¿Tú crees en el amor ideal?
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 22/06/2019 06:09:35
Traducción de Teresa –
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En un tiempo en que las cuestiones sobre abuso emocional imperan como si fuesen virus capaces de contaminar cada día a nuevas víctimas, la vacuna y el antídoto más eficiente pasa a ser el conocimiento sobre el tema, el autoconocimiento, y cuando sea necesario, una buena terapia.
Todos nosotros, irremediablemente, interpretamos el amor ideal como si alguien en el mundo hubiese nacido exclusivamente para nosotros. La idea inventada es que sólo encontrando tal amor verdadero es cuando podríamos ser felices para siempre, exactamente como ocurre en los cuentos de hadas. Por cuenta de tal amor ideal, la mayoría de nosotros tendemos a contemplar el otro como si no tuviese fallo alguno, o en otro caso, le vemos infinitos fallos, exactamente porque el amor idealizado nunca llega de hecho a existir en el mundo de la materia. Muchos de nosotros, por no decir la mayoría, creemos ciegamente en las variables de esa creencia romántica.
Somos tan bombardeados, y desde hace tanto tiempo, por ese concepto inventado, que es casi imposible encontrar a alguien no contaminado por ese patrón. Por otra parte, hoy más que nunca, hay personas inmunes, que han despertado de esa trama atenazadora, en la cual invariablemente uno acaba sometiendo al otro, porque uno permanece en el amor ideal y el otro no.
En nuestra era, donde impera el narcisismo, muchos aún caen en el timo de ese amor ideal, en la exuberante encelada de la falta de discernimiento donde consideran que inclusive las relaciones afectivas pueden formar parte de escenarios espectaculares para admirar. En esa búsqueda desenfrenada de lo máximo del momento, el riesgo de entrar en relaciones abusivas es enorme.
Si bien la mayoría insiste en creer que sí, las evidencias de la vida nos muestran continuamente que nuestra verdadera felicidad no está y nunca podrá estar en manos de nadie. El amor ideal, por tanto, es un invento y una convención social, y puede ser cuestionado y reinventado conforme a la individualidad de cada cual. En una pesquisa histórica podemos observar que la forma y el amor que tenemos hoy es bastante distinto de todo lo que ha existido. Observando ciertas tribus indígenas, por ejemplo, claramente podremos notar que los lazos afectivos que los unen varían de modo asombroso, dependiendo de la tribu y de la época en que se encuentren.
Puede parecer imposible pensar en el amor de modo diferente del acostumbrado romántico de vivir felices para siempre, porque vemos nuestro modelo afectivo como algo inmutable y casi sagrado, pero aun así estamos inmersos en la construcción de una época. La buena noticia es que poco a poco cada vez más personas están despertando y liberándose de esa dictadura sobre el amor ideal, que hace a las parejas aceptarlo todo en nombre de ese supuesto romanticismo. Estamos en pleno siglo XXI y muchos a nuestro alrededor dan indicios de tratar el amor de modo bastante diferente a lo que han aprendido.
- El amar no es ni necesita ser igual para todos.
En la ideología del amor, la ley reza que es imposible ser feliz estando solo. Sin una compañía afectiva la vida estaría abocada al fracaso. En nuestra actualidad, no obstante, podemos atrevernos a pensar de modo diferente, tenemos espacio y libertad para experimentarnos mucho más allá de las referencias aprendidas.
Vemos directamente por los medios de comunicación que tener una relación afectiva no es ejemplo de felicidad. Nadie garantiza que sea así, y lo que más recibo en mi consultorio son personas víctimas de abusadores, y que a pesar de todo el daño sufrido, todavía creen que esa clase de relaciones tan terribles pueden mágicamente convertirse en relaciones ideales. Un gran engaño que hace enfermar a los que antes estaban sanos. Estar con alguien no es, definitivamente, garantía de felicidad. Todos sabemos que eso es así, y sin embargo insistimos en creer que teniendo pareja o casándonos resolveremos nuestra vida, pero la vida insiste en mostrarnos que eso no es real.
Vemos personas y más personas que aparentemente están en relaciones o matrimonios supuestamente ideales y aun así no se sienten plenos ni felices, y no son pocos los que entran en crisis y literalmente pierden el sentido de la vida.
La lección más contundente de todo este escenario es que nuestras cuestiones emocionales y existenciales no se resuelven con el uso de “muletas” externas y que el viaje de la transformación interior siempre comienza dentro y no fuera.
En la era del narcisismo toda suerte de dolores y desesperación se lanzan cuando se intenta, más allá del espectáculo, tapar el vacío de la falta de consistencia y de amor propio, con la promesa de la felicidad en el amor idealizado. El invento de que el amor ideal les hará sentirse completos, a no mucho tardar les traerá infelicidad, porque en realidad nadie tiene el poder de hacer completo al otro en su identidad y destino.
Caminar juntos, ya uniendo intereses, ya ejerciendo la libertad de ser, de existir en la propia individualidad, revitaliza, hace crecer y aporta autoconocimiento, indispensable para la eterna construcción de uno mismo.
¡Cuanto más despiertos, mejor!