Tú ves al otro como es?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/03/2008 12:33:46
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Iván Lavilla - [email protected]
Observando los desencantos de las personas con relación a la vida y a las relaciones noté algo en común entre las situaciones contempladas. Cada una de esas personas sentía que se había engañado, que las cosas no eran de la forma que habían pensado. También aparecía el reclamo de que el otro no se mostraba o que las cosas cambiaron.
Estoy de acuerdo con que la vida cambia, que las personas acaban soltándose en las relaciones cuando se sienten seguras, y que de hecho los engaños suceden a menudo. Pero por qué será que los engaños en las relaciones son tan frecuentes?
Roberto, un ejecutivo de 37 años, vino a verme porque estaba atravesando un momento muy singular en su vida. Profesional renombrado, estaba cambiando el rumbo de su carrera y quería entender hacia dónde ir. A pesar de no ser ese exactamente el foco de mi trabajo, ya he ayudado a mucha gente a cambiar de vida mostrando los puntos cerrados, situaciones emocionales e incluso racionales que las personas no conseguían ver en sí mismas.
Creo que es interesante que el amigo lector reflexiones sobre esto también. Será que usted ve exactamente las cosas como son o las acomoda a su experiencia de vida?
Para algunas personas esas consideraciones parecen obvias, pues todos saben que la manera en que fuimos creados, nuestros padres, la escuela, etc. influencian y mucho nuestras elecciones en la vida, peros en Vidas Pasadas descubrimos que cosas mucho más profundas tienen un papel preponderante en nuestras decisiones y aprendizajes actuales.
Roberto era un hombre fuerte, emocionalmente equilibrado, pero una persona dura. Educado en el uso de las palabras y maneras, era implacable en el juicio y, justamente por eso, tenía pocos amigos y relaciones sin intimidad. En su vida personal no se entregaba. Todo el tiempo se quedaba observando a las personas de manera bien objetiva aislando todo el contexto emocional. Usaba la inteligencia racional a la hora de usar la emoción.
La sesión de Vidas pasadas mostró situaciones en que tuvo que colocar siempre la razón frente a la emoción en tomas de decisión. Guerrero, caballero del rey, no podía cometer fallas y, por esa posición privilegiada, era constantemente cortejado por mujeres interesadas, por alpinistas sociales y compañeros que no deseaban nada más allá de los beneficios que él podría ofrecer.
Todo muy triste, porque dentro de la armadura racional esta persona no confiaba en sus capacidades afectivas, no conseguía creer que las personas pudieran también tener emociones afectivas, amorosas por detrás de los intereses y, pensando así, él se mantenía distante.
Esa actitud estaba, inclusive, comprometiendo su felicidad en el trabajo. Nada más le agradaba, era demasiado exigente con el mundo y con la vida y nada feliz con lo que de hecho era suyo.
Conversamos sobre abrir otros caminos en su perspectiva personal, dedicarse a la vida espiritual, conocer como viven los ancianos en un asilo; en fin, mi propuesta fue sacarlo de su mundo ideal y traerlo al mundo real.
Él me miró con cierta incomodidad, pero en seguida dijo emocionado:
“Maria Silvia Usted está diciendo lo que no tengo coraje de admitir ni para mí mismo. Sé que soy una persona muy exigente y de hecho estoy medio encerrado en mi mundo, pero no quiero vivir así. Quiero casarme... Pero las mujeres que encuentro siempre exigen demasiado también. Quieren viajar para lugares románticos cuando todavía no las conozco bien. Quieren una intimidad que no estoy listo para compartir. Es complicado estar con alguien así. Quiero tener tiempo para conocer a las personas”.
Comprendí perfectamente las apreciaciones de Roberto, sin embargo, sabía que él estaba a la defensiva, que tenía miedo de amar y de decepcionarse nuevamente. Pero por qué no dejar que las cosas acontezcan? Por qué tener tanto miedo de herirse? Por qué protegerse tanto? Al final, todo el mundo se cura. Las personas pueden continuar viviendo después de situaciones de pérdida, decepción y dolor.
Es más, es eso lo que se espera de nosotros en este Planeta Escuela: aprender con las situaciones, seguir el flujo de la vida y por lo menos intentar ver a las personas como ellas son.
Todo esto puede parecer demasiado simple, pero no lo es. En la cotidianidad, nuestras máscaras construidas por el ego para protegernos acaban por enredar la visión y la comunicación.
Por qué es tan difícil enfrentar una decepción? Y por qué es tan difícil desistir de una relación que no lleva a lugar alguno?
Ver las cosas como son, intentando dejar nuestros deseos de lado, seguramente nos conferirá una vida más feliz y tendremos historias de amor más tranquilas.
Este tema puede ser explorado de diversas perspectivas diferentes, acompañe en la próxima semana otra visión sobre mirar al otro.