Verdades innecesarias...
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 24/02/2006 13:42:02
Traducción de Teresa - [email protected]
He pasado casi toda mi vida apostando a que, en una relación sentimental todo debería decirse, todo debería contarse, sin omisiones ni mentiras. Tardé mucho en comprender que existen verdades innecesarias.
Hechos que nada acrecientan, que lastiman al otro y no proporcionan avance a la relación; al contrario, causan dolores y resentimientos, sin motivos que justifiquen su revelación, sirviendo más como tortura que para facilitar la resolución de problemas y desentendimientos.
Sé que esta percepción mía puede dar lugar a polémicas, sin embargo no estoy defendiendo la mentira conveniente al que la cuenta, sino el silencio que respeta al otro, la omisión que evita los celos, la inseguridad y las lágrimas. Tampoco pretendo incentivar engaños e infidelidades, sino apenas defender el derecho que tenemos a no oír lo que no necesita ser oído. Si tú no debes y realmente pretendes depositar tu inversión en este amor, ¿para qué entrar en asuntos que hacen aflorar sentimientos como el orgullo herido, la ira y la inseguridad?
He vistos parejas que, en una decisión inmadura o en momentos de impulsividad, revelan detalles de ciertas actitudes o cuentan acontecimientos del pasado e incluso del presente que no tienen importancia y no cambian los sentimientos, pero que, cuando mencionados, provocan en el otro dudas que pinchan la auto-estima y zarandean la auto-confianza.
Por ello, he ido observando que las palabras pueden ser esenciales cuando sirven para posicionar al otro sobre un sentimiento verdadero (recíproco o no) o sobre algo que tenga significado bastante para influir en la relación. Caso contrario son innecesarias, sirviendo para cultivar “sabandijas” que acaban con la armonía entre personas que se aman.
Claro que todo se vuelve más fácil cuando los dos están conscientes de esto y el uno no vive aguijoneando al otro con preguntas fuera de lugar, intentando investigar una situación a toda costa, porque este comportamiento sirve apenas para certificar el dicho popular: “¡el que busca, encuentra!” :
Invierte en intenciones válidas, en verdades constructivas y en el deseo sincero de hacer funcionar tu relación sentimental. Así, estoy segura de que bastantes menos personas habrían de sentirse tan fragilizadas y tan temerosas de amar nuevamente si no fuesen expuestas a palabras tan dolorosas, verdades tan vacías y tan inoportunas.
Cuando sientas deseos de disparar palabras contra el otro como si fuesen tiros de escopeta, respira hondo, da media vuelta y márchate… ¡Más tarde, con los ánimos menos alterados, seguramente conseguirás decir lo que tiene que decirse, sin caer en la tentación de herir para defenderte de lo que quiera que sea!
¡En última instancia, ahorrar sufrimiento a un corazón siempre es un acto de amor, especialmente en los momentos en que esto nos parece más difícil!