¿Te has arrepentido de lo que hiciste? ¡Hora de actuar como gente grande!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:00
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
Quien nunca actuó por impulso y se arrepintió después, ¡que tire la primera piedra! La gran mayoría de la gente ciertamente ya hizo algo sin pensar y después, al caer en si, percibió que debería haber actuado de modo diferente o simplemente no tendría que haber hecho nada, por lo menos en aquel momento. Por lo tanto, esa sensación de arrepentimiento ciertamente no es privilegio de pocos.
Sin embargo, también conoces aquel grupo de personas (y tal vez seas parte de este) que vive afirmando a los cuatro vientos que nunca se arrepintió de nada de lo que hizo! Los más poéticos, inclusive, arriesgan a completar solamente con lo que dejaron de hacer.
Respetando las singularidades y recordando que no existe una manera correcta y una manera equivocada de ser, debo decir que, particularmente, no creo que arrepentirse sea malo o señal de falta de personalidad, como este grupo hace parecer. Por el contrario, pienso que denota una buena dosis de conciencia. Demuestra que, si fuese posible, la persona tendría actuado con más prudencia, equilibrio y coherencia.
Bien, pero arrepentirse no basta! Es necesario intentar arreglar el estrago que causaste. Primeramente, vale buscar los involucrados y disculparse, recordando que un pedido de disculpa puede ser aceptado o recusado y tú tendrás que lidiar con eso.
Y es ahí que la situación puede complicarse. Cuando lastimas o perjudicas a alguien que decide no disculparte, aquel gusto amargo del arrepentimiento tiene que ser sinónimo de aprendizaje. Tiene que significar que harás de todo para no cometer el mismo error. Tienes que mostrar que mereces una segunda chance.
De todo modo, aún así, el otro puede no conseguir perdonarte. Eso se llama consecuencia, Todo lo que hacemos en la vida nos rinde consecuencias. Unas buenas, otras ni tanto. Ingresamos en la vida adulta con méritos justamente cuando aprendemos a crecer y volvernos mejores, especialmente con nuestros equívocos.
En fin, arrepentimiento no arregla lo que fue roto, no deshace lo que fue hecho y no garantiza que seas perdonado. Aún así, es posible superar el dolor que este causa. Es posible transformarlo en algo bueno. Y, por sobre todo, ¡debe ser una invitación al auto perdón! Porque si tú mismo no te perdonas, terminarás empacado en una especie de agujero, sin conseguir salir adelante. Sin conseguir crecer.
Por esas y otras cosas, aparte de perdonar, ¿que tal -a partir de ahora- ser más tolerante, gentil y comprensivo delante de los errores del otro? ¡Estoy segura que todos nosotros solo habremos ganado!