Valor para cambiar
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 26/09/2016 10:07:39
Autor Tom Coelho - [email protected]
Traducción de Teresa
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“El valor es la primera cualidad humana,
pues garantiza todas las demás.”
(Aristóteles)
Es preciso discernimiento para identificar lo que nos hace daño y valor para eliminar tales factores de nuestras vidas. Todo lo que hacemos sólo tiene sentido cuando puede proporcionarnos alegría y placer. Es evidente que hay tareas operacionales y situaciones aburridas que marcan nuestro cotidiano, pero incluso esas han de estar vinculadas a un objetivo mayor.
Si estás en una empresa o ejerces una actividad profesional que está siendo un fardo en tu trayectoria, tienes que pedir tu cese o buscar una nueva carrera. Ciertamente esta no es una elección fácil, pero ¿por cuántos años pretendes prolongarlo? Lo opuesto de la implicación es la falta de reconocimiento…
Si estás en una relación amorosa marcada por discusiones e incomprensiones, usa del diálogo para alcanzar la conciliación, recordando que cuando una de las partes está en lo cierto, eso no significa necesariamente que la otra esté equivocada. Cuando hay cariño y amor, la tolerancia y la empatía prevalecen, rescatando los sentimientos. Pese a todo, cuando una relación se vuelve meramente protocolaria, caracterizada por la amistad, aunque haya respeto y admiración entre las partes, es hora de dejarlo, o ¿crees que envejecer al lado de quien no amas te hará bien? Lo opuesto del amor es la indiferencia…
Muchas de nuestras decisiones se ven aplazadas por cuestiones económicas. Tú te mantienes en el empleo porque necesitas asegurar tu sustento; persistes en una relación insípida porque una separación implicaría el reparto de los bienes o la interrupción de planes previamente trazados. De esta forma, alimentamos la infelicidad. Créelo: las cuestiones materiales se resuelven con el tiempo, ya que siempre será posible reiniciar. Pero tienes que desarrollar el arte del desapego y aprender que menos puede ser más.
Perseguimos la felicidad como si ella fuese nuestro único y mayor objetivo. Sin embargo, la felicidad son momentos, ocasiones puntuales en que la sonrisa espontánea se revela, regada por besos dulces y abrazos cálidos. En cambio, la infelicidad, cuando nos abate, tiene la capacidad de prolongarse, pues no desea ser breve. Ella se instala en nuestra mente y en nuestro corazón, comprometiendo el raciocinio, las relaciones y toda nuestra rutina. Cuando la infelicidad fija su morada, el desencanto y la angustia nos visitan, pudiendo conducir a la desesperación y a la depresión, entre otras enfermedades.
El mundo que se nos vende cuando somos niños no es real. Es una ficción, pues creemos que todo es posible, que el bien siempre vencerá al mal y que la vida puede ser perfecta. Pero es esta inocencia lo que hace a la infancia ser la mejor fase de nuestra existencia – y proporcionar esta experiencia es la mayor responsabilidad de los padres en relación a sus hijos, aunque tampoco puedan dejar de prepararlos para el futuro. Esta inocencia es sustituida por la madurez que nos enseña que la vida es el arte de los encuentros, desencuentros y reencuentros. Aprendemos que nuestros actos tienen consecuencias, tanto agradables como dolorosas, y que las cosecharemos en el transcurso del tiempo. Descubrimos la fuerza de las palabras y que la comunicación es la base de todo, comprendiendo que más importante que lo que dices, es cómo lo dices.
Es esa madurez lo que nos enseña a valorar lo que realmente importa. Tenemos la costumbre de dar importancia a malestares, disgustos y resentimientos, cuando lo que necesitamos es aprender a prescindir de las situaciones indeseables, apreciando aquello que nos hace mejores.
Al fin y al cabo ¿cuál es la vida que deseas para ti?
* Tom Coelho es educador, conferenciante en gestión de personas y negocios, escritor con artículos publicados en 17 países y autor de nueve libros. E-mail: [email protected]. Visita: link, link y link
