utilizo a mi favor, de nada sirve. Seguir la intuición es factor decisivo para un acierto en nuestras búsquedas.
No obstante, creer en algo es muy poco para considerar que eso va a producir una cosecha futura. Pensar en un determinado hecho tampoco es motivo de retorno. Es preciso actitud. De lo contrario, quien mucho lee y nada hace es un excelente ejemplo de chasco.
Obviamente, es necesario abonar de modo adecuado el suelo para que produzca una excelente cosecha. Por tanto, tener buenos valores y buenos pensamientos es un fundamento excelente para que nuestra vida sea saludable, correcta y proficua.
Pero en este exacto momento ¿con cuál semilla estamos identificados? Sin ella no hay cosecha. Sin semilla nada va a germinar.
La semilla es nuestra PALABRA.
Ella funciona como la flecha en el “Kyudo”. (Lee mi texto anterior con ese título). Después de disparada, ella alcanzará la diana. No importa cuál sea la preparación que nuestra mente haya dado al destino de la flecha. Lo que realmente marca la diferencia es que ella va, sin que se la pueda interrumpir, hasta la diana.
¿Cuántas veces en tu vida has hablado de una persona y en menos de 48 horas te has encontrado con ella? Y has dicho: ¡Vaya! Qué “coincidencia”… ¿Tú por aquí? Ayer mismo hablé de ti.
Bueno, es sencillo, después de que se sabe lo que significa la palabra, conviene aclarar que en la vida nada es coincidencia. Todo lo que sucede a nuestro alrededor es cosecha.
No hablamos de la persona… Llamamos a la persona.
Este es un gran ejemplo de la fuerza de nuestra palabra, de nuestra SEMILLA DE VIDA.
Sé que nos veremos.
Beso en el alma
