¡Su don era hacerme el bien!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2013 12:21:19
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Considero inagotable el tema que se refiere a contactos entre individuos de distintas dimensiones, pues son muchos los casos que llegan a nuestro conocimiento, bien por Internet o por medio de personas conocidas. Situación que llama la atención por la cantidad e intensidad de experiencias que se están produciendo en una proporción inimaginable para la mayoría de la gente.
Esta misma semana atendí a un caso de una joven de quince años que está viendo a un tío suyo que falleció repentinamente. Éste residía al lado de la casa de su sobrina y era una persona muy apreciada por sus familiares. Es un típico caso en que se asocian la percepción supra-sensorial de la persona con la situación de desorientación y apego del espíritu. Son casos en que los espíritus permanecen, durante tiempo indeterminado, todavía ligados a las emanaciones y sensaciones de la dimensión física. Así, inevitablemente, entran en el campo de percepción de las personas dotadas de mediumnidad.
Son casos que exigen mucho cuidado por parte de quien atiende a las personas portadora de sensibilidad especial, a medida en que sus relatos no deben ser subestimados ni sobreestimados, sino analizados y evaluados según la especificidad de cada experiencia, que puede traer implícito en su contenido lo que es imaginación, fantasía de la propia persona (anímico), y lo que representa un auténtico contacto interdimensional.
En tal sentido, las personas portadoras de percepción supra-sensorial que acuden a psicoterapias de planteamiento interdimensional, en su mayoría experimentan un angustioso dilema, o sea, aquello que captan por el sexto sentido es verdadero o es una alucinación. Por este motivo aumentan la responsabilidad y la necesidad de conocimiento y preparación por parte de los profesionales que reciben tales casos en sus consultorios.
Podríamos poner como ejemplo muchas situaciones en que hay dudas, preocupaciones y temores en el médium y en sus familiares. Sin embargo, lo ejemplificaremos con una que es recurrente, pues se trata de la intención del espíritu de permanecer en el ambiente familiar. Presencia invisible que no altera la forma en cómo convivía con sus familiares antes de su desaparición física, toda vez que la índole del individuo no se altera con la muerte.
Los médiums, sobre todo, están entre nosotros para ser aceptados como agentes de la paz y para agregar antiguos y nuevos conocimientos. Canales abiertos para contactos interdimensionales que contribuyen con valiosas informaciones para un mundo en constante transformación. Individuos que deben ser estimulados a ejercer sus dones en beneficio del propio hombre.
A continuación describo en su integridad un texto de una amiga virtual que es portadora de una sensibilidad especial que podría estar al servicio de la ciencia.
AMIGA OCULTA
Hoy he vuelto a encontrar a una amiga de la infancia. Hacía tiempo que no escuchaba su voz, ni recibía su tierna caricia. Pero qué bueno fue reencontrarla. Me sentía tan querida como antes. Ella secó mis lágrimas, me mandó cambiar la vestimenta y seguir adelante. Recuerdo que, siendo niña, nuestras conversaciones eran otras, mejor dicho, charlábamos poco. Nuestra misión mayor era jugar, reír por casi todo. Y, aunque ella supiese de mis íntimos secretos, jamás osaríamos tocar estos aburridos temas de adulto.
Minerva, este era su nombre, siempre me decía que no me preocupase tanto por lo que los adultos hacían mal, ni me pusiese triste por lo que los otros críos pensaban de mí. Yo siempre fui la “rara”, la “niña-blandengue”.
Nadie entendía por qué yo iba a la biblioteca a la hora del recreo, ni tampoco entendía por qué yo prefería aquellas ropas anchas y largas. Además, nadie veía Minerva no siendo yo. Incluso llamé a una muñeca con su nombre para que nadie me hiciese preguntas cuando yo estuviese hablando sola.
Minerva me hacía tanto bien. Ella me decía cosas tan bellas que nunca he oído de nadie más, pero no cosas simples, eran cosas grandiosas de un mundo que aún no he pisado, de personas con las cuales aún no he convivido. Ella siempre me hablaba de superación y me advertía para que fuese menos vanidosa: “Tú eres muy sabia, pero eso debes emplearlo para el bien…”
Ella fue quien me habló de África y de los niños cercanos a mi casa, aquellos muy menesterosos. Ella decía: “Si ya no te sirve, regálaselo. Si te sirve pero te sobra, ¿por qué no compartirlo con ellos?”
Mi amiga fue siempre tan inteligente, mucho más que yo. Y ella tenía razón en cuanto al valor de la vida, si no compartimos lo que somos, lo que tenemos. Y cuán pobres somos si nos hundimos en el egoísmo y la mediocridad de espíritu.
Cuántas veces hemos dormido juntas, principalmente cuando yo tenía miedo de la noche.
Era durante la noche cuando mis miedos me asombraban. Minerva se reía de mi y decía: “¡No hay nada más poderoso que la Luz!”
Su don era hacerme el bien, incluso cuando yo me sentía la única persona del mundo, en un abismo profundamente solitario. Hasta cuando yo me veía la peor persona del mundo, cuando sentía o leía los pensamientos de los demás, pensamientos repugnantes, sucios, que parecían manchar los míos. “Vuelve, niña, vamos a jugar”, decía, y yo olvidaba lo oscuro, el torbellino y el dolor.
¿Cuándo nos hemos alejado? Sinceramente no me acuerdo. Y mira que tengo una excelente memoria. Pero hoy, como regalo de Dios, ¡allí estaba ella! Minerva, ahora la veo nuevamente, tan linda, alegre y confiada. Mi querida amiga Minerva, ahora sí la siento dentro de mí.
OBSERVACIÓN: la publicación del texto ha sido autorizado por la autora.
