Vamos a conseguir el amor que falta en nuestras vidas
por Izabel Telles em STUM WORLDAtualizado em 30/05/2009 13:56:20
Traducción de Teresa - [email protected]
Siempre que acabo una sesión, me gusta preguntar a mi paciente: si tuviésemos ahora aquí ante nosotros la lámpara de Aladino y después de friccionarla se nos apareciese delante el genio sediento de conocer nuestros deseos, ¿qué petición le harías?
Muchas veces oigo:
- ¡Un amor en mi vida!
Amor de hombre, amor de mujer, amor de amigo, de hijo, de alguna mascota, amor de otro ser visible o invisible, amor de la madre, del padre, de los hermanos, de las hermanas, en fin, un amor.
Sé que siempre me sonrío con la petición. Casi incluso ya sé que la van a hacer. Y pienso que la falta de amor puede convertir la vida en algo sin sentido. La falta del amor puede lanzarnos al anonimato, a la sensación de no pertenecer al grupo en que hemos elegido vivir.
Puede también traer la sensación de aislamiento, de no haber sido capaces de “conquistar” a alguien que nos colme de cariño y felicidad. Y nos llene el alma de la sensación de pertenecer a las más altas vibraciones del Universo.
Y cuando este amor, idealizado como en los romances, no se produce, la sensación puede ser la de una derrota emocional por no haber sido capaces de realizar aquella película de pasión, en que la imagen de una pareja feliz aparece siempre en colores, revelada en una montaña de latitas atadas al parachoques del coche de los novios.
Cuando una persona está amando, su condición humana pasa a ser una condición divina y parece incluso que está siempre acompañada por ángeles. Todo está bien. La convivencia con los semejantes se vuelve más fácil, soportar los problemas inherentes a nuestra jornada parece que se hace más leve. ¿No estás de acuerdo conmigo?
¡Ah! ¡El amor!
Naturalmente el gran desafío que hemos venido a enfrentar en esta experiencia planetaria es ante todo amarnos a nosotros mismos tanto y tanto que el amor se escurre por nuestras células y se identifica con otros amores que vamos encontrando en nuestra andadura…
Pero como esto es un proceso largo, me gustaría dejar aquí un ejercicio con imágenes mentales para que lo hagas todos los días durante algún tiempo – como mínimo 21 días – para poblar tu cuerpo emocional de amigos, amores, y de la poderosa sensación de pertenencia. O también para el caso de que al frotar la lámpara de Aladino tu petición sea la misma que he venido oyendo de mis pacientes.
Vamos al ejercicio:
Encuentra un ambiente silencioso, calmo, relajante y entonces siéntate, cierra los ojos y respira algunas veces hasta entrar en un estado de calma.
Ahora, con la intención de poblar tu mundo emocional, imagínate sentado en una playa mirando al mar.
Siente, percibe, escucha el rumor de las olas, el calor del sol sobre tu cuerpo, la brisa mansa jugando con tus cabellos. Percibe la vastedad de la naturaleza, la inmensidad del cielo y toma conocimiento de que formas parte de todo eso. Y ahora mira o imagina que ves un barco que se acerca por el horizonte, lleno de personas alegres, bien dispuestas, conviviendo agradablemente en el mismo espacio.
Imagina que este barco llega hasta la playa y que tú eres llamado por tu nombre muchas veces e invitado a embarcar en él.
Dentro del barco eres recibido por todos con amistad, amor, ternura, cariño. Reconoce este lugar y concédete disfrutar de este viaje acompañado por amigos, por amores, por personas que vibran en tu misma sintonía.
Entonces respira y sintiéndote colmado, abre los ojos.