Senda
por Wagner Borges em STUM WORLDAtualizado em 28/10/2008 17:08:36
Traducción de Teresa - [email protected]
Saludos, querido hermano de las lidias espirituales.
Observa lo siguiente: muchas de las personas que tienen acceso a los conocimientos espirituales, todavía están sujetas a las murallas del propio ego.
Algunas levantan trincheras impermeables a la luz del esclarecimiento. Otras cierran los ojos para no enfrentarse a la renovación necesaria. Todavía siguen maniatadas por el miedo a crecer y rehuyen el contacto consigo mismas.
Transitan por los estudios espirituales y, aparentemente, son esforzadas. Con todo, muchas trabajan sin honra y no dignifican los objetivos del propio estudio.
Parecen muy entusiasmadas, inicialmente, con la espiritualidad, pero, en contacto con algunos obstáculos inherentes a su propia depuración, huyen del camino, alegando decepciones variadas.
Pocas son honradas en sus compromisos espirituales. Esto es fácilmente constatado por la falta de brillo en sus ojos y por la falta de amor y alegría, cuando hablan de las cosas espirituales.
¡Está faltando honra, querido mío!
¿Cuántos no están haciendo ofrendas y sacrificios en nombre de motivaciones, supuestamente, espiritualizadas? Sin embargo, el Señor de la vida no se encanta de ofrendas superficiales. Él quiere, nada más, nada menos, que el espiritualista ofrezca la cabeza del propio ego, cortada por las afiladas espadas del discernimiento. Él quiere el corazón lavado de resentimientos y el alma luchando, tenazmente, por el rompimiento del caparazón del orgullo y del miedo.
¿Cuántos están seriamente empeñados en servir a los dictámenes de la luz?
Querido hermano, quien transita por los estudios espirituales tiene una seria tarea que realizar: ¡tomar las riendas de su propio rumbo y seguir adelante por la propia capacidad de discernir y sentir!
Muchos prefieren entregar el comando del propio vivir a las conciencias y situaciones fuera de sí mismos. Pero ¿cómo caminar con las piernas ajenas?
Por eso, es corriente encontrar personas sin el debido temple para el contacto con las realidades del alma. Están en la senda espiritual, pero pisan sin respeto. Tienen fácil acceso a las informaciones pertinentes, pero se encuentran desdeñadas por la suerte.
Hacen abordajes livianos para temas profundos. Especulan y hablan mucho más que actúan.
¿Cuántas de esas personas se acuerdan de los antiguos iniciados, que perecieron en las hogueras de la intolerancia religiosa, hija de la ignorancia y de la ignominia de los hombres?
¿Será que tienen noción de que muchos sacrificaron su propia vida para mantener viva la luz de la espiritualidad en la Tierra?
Héroes que permanecieron en silencio, incluso bajo pesada tortura, para preservar la vida de otros que habrían de sucederles llevando adelante la antorcha de la espiritualidad.
Hoy, las informaciones sobre temas espirituales están generalizadas. El acceso es fácil, pero ¿cuántos están dispuestos para las pruebas inherentes a ese estudio?
¿Cuántos están dispuestos a entrar en la hoguera del discernimiento para incinerar el propio ego?
En el pasado, muchos murieron por esos estudios. Fueron asesinados, porque quisieron romper el velo de la ignorancia. Conocían los riesgos, pero, incluso así, pagaron el precio, de buena gana.
Desencarnaron conscientes, pues sabían dar valor a los objetivos espirituales.
En los planos sutiles, los maestros de la luz los dignificaron por el esfuerzo.
¡Qué triste ironía: ellos tenían tan poco acceso, pero para ellos era todo!
¡Hoy, muchas personas tienen fácil acceso y aún les parece poco y protestan tanto!
Hermano querido, tú ya conoces este aforismo iniciático, pero nunca está de más citarlo, para conocimiento de la gente: “Sólo los fuertes de espíritu soportan llevar la antorcha del discernimiento en sus vidas, y el amor en sus pasos, en el mundo. ¡Sólo ellos, en nombre de la Luz, pueden enarbolar las banderas de la espiritualidad en las altas cumbres de la Paz!”
¡Deseamos, para ti y para tus lectores, pasos responsables y coherentes en los senderos de la vida y de la espiritualidad!
((OM TAT SAT (del sánscrito): es una triple designación de Brahmán, el Absoluto. También se emplea como saludo iniciático o mantra de activación de los chakras y nadis que corren a lo largo de la columna)) OM TAT SAT! (*)
((Sanat Khum Maat – Amparador extra-físico ligado a las iniciaciones del antiguo Egipto y de la antigua India)) Sanat Khum Maat(*)
(Recibido espiritualmente por Wagner Borges
P.D.: Estos escritos me han recordado la aguzada percepción del sabio hindú Aurobindo:
“Más allá de nuestro ansioso alcance, se sitúan estas cumbres,
Muy elevadas para nuestra fuerza y altura mortales.
Difícilmente, en un tremendo éxtasis de labor,
Escaladas por la voluntad atlética y desnuda del espíritu.
Austeras, intolerantes, exigen de nosotros
Esfuerzos demasiados y prolongados para nuestra fibra mortal.
Nuestros corazones no pueden perseverar ni nuestra carne soportarlo;
Tan sólo la fuerza del Eterno en nosotros puede atreverse
A emprender la inmensa aventura de esa escalada
Y el sacrificio de todo aquello que estimamos aquí.”