Sexo y Espiritualidad
por Wilson Francisco em STUM WORLDAtualizado em 03/10/2006 14:42:27
Traducción de Teresa - [email protected]
Al que ama, todo le está permitido, dice San Agustín.
La sexualidad, en la óptica multidimensional, representa la fuerza motriz que encadena el desarrollo del ser. Desde sus orígenes, el ser humano posee las dos fuerzas: la masculina y la femenina, una que traduce los impulsos de dominio, fuerza y administración de la razón en las acciones de aprendizaje y experimentación, mientras que la otra amplía en el ser la noción de afectividad, dulzura, encantamiento y receptividad.
Cuando estas fuerzas estén integradas, manifestándose de manera equilibrada en el ser, esta criatura habrá sobrepasado los límites de la reencarnación, y no necesitando ya más entrar en el mundo corpóreo, podrá existir tan sólo en las regiones etéreas.
Los angélicos caminos del amor puro se inician en las acciones del sexo primitivo, desde la aglutinación de los cristales, pasando por la
polinización de las plantas, en el dominio de la cópula voraz de los
animales.
En verdad, la sexualidad no se encuentra en los órganos ni en el cuerpo, sino en el alma, como fuerza motriz de la creatividad divina de que todo ser ha sido dotado por el Creador.
Y ella trasciende los umbrales de la muerte física, manifestándose en el espacio extra-físico.
Ranieri, en el libro "El Sexo Más Allá de la Muerte", describe escenas y seres dantescos, cuya manifestación sexual roza el límite de la animalidad mórbida, mientras que la exuberante pluma de Chico Xavier, manejada mentalmente por Emmanuel, nos premia con escenas de puro afecto y de entrega absoluta en la obra "Renuncia", en la que Alcione es el ángel que incendia el pecho oprimido de un sacerdote, adiestrándolo en el Arte de Amar.
Bajo el punto de vista energético, podemos decir que las relaciones resultan en interacciones de los cuerpos vital, etérico y astral. Cuando dos seres interactúan sexualmente, durante algún tiempo subsiste una intersección entre los cuerpos de ambos, estableciendo lazos que no se pueden romper con facilidad, que entrelazan las acciones de los dos, hasta que se disuelvan todos los puntos de identificación. Existen relaciones en que la conexión de los cuerpos vitales es tanta que, al dejar el cuerpo uno de los compañeros, el
otro se desvitaliza, permaneciendo descompensado durante un período. Ese proceso puede crear obstáculos para nuevas relaciones.
Hay casos en que la relación permaneció apenas en el cuerpo vital, sin
cualidad espiritual, sin alcanzar los niveles etéreos y astrales, lo cual puede causar situaciones adversas. Una de ellas es que, descompensada, la criatura trasciende la dimensión física, buscando por medio del sueño o de devaneos, relacionarse con aquel que se ha ido a la otra vida. Este tipo de búsqueda puede encuadrar a las dos criaturas en el universo peligroso de los íncubos y súcubos, donde seres de poca moralidad se satisfacen sexualmente, inmiscuyéndose en el universo de los que habitan la Tierra para absorber sus energías.
No obstante, si en la relación ha predominado la interacción de los cuerpos etéreos y astrales, teniendo a los sentimientos como monitores del interés físico, en ese caso el patrón energético será superior, facilitando el desligamiento cuando suceda la muerte de uno de ellos.