Un encuentro mágico...
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:35:05
Traducción de Teresa - [email protected]
Una noche, al comienzo del año pasado... desperté de madrugada y en el completo silencio de la noche, escuché un sonido.
No sé si por el silencio que era tanto. yo percibía claramente el camino que hacía ese sonido, como si se estuviese acercando. venido desde muy lejos hasta llegar al lado de fuera de la pared de mi cuarto y podía sentir el momento exacto en que atravesaba la pared y entraba en mi habitación. y tocaba físicamente mis oídos. como un pulsar.
En sobresalto, pensé. ¿qué sonido es ese? Era diferente de todo lo que había oído antes.
Y pasados unos pocos segundos nuevamente oí el sonido que recorrió el mismo camino hasta tocar mis oídos.
Sobresaltada pensé para mis adentros. será ese un sonido extraterrestre. nunca había oído nada así. Acabé adormeciéndome, arrullada por el sonido que ya había transportado mi imaginación para mucho más lejos. a otras realidades. otras dimensiones.
Al día siguiente ya no me acordaba siquiera del sonido. cuando, al atardecer, se me aparece de nuevo. y con él todo el misterio de la noche anterior. pero ese misterio enseguida se desvaneció cuando Teresa dijo:
- ¿Has oído la lechuza que está piando aquí en el patio?
¿Lechuza??? Pregunté entusiasmada. Y ella me confirmó que aquel sonido era de una lechuza. No sé si me encantaba más pensar que el sonido vendría de una galaxia distante, por seres que estarían visitándome en el patio, o por saber que en el patio de mi casa había una lechuza. o mejor. el sonido de una lechuza que cuando menos indicaba que ella andaba cerca.
Una lechuza. pensé encantada. y de ahí en adelante el sonido pasó a ser compañero de todas las noches. pero nunca veía a la lechuza. incluso alguna vez intenté ir al patio por la noche, pero, si bien oía el sonido muy cerca, que me parecía venir del pitanguero. nada de la lechuza. Entonces fue cuando una duda se me planteó: ¿Será de verdad una lechuza?
Lo grabé y me fui al Youtube a ver cómo suenan las lechuzas. y para mi alegría sí era de lechuza el sonido que hay en el patio de mi casa todas las noches.
Me fui de viaje. estuve casi tres meses fuera y me olvidé de la lechuza. hasta que en un momento de transformaciones muy nítidas en mi historia. volví a Brasil y aquel sonido me acompañó nuevamente muchas noches. el sonido y yo hicimos una especie de conexión. la lechuza y yo, por medio del sonido, nos conectábamos todas las noches y yo amé a esa pequeña lechuza sin siquiera conocerla. A veces su piar venía incluso antes del anochecer. otras, solamente lo oía de madrugada. pero siempre aquel sonido me tocaba el Alma muy hondamente como si me trajese algo más allá. una pertenencia a algo que aquella lechuza venía a recordarme. una magia tan alejada de la gran ciudad, que aquel piar hacía más cercana, una atmósfera de bosque antiguo. una cierta pertenencia, a algo que pairaba en lo más profundo de mi ser. y una alegría por saber que esa parte existía viva.
Sin embargo, no sé por qué, en esos meses no tuve deseos de intentar ver a la lechuza. parecía que ella no era real, o lo que ella me remitía era parte de un mundo que hoy ya no forma parte tangible de la realidad.
Hasta que un día ella pió un poco más claramente. corrí fuera para buscar en el pitanguero e intentar ver por fin a la lechuza, en una mezcla entre deseos de verla y de no verla. como si el hecho de ver a la lechuza le restase algo del misterio que la envolvía.
Estuve mirando el pitanguero y nada. ella dejó de piar, pero vi una forma que me pareció una corteza suelta del árbol. ya iba a desistir cuando volví a mirar una vez más aquella corteza. y entonces vi el contorno de la cabeza de la pequeña lechuza y sentí su mirada en la penumbra. fue muy mágico y, en lugar de romperse, parecía como si todo un encantamiento se estableciese de nuevo. algo antiguo que hizo a mi corazón pulsar con saudade.
Después de un tiempo. en medio de tantas transformaciones profundas que ese tiempo nos ha venido trayendo, pasé por una experiencia muy fuerte de muerte y renacimiento. después, muchas cosas han cambiado y me decidí a hacer una entrega que hasta hace poco parecía imposible. me deshice de algo que era muy precioso en mi historia, pero que me parecía haber cumplido su papel. y en ese movimiento de entrega me puse a hacer un pequeño ritual que marcase ese momento tan definitivo. Estaba en el patio, aún calentaba el sol, con el corazón oprimido sabiendo que era el momento, pero al mismo tiempo entre dudas. cuando oigo el piar de la lechuza.
No me lo podía creer, sin embargo continué con mi ritual de entrega, cuando Teresa me llama desde el fondo del patio, donde hay una pared cubierta de unas hiedras que también forman una especie de cobertura, haciendo de aquel un sitio bien encantado.
-Ven aquí deprisa, dijo ella en voz muy baja.
Así lo hice, y al llegar ella me indica algo en medio de las hiedras que yo no era capaz de vislumbrar.
¡Mira! Dijo ella bajito, señalando el rincón más alto a la derecha.
Apreté los ojos intentando delimitar aquello que pudiese estar allí en aquel entramado de hiedras, pero el sol filtrado por las hojas lo hacía muy difícil.
Entonces vi algo que me hizo dejar de respirar y me aceleró el corazón.
No una, sino que había. dos lechuzas, justo delante de mí. una más pequeña y otra más grande. quietecitas y lindas. No sé explicar lo que sentí. parecía un milagro, un signo en aquel momento tan importante. Comprendí que el Universo me daba, a través de ese contacto, la confirmación de que esa entrega era ciertamente el mejor camino. Sentí que ellas eran guardianas de ese momento tan especial para mí.
Me sentí profundamente agradecida y parece que la magia de aquel momento me dio fuerzas para continuar en un camino que no siempre es fácil, porque los signos a veces son sutiles y no tenemos reglas que no sean las de nuestro corazón.
A partir de entonces, la certeza de que estaba siendo apoyada en aquel momento hizo que todo corriese con levedad y encantamiento. y solo pude agradecer al Gran Misterio que siempre está apoyándonos y que nos envía sus señales de forma inesperada pero siempre en un lenguaje que nos toca el Alma de forma tan precisa. y que nos da la seguridad de estar en el buen camino. Para mí, la visión de aquellas lechuzas en aquel momento fue una bendición que me hizo sentirme protegida y acogida. ¡y me dio fuerzas para continuar con alegría y gratitud!