¿Una planta puede desmayarse? O No...
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 23/10/2008 14:50:50
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Pega volteretas de tanta risa, esto puede ser verdad!
Todo árbol y las plantas en general son una fuente de fuerzas activas. El contacto con ellas puede enriquecernos de energías nuevas y transmutarnos internamente. Ellas tienen como función universal ser las mediadoras entre la Tierra y el Cielo, mientras que el ser humano es el intermediario entre el Cielo y la Tierra.
Según Matías Diego, hay un constante intercambio de energía entre las plantas y el hombre, ya sea al contemplar una flor, al cultivar una planta en casa o al llevarla junto al cuerpo. De ahí tal vez el viejo hábito de llevar una ramita de ruda detrás de la oreja para alejar el mal de ojo. Y para quien piensa que esa costumbre es cosa de hechiceros o bien una actitud mística desprovista de inteligencia, quiero informar que la ruda, cuyo nombre científico es Ruta graveolens, era usada en la Antigüedad por griegos y romanos, contra dolencias y también en la protección contra los malos fluidos.
Este investigador recuerda que las plantas pueden incluso alterar el humor de las personas. “Pero es preciso que haya intención por parte de quien utiliza la planta. Todo depende de lo que siente cada cual. No existe energía buena o mala. Las plantas son apenas seres abiertos hacia contactos profundos.”
Una clienta tenía dificultades en la concentración y visualización, le recomendé que se imaginase cercana, casi tocando un eucalipto, cuando iniciase la meditación y ella me informó lo siguiente: “visualicé un eucalipto y sentí como si todo mi cuerpo se estirase y acompañase el tronco y ramas de dicho árbol, fundiéndome en él, después aparecieron en ese mismo mundo, al que llamo etéreo, lindas flores muy menuditas de color violeta que iban de una a otra punta del horizonte, como si volitasen en el aire.”
Un policía americano de nombre Cleve Backster, autor del libro La Vida Secreta de las Plantas, especialista en detección de mentiras en la policía de Nueva York, decidió conectar las hojas de una dracena (Dracaena massageana) a un galvanómetro, aparato que mide las oscilaciones causadas por la emoción en las células nerviosas del ser humano. Invitó a tres científicos a examinar la planta. Ante los dos primeros, ninguna reacción, pero cuando entró en tercero, cuya especialidad era el carbono (quemaba plantas para llevar a cabo sus pesquisas) la planta se “desmayó”, según lo que indicó el galvanómetro.
¿Quiere esto decir que el científico es malo? No, sino que la planta registró lo que estaba en su atmósfera y ésta estaba impregnada de la actitud de él de quemar plantas. Ese acontecimiento sirve también para que tengamos cuidado cuando juzgamos a alguien, puede ser que la persona que estamos juzgando por lo que sentimos, puede que sólo esté llevando en su atmósfera aquella energía, por haber estado en algún lugar o con personas que eran portadoras de energía de aquel tipo. O bien puede haber tenido ese tipo de actitud en vidas pasadas, pero ahora piensa diferentemente, aunque traiga residuos de aquel tipo de formas-pensamiento.
Mi hijo es un niño muy sensible, dice una amiga. Ayer mi suegra lo llevó a un Centro Espírita, estaba recibiendo un tratamiento, gracias a Dios se puso bien y fue allí a una revisión. Volvió de allí muy nervioso, lloroso, y tuve la impresión de que había alguien cerca de él. Lloraba mucho. Hice oraciones en voz alta, recité el Salmo 23 y lo bañé para que se calmase. En aquel momento pude ver a un Espíritu de apariencia extraña que estaba allí. Después de la plegaria y del baño, esa imagen desapareció y me quedé en la ventana mirando los árboles y acunándolo para que adormeciese.
En determinado momento, tuve la impresión de sentir que los árboles se habían acercado tanto a nosotros hasta el punto de abrazarnos por entero y colmarnos de aliento y de la misericordia de Dios. Fue un momento único. Se acercaron, nos abrazaron y susurraron palabras dulces de cariño y consuelo. Me quedé allí, meciendo a mi hijo y así adormeció.
Seguramente los incrédulos de guardia van a tirarse por el suelo de tanto reír, porque no aceptan que un árbol pueda abrazarnos, que el eucalipto sea capaz de facilitar un proceso, al fin y al cabo son plantas, seres inanimados. Desmayarse entonces, ni pensarlo.
Pues bien, D. María es evangélica, llegó a casa y se espantó con el estado en que se encontraban sus violetas, todas descolgadas, casi muertas. Ella ama sus plantas con pasión, como se suele decir. No se contuvo, se agachó frente a ellas y le habló cariñosamente a cada una, tocando ligeramente sus hojas, como hace con sus nietos y biznietos. Permaneció allí orando y mirándolas con afecto. Entró en su casa y se fue a descansar. Dos horas más tarde fue a observar sus queridas plantitas. Rió intensamente, cuando vio que sus violetas estaban todas empinaditas, lozanas y muy lindas. ¿Qué milagro será ese? ¡O será un efecto natural, causado por un intenso amor dedicado a estos seres que aún no son inteligentes, pero que sienten nuestro odio o amor! Y cómo sienten.
Hay también casos en que la persona y su casa se encuentran con energía negativa, contaminada, por enconadas disputas y discordias. En esas situaciones es recomendable el empleo de plantas de protección y limpieza y los resultados siempre son excelentes. Tras el proceso, indico que la planta, casi siempre mustia después de ese acto de abnegación y sacrificio, sea homenajeada, con un funeral simbólico.
Puede hacerse así, el funeral: Coloca lo que ha quedado de la planta en un papel de regalo, utiliza una cinta plateada para atar el envoltorio y haz una oración de gratitud, visualizando que la reciben los ángeles y maestros del Universo y deposita el envoltorio en el cubo de la basura.
Algunos árboles, bastante conocidos, tienen, en el sentido energético, funciones específicas e importantes. La higuera, por ejemplo, es protectora de los niños; su fruto contiene las fuerzas ocultas del Sol; el higo desarrolla el éter sexual, mientras que el roble es una fuente de protección espiritual y en él habitan los Espíritus. Los druidas realizaban cultos a las sombra de los robles y creían que los Espíritus se comunicaban con ellos, a través de los follajes.