Venenos Mentales
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:25
por Nadya Prem (Nadya Prado)
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Traducción de Teresa - [email protected]
Todo sufrimiento es un síntoma, una medicina amarga, para curar el alma de los venenos de la mente.
El budismo describe los tres principales venenos: apego, ira e ignorancia.
En su historia, Siddhartha Gautama es tentado por las tres hijas de Mara o Maya, el demonio de la ilusión. Él sólo observa las tres fuerzas de Maya, sin deseo y sin repulsa, alcanzando la iluminación, convirtiéndose en el Buddha.
Buddha significa el iluminado, que como la flor de loto nace en el pantano, se abre a la vida con su belleza y su luz.
Todos nosotros traemos el iluminado en nuestro cierne y podemos revelarlo, como hizo Buddha.
La mente es enferma por naturaleza y la psicología oriental nos enseña el camino del despertar, para que podamos disolver los venenos que ella produce y que acosan a nuestro espíritu, haciéndolo enfermar y sufrir.
En este contexto, la mente es tenida como causa de toda infelicidad. La psicología y la medicina de Occidente no comprenden por este prisma los desequilibrios que nos asolan, y dejan una laguna que la enseñanza oriental rellena.
Estamos inseridos en el ciclo natural del nacimiento, crecimiento, envejecimiento y muerte del cuerpo. No podemos desvencijarnos de nuestra conexión con la madre Naturaleza y Gaya. La temporalidad es el fluir de la vida que hace trascender el espíritu. Esta verdad nos lleva por el camino de en medio, que el observador atento recorre entre el cielo y la tierra, el bien y el mal, la vida y la muerte, el espíritu y el cuerpo.
Sin embargo, como hijos desgajados, nos alejamos de nuestra esencia natural y espiritual, enloquecidos y embotados por los venenos que la mente exhala.
Apego
Consiste en el deseo de posesión de objetos, personas y fenómenos. Querer "tener", poseer. Sin embargo, nada nos pertenece, a no ser nuestra consciencia y el momento presente.
El otro extremo del apego es la repulsa. Cuando sentimos dolor procuramos alejarnos, repudiamos aquello que nos ha causado el sufrimiento. Cuando sentimos placer, deseamos más y más.
Si Buddha desease o repudiase a las hijas de Maya, hubiera caído en las redes del apego.
Trata de percibir cuánto has venido sufriendo a causa del apego.
Ira
Es el sentimiento contrario al amor y tiene sus raíces en el miedo, causado por la ilusión de separatismo del ego. Vivimos en un mundo violento, conturbado y lleno de ira. Si Buddha hubiese reaccionado al acoso de Maya, atacando a sus hijas, él estaría en el dominio de la mente y del veneno de la ira.
Ignorancia
Es la falta de consciencia, que está limitada por el sistema de creencias en que se apoya el ego para mantenerse vivo en nosotros. Por medio del autoconocimiento accedemos a la consciencia que despierta de la ilusión. Si Buddha se dejase llevar por Maya, él no podría alcanzar la iluminación.
El camino de la sanación
Por tanto, los tres pilares en que se fundamenta la psicología oriental budista para el camino de la sanación son el desapego, el amor incondicional y la sabiduría.
El desapego nos abre espacio para el amor que nos conecta con la sabiduría del observador.
Para alcanzar la plenitud y la felicidad es preciso desapegarse. El apego causa sufrimiento.
La pérdida de un ser querido, perjuicios financieros, fin de una relación amorosa y tantos otros acontecimientos que la temporalidad nos impone, causan un enorme sufrimiento. Cuanto más deseemos algo, más condicionados al apego estaremos.
Para practicar el desapego, puedes empezar por hacer una limpieza a fondo en tu hogar. Percibe cuán apegado estás a los objetos y hazlo con mucha sinceridad. No niegues tu deseo de posesión.
Puede ser una foto, una prenda de ropa, un objeto que te remita al pasado con mucha fuerza. Míralo, tómalo y siente lo que aquello representa para ti. Toma conciencia de que esto es pasado y vienes arrastrando ese dolor para el presente. Puedes decir que sería falta de amor deshacerte de ese objeto, de ese sentimiento. No, no lo es. Esto es desapego. El amor, lo guardamos en el corazón.
Tíralo, desapégate, percibe que el sufrimiento acompaña a ese apego, porque si fuese amor, no habría dolor. Transmuta el apego en amor. Ilumina ese sentimiento que arrastras del pasado, tomando conciencia de él y sacando a la superficie la sabiduría del Buddha que habita en tu ser.
PRÁCTICA PARA DISOLVER EL VENENO MENTAL DEL APEGO
Elige un objeto que tenga valor sentimental para ti;
Colócalo ante ti de forma que puedas mirarlo;
Siéntate y fija tu mirada en ese objeto por algunos instantes;
Entra en contacto con los pensamientos y sentimientos que él te trae;
Cierra los ojos y visualiza el objeto;
Imagina que estás tirando, rompiendo o quemando ese objeto;
Percibe el sufrimiento que esto te ocasiona;
Continúa deshaciéndote del objeto mentalmente e incluye en la escena el sufrimiento que se va disolviendo juntamente con él.
Permanece en esta práctica hasta que todo el sufrimiento se disuelva;
Abre los ojos al terminar y vuelve a mirar el objeto;
¡Si ya no hay apego podrás ahora deshacerte de él sin dolor!
Esta es tan sólo una parte del proceso terapéutico transpersonal de la psicoterapia budista. En otros artículos trataremos de otros aspectos y prácticas que nos ayudan a eliminar de nuestra vida los venenos mentales que nos quitan la oportunidad de una vida auspiciosa.
"Tú eres hijo del Divino, eres el espíritu santificado. Trajiste la palabra del Hombre a tu boca y contaminaste tu corazón con los deseos. Pero nada de esto tiene valor y sólo es una ilusión de tu ego, el fundador de todo sufrimiento." Shan (mi maestro espiritual).
¡Namasté!
