Un día me sucedió
por Maria Isabel Carapinha em STUM WORLDAtualizado em 26/07/2012 12:43:53
Traducción de Teresa - [email protected]
De pronto, y de modo imprevisto, podemos ser sorprendidos por un acontecimiento que venga a alterar el curso de nuestra vida que parecía tan tranquila y bajo control. Cuando esto sucede, por lo regular nos sentimos los únicos en vivir determinadas situaciones que pueden llegar de diversas formas: por medio de una traición por parte de personas a quienes habíamos ayudado mucho, por parte de personas que amamos, por parte de personas a quienes habíamos dedicado toda nuestra vida, o incluso en forma de una enfermedad que nos limitará temporalmente o para siempre.
Cuando ocurre algo así, el dolor que asola nuestro pecho es tan intenso que nos parece, o mejor, estamos absolutamente seguros, de que somos los únicos que nos encontramos en tal situación, que nunca nadie más en el mundo ha vivido algo similar y, como seres humanos, nos embarga un enorme sentimiento de rencor y nos convertimos en víctimas de la situación.
Los seres humanos son diferentes en grado de evolución y cada cual se halla en su propio nivel de desarrollo espiritual. Ser asolado por alguna fatalidad no representa que tengas que sufrir el resto de tu vida, sino que has recibido una enorme oportunidad de crecimiento personal, oportunidad ésta que te convertirá en un ser mejor, bastando que así lo quieras. Haz del dolor una ocasión de crecimiento en el amor.
Quienes pasan por dificultades y son objeto de traiciones tienen una luz interior inmensa para despertar y darse cuenta de que tienen una misión divina por medio del ejemplo vivenciado de transmutación.
El perdón es un instrumento indispensable en la vida del ser humano. Sin él no podemos superar nada ni tampoco caminar nuevamente hacia nuestra felicidad.
Si nos abocamos a una determinada energía negativa, como la ira, el odio, el sentimiento de venganza, el disgusto, el resentimiento, nuestra vida pasará a ser en blanco y negro, sin sentido alguno, y a continuación perdemos la enorme oportunidad de convertirnos en seres más evolucionados.
El perdón es un acto de inteligencia que, en primer lugar, nos hace bien a nosotros mismos. El primer paso es comprender la situación, perdonar y después dejarlo de lado. Si no lo hacemos, entregamos todo el poder de nuestra vida a esta determinada situación, perdiendo así nuestro poder personal.
Cuando te decidas por la vía del perdón, advertirás cuánto tiempo has perdido viviendo algo que en nada te hizo mejor.
Si en este momento notas tu corazón oprimido, cierto dolor en el pecho que parece no pasar o una inmensa dificultad para respirar pura y completamente, ten la absoluta seguridad de que tienes en tu vida una situación que necesita ser transmutada. He aquí la oportunidad.
Si tienes dificultad para perdonar a alguien, haz una lista de sus ofensas y libéralas. La Mesa Radiónica como poderosísimo instrumento de tratamiento en la Radiestesia va a definir el exacto momento en que se produjo tu bloqueo energético, y entonces, podrás liberarlo energéticamente. Esta liberación energética juntamente con el perdón, te llevará más cerca de tu felicidad. Líbrate del pasado, permite la libertad en el presente y haz más libre tu futuro.
Hace algún tiempo, atendí en mi consultorio a una chica muy hermosa y habladora, que decía no ser capaz de integrarse en ningún medio social y tenía una enorme dificultad de interacción en su trabajo, lo cual, pese a toda su competencia y extensa formación académica, le hacía no permanecer en los empleos más de seis meses. Esto la incomodaba, pues no lograba hacer carrera y desarrollarse. Incluso había intentado cambiar de país, considerando que al vivir en una cultura diferente, la podrían aceptar con esa dificultad de interacción, pero el fracaso se concretizó nuevamente.
En el ámbito de las amistades, decía no confiar en nadie y por ello no se sentía bien al compartir sentimientos. Así, ningún tipo de vínculo de amistad se formaba. En las relaciones, no permitía ningún acercamiento, por cierto miedo interior, sin explicación según ella, de perder a esta persona. Las relaciones familiares no formaban parte de su vida, pues había salido de casa hacía mucho tiempo y había decidido conducir sola su vida.
Le pedí que me informase un poco acerca de su formación académica y pude comprobar que realmente se trataba de una persona capaz y con un enorme potencial de crecimiento, aparte de muy inteligente y perspicaz.
Empecé el tratamiento con la Mesa Radiónica, primero verificando todas sus frecuencias energéticas a fin de comprender cómo estaba su energía general. A continuación, pasé a la corrección de tales frecuencias y la primera identificación fue un enorme bloqueo cargado con mucha negatividad ocurrido cuando ella tenía once años de edad. Por ello le rogué que me describiese lo que había pasado en tal época.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, y entonces me dijo que por aquella época había perdido a su padre de manera repentina; y se calló. Le insistí para que abriese su corazón y me revelase lo que había sentido en aquella ocasión y cómo había sucedido todo.
Ella se quedó mirándome, respiró hondamente y dijo no creer que ese acontecimiento tuviese nada que ver con su vida de hoy, pero como había decidido querer una vida diferente, seguiría mis indicaciones. Hasta me sentí sorprendida, pues el momento remitía a la tristeza y ella había pronunciado tales palabras con toda la frialdad del mundo.
Decidió describir lo ocurrido. Su padre empezó a sentirse muy mareado y a ponerse muy pálido y blanco como la cera. A continuación le sobrevino un inmenso dolor en el pecho y una enorme dificultad para respirar. En ese exacto momento, según dijo, ella se quedó paralizada asistiendo a tal escena. La madre corrió al interfono llamando al celador y pidiéndole que le ayudase a llamar a una ambulancia, pues la situación era grave. La tardanza de la ambulancia le hacía sentir que a cada momento su padre empeoraba. Cuando por fin llegó, su madre le dijo que ella se quedaba sola en casa, que se portase bien, y cuando fuese la hora, marchase a la escuela, que estaba cerca de su casa.
Así lo hizo, sintiéndose abandonada y no importante para tomar parte en lo que estaba ocurriendo. Pasó el día sin noticia alguna. Volvió a casa al final del día y esperó ansiosa la llegada de su madre, quien entonces le dio la noticia de que su padre había fallecido.Le pedí que respirase hondo, traté tal bloqueo en la Mesa Radiónica y le dije que a partir de ahora ella estaría libre de ese bloqueo, y que traeríamos esta situación para su vida hoy. Su dificultad de integración con las personas se producía por el temor a perder de manera repentina una relación construida. En el momento en que su padre y su madre salieron de casa para el hospital, ella se había sentido abandonada y rechazada, carente de importancia; y actualmente siente lo mismo respecto de las personas que se acercan a ella.
Estuvo de acuerdo en todo y se identificó en cada situación vivida hoy, preguntándome cuál era el siguiente paso. La orienté para que hiciese la Oración Kauna del Perdón durante 21 días, dos veces al día, para su padre y para su madre.
Hoy ella se encuentra liberada de todo ese sentimiento y cuenta a otros cómo lo ha superado, empezando siempre con la siguiente frase: “un día me sucedió… y he cambiado para mucho mejor”.