¿Tímido o Extrovertido? ¡Las dos caras de la moneda!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:08
Traducción de Teresa - [email protected]
¡En general, solemos juzgar que el césped del vecino es más verde que el nuestro! Ese comportamiento tiene sentido si consideramos que lo 'conocido y cercano' tiende a revelar sus defectos y sus ineficiencias, mientras que lo 'desconocido y lejano' puede aparentar una supuesta perfección. Pero esto no es una verdad y, en el fondo, ¡lo sabemos muy bien!
Ejemplo clásico de esta dinámica engañosa es el tímido que pasa gran parte de la vida admirando al extrovertido y deseando ser como él, y el extrovertido que, tantas veces, desearía experimentar la supuesta tranquilidad del tímido. El caso es que, cuando llevados al extremo, esos dos modos de proceder en el mundo rinden incomodidades y piden ajustes si el objetivo es ser feliz, especialmente en pareja.
En una relación, principalmente en las de largo plazo, ya es bastante corriente tener que aprender a tolerar las diferencias y a lidiar con las expectativas frustradas. Cuando uno de los dos presenta cierta característica acentuada, el problema puede volverse todavía más complicado.
Para empezar, está bien recordar: toda personalidad tiene su encanto y siempre habrá de agradar a unos y otros. Cada cual satisface a perfiles y preferencias diferentes. En tal sentido, habrá quien no pueda resistirse al aire misterioso e introspectivo del tímido y habrá quien se enamore rápidamente de la forma de ser articulada y segura que el extrovertido aparenta.
Claro que, dependiendo de la época y de la cultura en que vivimos, determinados comportamientos son socialmente más valorados que otros. No obstante, lo que cuenta de veras es el deseo de cada uno y cuánto cada pareja se complementa a partir de su historia de vida y de sus creencias. No hay moldes, ni recetas, ni tampoco garantías. Y eso es lo que hace que las relaciones sean tan esenciales.
Pero vale reflexionar sobre las ventajas y desventajas de aquellos que ocupan los puestos extremos.
Comencemos por los tímidos:
- tienen dificultades para demostrar lo que sienten y, por ello, pueden sufrir más de lo que sufrirían si lograran expresarse.
- se sienten desplazados e inseguros con más frecuencia y, por ello, pueden evitar fiestas, reuniones entre amigos y otras ocasiones en que tendrían que exponerse.
- a largo plazo, los tímidos pueden incomodar a su pareja por no estar dispuestos a la conversación. Esto tiende a restringir bastante el círculo de amistades y las posibilidades de diversión en grupo.
- como contrapartida, los tímidos - cuando se llevan bien consigo mismos - tienden a tratar de no pasar vergüenza innecesariamente, y de no incomodar o faltar al respeto al otro con excesos.
- los tímidos también tienden a ser más confiables puesto que no tienen necesidad de hablar, de lucirse o de compartir informaciones.
En cuanto a los extrovertidos, todo puede parecer 'flores', pero no siempre es así:
- ellos meten más la pata por hablar demasiado, a menudo sin pensar, y pueden lastimar a otros sin darse cuenta.
- en general, les gusta ser el centro de las atenciones, hablando en voz alta e interrumpiendo al otro. También están aquellos que cuentan chistes y exageran en las bromas, fastidiando más que divirtiendo a los demás.
- cuando están con su pareja, los demasiado extrovertidos pueden provocar - conscientemente o no - celos e incomodidad en el otro, ya que, en general, demuestran lo que sienten de modo exagerado.
- los extrovertidos, claro, es cierto que tienden a ser estupendas compañías, amigos animadísimos y seductores.
Obviamente, circula mejor en el mundo aquel que consigue expresarse, decir lo que siente, lo que quiere e incluso lo que piensa. Pero lo mejor de verdad es que aprendamos a ocupar nuestro lugar sin invadir el lugar del otro. Así, amor, trabajo y amistad son mucho más placenteros y equilibrados.
Además, entre las ventajas y desventajas de ser quienes somos, la idea es que busquemos, dentro de nosotros mismos, la medida más justa y cómoda para cada relación y cada situación que vivimos. Esa flexibilidad es lo que más nos aproxima a la satisfacción y a la felicidad.