Sencillez Voluntaria
por Adília Belotti em STUM WORLDAtualizado em 14/05/2007 12:47:16
Traducción de Teresa - [email protected]
Recibo de un amigo el vídeo del Fantástico sobre “gente que vive con poco dinero”. El tema, en realidad, es Sencillez Voluntaria, una idea que no es nueva en exterior, pero que parece llegar solamente ahora al Brasil. Y, como ocurre cada vez que nos vemos ante una buena idea, nos dan ganas de decir: “¡qué fantástico!”.
En los EUA, capital planetaria del consumismo y de las exageraciones, vivir con poco, reducir drásticamente el consumo y pensar de manera sencilla se ha vuelto un estilo de vida. Pero, antes de que te levantes indignada, contra otra más de esas “americanadas” (¿?), entérate de que ESA idea no la han inventado ellos. Los griegos, créelo, ya soñaban con una vida menos ávida y más cercana a la naturaleza. Más cerca de estos nuestros tiempos conturbados, uno de los grandes defensores de la frugalidad fue Henry David Thoreau, escritor americano que vivió a fines del siglo 19 y publicó un libro, Walden, criticando el materialismo de la sociedad americana y predicando la necesidad de una vida más sencilla y cercana a la naturaleza.
En 1981, Duane Elgin, otro americano, dio un formato moderno y bastante pragmático a la poesía de Thoreau y escribió el libro Sencillez Voluntaria, en busca de un estilo de vida exteriormente sencillo, pero interiormente rico. Fundamental para los que desean aprender a integrar la vidita urbana y sus correrías con nuestras necesidades interiores de calma, tranquilidad y comunidad verdadera y muy concreta con la Naturaleza.
¿Has visto? Hay mucha gente intentando dar forma a una nueva ética humana que hable de fraternidad y comunión, de responsabilidad de todos para con todos, de compasión y de un futuro para todos y no tan sólo para algunos de nosotros, precisamente aquellos, los ávidos frecuentadores de centros comerciales.
Nadie te está proponiendo que vivas en retiro espiritual y en la más absoluta pobreza. “La pobreza es involuntaria y debilitante, la sencillez es voluntaria y moviliza”, advierte Duane Elgin.
Vivir voluntariamente de manera más sencilla significa deliberadamente organizar tu vida de modo a tornarla más frugal exteriormente y más rica y abundante interiormente. Es quitar el exceso de peso del equipaje para hacer que el viaje por este mundo sea más ligero, más limpio, más suelto. En la práctica, significa tener más tiempo para ti mismo, y descubrir aquello que realmente es importante en tu vida. Tan sólo lo esencial.
Sencillez Voluntaria no es una fórmula mágica, es un camino, y no siempre fácil. Pero deberíamos pegar en la puerta del frigorífico, escrito en letras garrafales, ese consejo de Duane Elgin:
“Trabaja más para desarrollar todas tus potencialidades: físicas (correr, andar en bicicleta, caminar); emocionales (descubrir aquellas habilidades fundamentales en una relación, como intimidad y sentido de comunión); mentales (engancharse en proyectos para toda la vida, como leer, hacer cursillos etc.); y espirituales (por ejemplo, aprender a moverse a través de la vida con la mente quieta y el corazón lleno de compasión).”
He seleccionado del libro Sencillez Voluntaria diez consejos para levantar el pie del acelerador. Son encantadores y… sencillos:
1. Cesa de hacer millones de cosas al mismo tiempo, comenzando por no ir conduciendo y hablando por el teléfono móvil al mismo tiempo.
2. Invierte tiempo y energía en actividades no complicadas como andar en bicicleta, leer o preparar una merienda, con tu compañero, tus hijos o tus amigos.
3. Deja que la secretaria electrónica haga su trabajo. Oblígala a no atender al teléfono en mitad del almuerzo, por ejemplo.
4. Cuando adquieras algún producto, prefiere aquellos que sean duraderos, de fácil mantenimiento, no contaminantes, funcionales y estéticos.
5. Desarrolla tu compasión. Interésate por movimientos en favor de las personas necesitadas, de la preservación de los bosques y de los animales, y de la no violencia.
6. Permanece media hora cada día sin hacer nada. Relájate y deja divagar a tu mente. Envuélvete en ese momento, como si él fuese el último o el primero de tu vida.
7. Disfruta del placer sencillo que aportan las formas no verbales de comunicación: el silencio cómplice, abrazos y besos, ojos que hablan.
8. Imagina que la Tierra y tú sois una sola cosa. Permite que ese sentimiento penetre en ti y se traduzca en más cariño y cuidado con el planeta.
9. Escucha música, lleva un diario, diviértete con el perro, escribe a alguien querido, alimenta a los pájaros.
10. Desconecta la TV. Durante algunas horas, al menos. Y nunca, nunca, permitas que ella asista a tus almuerzos.