Tener placer no garantiza la felicidad
por Bel Cesar em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:16
Traducción de Teresa
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Una cosa es tener placer, otra es tener felicidad. Sin embargo, la mercadotecnia de nuestra sociedad consumista quiere convencernos a todo instante de que cuanto más placer tengamos, más felices seremos.
Lama Michel Rinpoche comenta en nuestro libro Grande Amor (Ed. Gaia): Los parámetros de felicidad que el mundo nos impone son ilusorios. Basta ver la publicidad. ¿Cuál es la imagen de felicidad que se intenta transmitir? ¿Y por medio de qué? Dinero, bienestar económico, placeres sensoriales, imagen personal, importancia social, admiración. ¿Por qué comprar tal coche? Porque pensarán que estoy muy bien o que soy una persona importante. Esta es la imagen ideal de nuestra sociedad. La imagen de la felicidad basada en el bienestar económico es una gran encerrona, una gran ilusión. La ficha de que el placer en sí mismo no genera la felicidad que buscamos ya ha caído para muchos de nosotros. Pero el problema no está en tener placeres, sino en atribuirles una función que no son capaces de cumplir: dar felicidad. Lama Michel esclarece: La felicidad es un estado de verdadero bienestar en el cual la persona no desea que nada sea diferente de lo que está viviendo. Es un sincero todo bien, que sentimos cuando cesamos de luchar contra el mundo. Cuando estoy feliz siento satisfacción, me encuentro bien conmigo mismo y con el mundo a mi alrededor. La felicidad es un estado en el cual tú no estás en conflicto con absolutamente nada. En tal sentido, es un verdadero bienestar. En cuanto que la naturaleza del placer es la insatisfacción, la naturaleza de la felicidad es la satisfacción.
Lama Gangchen Rinpoche nos ayuda a reflexionar sobre esa cuestión cuando nos advierte: Siempre nos parece que realizar nuestros deseos es nuestro mayor placer. Nuestro placer inicial no obstante, lo mismo que lamer la miel en el filo de una navaja, pronto va seguido de un dolor profundo y duradero. Tener placer nos trae alegría; el deseo nos trae infelicidad. Por favor, fijaos en esta diferencia. El placer se convierte en sufrimiento sólo cuando perturba el equilibrio de nuestra mente.
Es un hecho: todos queremos un estado de bienestar constante. Sin embargo, si no tenemos claro el objeto de nuestra búsqueda, podríamos buscar en el lugar equivocado. Lama Michel Rinpoche resalta: El bienestar constante surge de la capacidad de reconocer nuestra satisfacción interna. En tibetano, la palabra para satisfacción es tsog-schen. La idea es no querer más de lo que tenemos, pues ya tenemos lo suficiente. Podemos incluso obtener más; sin embargo, no es preciso, ya estamos satisfechos. Pese a saber que la felicidad material, los placeres sensoriales y la auto-imagen son cosas momentáneas, pasamos la vida cambiando de juguetes. El problema no está en los juguetes, sino en el juego. No está en el dinero ni en los placeres sensoriales, sino en el hecho de que proyectemos en ellos la idea de felicidad estable. Ello porque el resultado de la satisfacción sensorial es la insatisfacción emocional. ¿Se acabó? ¡Quiero más! O al menos quiero mantener el mismo nivel de satisfacción, lo cual no es posible. Entonces, lo ideal es reconocer el momento en que nos sentimos satisfechos mientras todavía tenemos placer. Pues el problema no está en el placer sensorial, en los bienes materiales ni en la auto-imagen, sino en el hecho de proyectar en ellos nuestra felicidad. Todo bienestar material es pasajero. El objeto de placer puede continuar donde estaba, pero llega un momento en que ya no nos trae felicidad. Hasta el cariño físico, cuando exagerado, puede irritarnos. La insatisfacción viene del hecho de albergar la expectativa de obtener algo que, por sí, no se sostiene, complementa Lama Michel.
En resumen: el placer es una experiencia sensorial, en cambio la felicidad es el estado mental con que lidiamos con esa sensación placentera. Por eso el placer no garantiza la felicidad, pues ésta depende del significado y función que atribuimos a aquél. ¡No hay nada equivocado en tener placeres si sabemos lidiar con ellos!
Así como Lama Yeshe enfatiza: La lógica del Tantra es bastante sencilla: nuestras experiencias comunes de placer pueden ser usadas como recurso para la obtención de una experiencia de totalidad o iluminación sumamente placentera. Es natural que algunas cualidades de la mente, cuando cultivadas, produzcan algo similar a ellas mismas, y no lo opuesto. Esto es válido tanto para estados mentales positivos como para los negativos. Del mismo modo que la insatisfacción en sí nunca puede convertirse en satisfacción, la tristeza no se convierte naturalmente en felicidad.