Sobre la muerte...
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/03/2015 15:00:00
por Leandro José Severgnini
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Traducción de Teresa - [email protected]
Durante este último carnaval, tuve la oportunidad de conocer a una señora muy simpática. Se llama Magda y, entre tantas actividades, fue danzarina de la Globo hace algunas décadas. A pesar de la aparente edad avanzada, ella se mostraba alegre y jovial todo el tiempo. En la primera oportunidad que tuve, no resistí y le pregunté su edad - poco elegante por mi parte, lo sé, pero aun así pregunté. Con su característica sonrisa contestó: "Tengo 75 años. Casi estoy acercándome a la 'puerta de salida'. Qué bien, ¿verdad?"
Confieso que me sentí aterrado con la naturalidad con que esa señora encara la venida de la muerte. La muerte normalmente es tema que evitamos. Por más que sepamos ciertamente que un día llegará nuestro turno, nunca nos encontramos preparados para tal. Para la mayoría de nosotros la muerte es un misterio y, para algunos, un fin definitivo. Pero sinceramente no veo que sea de esa forma. La ciencia, por ser de cuño materialista, no puede ofrecernos explicaciones sobre lo metafísico. Y las religiones presentan enfoques controvertidos y caducos que ya no se sostienen ante un análisis lógico. Sólo recientemente algunos científicos han tratado de encarar los fenómenos espirituales bajo el prisma de la ciencia moderna; destaco, entre los brasileños, Laércio Fonseca y Sérgio Felipe de Oliveira, aparte de los extranjeros Amit Goswami, Stuart Hameroff y Roger Penrose.
Menciono a estos individuos únicamente con el propósito de aportar nombres que procuran unir los fenómenos espirituales a lo que hay de más avanzado en la ciencia moderna. Pero hoy comprendo, que aquellos que buscan con sinceridad, saben en su íntimo que las doctrinas espiritualistas están correctas en sus afirmaciones, y no hace falta ningún científico para demostrar algo que ya ha sido dicho hace milenios por los grandes maestros espirituales. Hay quien diga que "nadie ha vuelto de allá para contarlo". Pero esta afirmación es errónea, ya que ¡sí!, muchos han vuelto para contarlo, basta buscar en el sitio adecuado.
Es obvio que no estoy mostrándome insensible con aquellos que han perdido a seres queridos. Sólo quien se enfrenta a tal situación puede saber el dolor que se siente. Pero me gustaría incitarles a pensar de un modo diferente: ¿será cierto que podemos, de veras, decir que "perdimos" a aquellos que se fueron? ¿Cómo podemos perder algo o a alguien que nunca ha sido propiedad nuestra? Y, con todo respeto hacia los que discrepan, estoy convencido de que la muerte es una mentira. ¡Nadie muere! ¡Nadie ha muerto nunca! Lo que pasa es que las personas desocupan sus cuerpos para vivir en niveles vibratorios más sutiles, donde el cuerpo ya no es necesario.
En cuanto a la señora mencionada anteriormente, considero que ella puede ser un gran ejemplo de alguien que ha empleado su vida con sabiduría y ha ido en busca de las respuestas que la mayoría evita. Pero obvio, ¿quién va a disponerse a pesquisar sobre la muerte si todo lo que aprendemos es que después de ella conoceremos el infierno eterno o aquel cielo aburrido y sin gracia? No, las cosas no son así. La vida es un fenómeno que no se extingue, sólo se transforma dando nuevas oportunidades de evolución y aprendizajes a la conciencia. ¡He aquí lo que necesitamos saber!
